Arturo Prat y Diego Portales

Ya lo se, todos los 21 de mayo  escribo sobre lo mismo ¿es que no me voy a aburrir nunca? Claro que no señores, escribiré una y otra y otra vez cada 21 de mayo sobre el Combate Naval de Iquique, porque en él se refleja mucho de lo que queremos ser los chilenos, como nos vemos a nosotros mismos y qué es lo que más admiramos.

Y como estamos de repeticiones, coloquemos otra vez la arenga de Prat justo antes del combate cuando -luego de preguntar si había almorzado toda la gente- se dirigió a ellos con esta breve arenga:

"Muchachos, la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que esta no sea la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva esta bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber ¡Viva Chile!"

Así fue, corta y sencillita, sin frases ampulosas ni palabras rebuscadas, algo que cualquira podía entender: estamos en desventaja pero "ánimo y valor", mientras yo esté vivo no nos rendiremos y si me muero, mis oficiales tampoco se rendirán.

Ahi fue cuando Chile ganó la Guerra del Pacífico, desde ese momento  todo el país se movilizó hacia la guerra, lo que -junto con una cadena de episodios de increíble buena suerte- nos permitió ganarla. Las guerras se deciden siempre así: con voluntad y suerte. 

La popularidad de Arturo Prat en Chile se disparó ese día de 1879 y sigue alta hasta hoy pese a que Prat nunca fue un gran prócer. No es representado como gigante en las estatuas, todo lo contrario, en casi todas las ciudades de Chile hay un busto de él donde aparece chico y relativamente flaco.

Es el hombre común que en el momento de apuro se convirtió en héroe: un héroe discreto como diría Vargas Llosa. 

No se le conocen discursos brillantes porque no le interesaba la política y ni siquiera hizp mucho para avanzar en su carrera en la Armada, a la que ingresó a los 8 años de edad. Lo que más preocupaba a Prat era cumplir con lo que consideraba su deber.

Por eso se tituló de abogado mientras era marino y defendió a compañeros acusados en la Corte Marcial. En el diario El Mercurio del 2 de agosto de 1876 aparece la siguiente nota siendo el primer marino en servicio activo en titularse como abogado:

"Es un abogado en la más estricta acepción de la palabra y de ello tenemos pruebas evidentes  en algunos escritos que la prensa ha registrado sobre cuestiones de jurisprudencia y en los cuales campean  la observación certera y el lógico razonamiento. Lo mismo nos prueban algunas defensas que el señor Prat  ha hecho con brillo en consejos de guerra y que también se han publicado. Nuestra Armada, cuenta desde hoy, con un abogado, que es el primero salido de su seno".

No estuvo metido en las intrigas de poder que se armaban dentro de las instituciones porque nunca actuó como un escalador. Además de su carrera como oficial y profesor en la Escuela Naval, hacía clases -ad honorem- en la escuela nocturna Benjamin Franklin de Valparaíso, enseñando ciencias naturales y moral ¿se imaginan la quebradita de decir "yo fui alumno de Prat en mi escuela"?

Un tipo común y corriente, incluso medio apagado pero que supo poner la cara en el momento en que se necesitaba. Arturo Prat fue claramente un producto de las ideas y el espíritu que sembró don Diego Portales en Chile, hubo otros como Montt y Varas, pero Prat fue el caso más brillante.

Es inevitable hacer esta relación entre Prat y Portales porque ambos eran tipos comunes y corrientes, casi antihéroes que solo se destacanan cor su obsesión de cumplir lo que consideraban su deber.

Como escribió don Diego "un gobierno fuerte, centralizado, cuyos hombres sean verdaderos modelos dé virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes".

Para mi nuestros verdaderos Padres de la Patria fueron los portalianos, la huella de Diego Portales ha sido larga y profunda en Chile y existe hasta el día de hoy. 

No es políticamente correcto decirlo, pero sin desmerecer lo que hicieron nuestros libertadores; Carrera, Ohiggins y los demás, quedan muy disminuidos ante las figuras portalianas, que igual tuvieron defectos, pero no fueron masones, mezquinos ni divisionistas. Sobre todo dejaron huella muy profunda en Chile.

Por eso creo que los portalianos fueron los verdaderos Padres de la Patria, los que formaron el carácter histórico de los chilenos hasta el día de hoy. Los libertadores, muy bien por lo que hicieron, pero cada cosa en su lugar y a cada cual el mérito que se merece.