Aquellos ojos, velados por la emoción, con desafiante intensidad trágica,buscaron los suyos durante un segundo, y temblaron al borde del reconocimiento, pero entonces comenzó a llevarse la mano hacia la cara como para desviar, para rechazar, en la agonía de una mezquina vergüenza, la mirada de ellos, como si les suplicara que evitaran por un momento lo que él sabía que era inevitable, como si quisiera forzarlos a aceptar ese resentimiento infantil que le causaban las interrupciones, que incluso en el momento del descubrimiento no iba a ceder, sino que iba agarrarse a algo que era propio de esta deliciosa emoción, esta impura rapsodia que le avergonzaba, y entonces dio media vuelta ante ellos, como si diera un portazo para refugiarse en su intimidad; y Lily Briscoe y Mr. Bankes miraron algo inquietos hacia el cielo, y advirtieron que la bandada de pájaros que Jasper había alborotado con la carabina ya se había posado en las copas de los olmos
Ayer empecé a leer El Faro de Virginia Wollf y aguanté hasta la página 17, no pude seguir, tendré que juntar mucho aburrimiento para terminarla. Desde que leí Por el Camino de Swan de Marcel Prouet que no me costaba tanto seguir una novela, entiendo muy poco de estilos literarios y cosas así pero Virginia Wollf debe ser una estilsta, con toda esa minuciosa explicación de las emociones de la Sra Ramsay cuando iba a comprar pan y cosas por el estilo. Lo voy a leer igual, tal como terminé de leer -a tropezones- a Proust, pero no me pidan que me guste. Doña Virginia Wollf la famosa novelista, me parece una majadera, que quieren que les diga.
Flaubert también era un estilista pero usaba las palabras justas y no descuidaba el interés del lector, Madame Bovary con sus latosos diálogos interiores seguía siendo creíble y yo reconocía a muchas mujeres reales que he conocido, no me pasa lo mismo con Mrs. Ramsay, será porque no soy inglés, pero si vamos a eso de franchute tampoco tengo nada.
Yo valoro una novela de acuerdo a la emoción que me produce, también si me entretiene y en mucho menor medida si me convencen las ideas del autor. Por lo general las novelas de ideas o novelas-ensayo son pésimas, una completa lata, excepto tal vez unas pocas de Aldous Huxley, Borges o de Orwell. Pero las novelas realmente buenas trasmiten emoción con economía de medios.
Cuando no existe la economía de palabras tenemos esas llenas de verborrea como Proust escribiendo montones de páginas con sus pensamientos cuando se come una madeleine, o cuando Virginia Wollf usa 17 páginas para hablar de la irritación de la Sra. Ramsay hacia su marido. Así son las novelas de estilo y hay otras peores que además de meter la emoción a la fuerza usan con abundancia los clichés: esos son los folletines. Pero incluso los folletines pueden ser disfrutados si los escribe un tipo endiabladamente hábil como Charles Dickens ¡que pedazo de escritor! pero de esos hay muy pocos.
La verdadera emoción, la frase justa y el estilo sencillo pero potente lo tienen Isaak Dinensen, Christopher Isherwood, Giorgio Bassani, Truman Capote, Vargas Llosa o Ernest Hemingway, que escribía justo al borde del folletín . Hay muchos más pero esos se me vienen a la cabeza como los mejores. Kafka es un caso raro, pero hay que tomar en cuenta que escribía principalmente para si mismo y tal vez para espantar sus fobias, igual es extraño que haya dicho que le gustaría llegar a ser el Charles Dickens del alemán, pero en fin, todo en Kafka era extraño, apuesto que consumía drogas.
Hay tantos libros buenos que no entiendo como un tipo se atreve a escribir una novela hoy, pienso en Hernán Rivera Letelier, que es un escritor pasable y entretenido, cuando habla de su obra como gran cosa y describe su trabajo como bueno y riguroso ¿creerá en lo que está diciendo?. Después de leer a Isaak Dienensen, que escribió un solo libro bueno (Out of Africa) yo no me atrevería a publicar nada que -por lo menos- no se le acercara a eso.
Claro que hay literatura de entretención como lo que hace Roberto Ampuero que puede ser muy valioso y un gusto de leer, como eran los cuentos de Ring Lardner, Saul Bellow, George Simenonen en sus buenos años, todo eso está bien mientras no se ponga pretencioso, no solo de alta cocina vive el hombre, también se pueden comer sandwiches muy ricos, todo bien mientras se sigan vendiendo como sandwiches.
Ah y en fin, raya para la suma, no me gustó Virginia Wollf para nada. Hoy en la tarde, cuando esté más aburrido voy a seguir leyendo, hasta que la termine. Eso se llama masoquismo. Hasta mañana.
Don Tomas.Esta escritura de la Virginia me puso muy caliente y me puse a pensar en su muy viril persona!!
ResponderBorrarUf,me subio la bilirrubina.
Paloma
Basta de bromitas hombre! te conozco mosco...
ResponderBorrarPor el lado de la emocion con economia de recursos creo que faltaron algunos Rusos como Gorky o Chekhov. Asimismo vuelvo a recomendar a Primo Levi (especialmente los primeros capitulos de "Si esto es un hombre").
ResponderBorrarAnónimo, claro hay esos y muchos más. Los rusos, F. Scott Fitzgerald (el final de Gatsbi!),Ladrón de Bicicletas de Bertolini, LA Ciudad y los Perros de Vargas Llosa, uff, hay muchos.
ResponderBorrarA Rrimo Levi no lo he podido conseguir de Internet, por más que he buscado.
¡Lo encontré! ah lo voy a leer ahora
ResponderBorrarPues yo ya me lo he leído, y es, verdaderamente, una obra maestra en toda regla.
ResponderBorrarEl problema está en saber apreciar una buena obra, y esta, lo es. Les animo a que sigan leyendo a Woolf.