Ese es mi ídolo

Mañana partimos de nuevo, tengo harto que hacer la semana que viene, dos días de clase antes de la prueba y estoy un poco atrasado con la materia, pero no importa, mañana nos ponemos al día. También seguramente habrá una reunión por lo del nuevo proyecto, no se como lo voy a hacer si coinciden las horas ¡ahora soy un tipo ocupado! en fin, espero que no sea por mucho tiempo.

Curioseando en la web encontré el "escudo" de la familia Pozo, siempre me han hecho bromas por mi apellido materno aunque a mi me gusta mucho ¿pozo séptico? NO señores ¡pozo petrolero, lleno de riquezas!. La verdad es que entre los Pozo tengo a mis parientes más queridos y nunca he intentado escribir algo sobre eso, probablemente nunca lo haré porque no me voy a poner llorón y sentimental a estas alturas de la vida.

Mi abuelo se llamaba Manuel Pozo y creo que era de Talca, gente de campo empobrecida y orgullosa según mi mamá, de esos con abrigo de pelo de camello todo apolillado tratando de mantener las apariencias. Dicen que mi bisabuelo era tan flojo que se le rompían los pantalones en las asentaderas, siempre decía que la noche es para dormir y el día para descansar. Mi abuela, Berta Pérez en cambio venía de una familia encopetada y pituca. Los parientes con plata que tengo eran por ese lado: Pérez Labra, Pérez Larraín y Pérez Correa, de estas últimas recuerdo a unas tías que me querían mucho y tenían una verdadera mansión con ascensor y todo, un lujo asiático para mí en los sesentas.

Sin embargo los Pozo tienen una gracia: son una de las familias fundadoras de Chile porque el re-tátara-tátara abuelo Alonso del Pozo y Silva, nacido en Sevilla en 1580 llegó con el conquistador Pedro de Valdivia y fue corregidor de la provincia del Maule en 1628, algún tátara-tátara se debe haber fundido con la plata porque -que yo sepa- no fue nunca una familia próspera. Cuando yo era Chico mi mamá me llevaba al museo histórico, que estaba al borde del Santa Lucía y me mostraba muy orgullosa la genealogía de José Miguel Carrera emparentada con mi abuela. A mi en verdad siempre me importó un comino, sin contar con que los Carrera siempre me cayeron mal.

Mi bisabuela materna tenía cara de hombre y según cuentan un carácter endemoniado. Mis abuelos tuvieron cuatro hijas: María Berta, María Eugenia, María Rebeca (mi mamá) y María Florencia que fueron muy unidas en vida, hoy están todas en el cementerio. Mis primos fueron mi familia más querida porque todos llegaban a mi casa: Leo y la Tita, hijos de la tía Berti. Jandro y Queca hijos de la tía Flory. Y sobre todo Mario, Camilo, Horacio, Ricardo y la Queny hijos de mi tía Mery, que vivíeron por temporadas en mi casa y fueron como mis hermanos. ¿Y a quien le importa todo esto? bah, a mi me importa, saludos para todos donde sea que esten. Ricardo al menos ya llegó al cementerio, ya nos tocará a nosotros.

Creo que es medio ridículo, bien ridículo en realidad, eso de enorgullecerse de los antepasados. Dudo mucho que exista alguna clase de genética que se trasmita, de ser así la mía sería claramente recesiva porque tengo más taras que aptitudes. Pero las historias familiares siempre tienen una carga de curiosidad y sentimentalismo, cuando recibí un mail de mi prima Angélica (que murió el año pasado) donde decía "los Bradanovic eran casi todos artistas" o cuando Walfried me escribió sobre su padre "sabras lo especial que el fue, de grandes ideales, de muchas aventuras, de gran corazon, pero de poca fortuna; el sino de los Bradanovich" no puedo dejar de sentirme un poco identificado. Para que hablar de mi familia materna que -como dije- son los que más quise.

En fin, mi antepasado favorito es mi tío Arturo Pérez Labra, cura de alto rango, millonario, escandalosamente mujeriego que se las daba de intelectual, según leo en Internet:

"Conviene decir al respecto que el pensamiento de Maritain es supra-temporal. Maritain sólo se refirió a Chile cuando Arturo Pérez Labra, mal interpretó unos diálogos de él en El Diario Ilustrado. En lo demás Maritain desconfió siempre de los políticos, por lo que no le interesó mucho estar informado sobre lo que sucedía en Chile en el orden político cristiano".

O sea intelectual al cuete igual que yo, siempre guatiando. Cuando murió el tío Arturo, mi mamá y sus tres hermanas eran las herederas directas de su enorme fortuna, pero el hombre era vivo, traspasó toda su plata a la sociedad de beneficencia Santo Tomás que hasta el día de hoy maneja una cadena de colegios, uno de ellos se llama Monseñor Arturo Pérez Labra. Nunca había visto más furiosa a mi mamá como el día en que la acompañé a la lectura del testamento ¡el muy tacaño nos dejó 50 míseros escudos jaja!

Cuando estuve en Santiago fuí a conocer su imponente mausoleo en el cementerio católico, donde se rodeó cuidadosamente de puros parientes de apellido aristocrático, su tumba está llena de inscripciones porque dicen que hace milagros. ¡Tio Arturo, mándate un par de milagros para tu sobrino que te admira, eres mi ídolo!. Y no es chiste.