"Estuvo en los negocios en la city pero no le fue nada bien, su destino era hacer amigos e inspirar afectos más que ganar dinero"
Hace un año o dos leí esa línea en un obituario del The Independent, pensé que me gustaría que pusieran algo por el estilo después que yo estire la pata y lo copié en la barra lateral de este blog. Los obituarios, que se escriben después que alguien se muere, son un estilo literario en Inglaterra, a diferencia de otros países donde glorifican al muertito (no hay muerto malo), los obituarios ingleses son siempre un poco -o bastante- irrespetuosos, pero nunca falta la nota de simpatía que dice que, al fin y al cabo, el finado era humano y no tan mala persona.
La historia del muerto al que le dedicaron estas líneas, es insólita y divertida, de esas cosas que solo le ocurren a los crazy brits. El finado en cuestión se llamaba Alastair Ivor Gilbert Boyd, séptimo barón de Kilmarnock, que tuvo la particularidad de, en lugar de tener un mayordomo, trabajaba como mayordomo al servicio del plebeyo -aunque forrado en plata- novelista Kingsley Amis.
Pese a que Lord Kilmarnock era un auténtico noble: aparecía en el Who is Who; había pertenecido a la Cámara de los Lores y era patriarca de su antiguo clan escoces, no tenía mayor problema para hacerle el desayuno, la cama y todo lo que necesitara su plebeyo amo durante muchos años. ¿Como llegó a ese trabajo? Simplemente andaba corto de plata y no se le ocurrió nada mejor para tener techo y comida junto con su esposa Hilly Bardwell.
Pero la situación rara no termina allí. El novelista Kingsley había estado casado con la esposa de Lord Kilmarnock, ella cansada del mal caracter y comportamiento mujeriego del escritor se separó y se casó con Lord Kingsley. Cuando se vieron en apuros financieros no se les ocurrió nada mejor que contratarse al servicio de su ex marido. Según el obituario, se especulaba si el trato incluía que tuviera sexo con su nuevo empleador (y ex marido) cosa que todas las partes negaban rotundamente.
Dicen que Kingsley y Lord Kilmarnock se llevaban bastante bien, y se respetaban mutiuamente, pese a que no tenían nada en común. El carácter del escritor era rudo y gruñón y a veces se refería a su criado como "ese tonto de clase alta" Lord Kilmarnock en cambio era paciente y de buena naturaleza y así fue que la relación duró muchos años hasta la muerte del escritor.
It was his own wistful commentary on a life which he lived gracefully and philosophically, with a long-lasting and happy marriage. But it was a life in which he would have preferred much more Spain, rather more money and, surely, rather less Kingsley Amis.
Alastair Ivor Gilbert Boyd, writer, politician: born 11 May 1927; Irish Guards, 1946; served Palestine, 1947-48; succeeded as Baron Kilmarnock, 1975; Chief SDP Whip, House of Lords, 1983-86; Deputy Leader, SDP Peers, 1986-87; chairman, All-Party Parliamentary Group on Aids, 1987-96; married 1954 Diana Gibson (divorced 1970, died 1975), 1977 Hilary Bardwell (one son); died 19 March 2009.
Que historia más divertida, quieren leer el obituario original, escrito por David McKittrick, pueden verlo AQUI, si leen inglés no se lo pierdan, es excelente.
Con Tom McDonnell hemos conversado muchos litros de cerveza sobre las rarezas de los ingleses, escoceses, galeses e irlandeses. No quiero ni imaginarme como será San Patricio si el irlandés Tom anda por estos lados en marzo, pobre mi hígado. Además Tom me dice que ese día podemos pellizcar las nalgas a cualquier chica que no ande vestida de verde, así lo indican las antiguas y nobles tradiciones. No seré yo quien las desobedezca.
En fin, el año 1983 tuve una historia divertida con un taxista en Londres, cuando se la conté a Tom se reía a carcajadas, pero es muy grosera así es que ni muerto la cuento aquí, con esto cierro mi brrrritishh comentario de hoy. Hasta tomorrow.
quedó desubicado el pobre Lord en la vida, como el fantasma de Canterville. Y cuidado con las costumbres irlandes a rajatabla que las únicas mujeres no vestidas de verde en San Patricio podrían ser policías de patrulla.
ResponderBorrarMe pareció una bonita historia la de Lord Kilmarnock, especialmente en un país tan clasista como Inglaterra.
ResponderBorrar¡No había pensado que las carabineras usan pantalones verdes! si me cruzo con una en el día de San Patricio juro que la pellizco, las autoridades tendrán que entender que hay que respetar las tradiciones!
Bah, pero que tonto soy. A las vestidas de verde NO puedo pellizcarlas, snif. Bueno, de repente me topo con alguna que esté en su día de franco...
ResponderBorraroh pero los británicos vienen mostrando orgullosos lo decadente de sus clases altas hace dos siglos. Ya cuando Lord Byron se internaba de fiesta con Mary Shelley en Suiza por no hablar del papanatas del rey Charles.
ResponderBorrarLa sociedad inglesa es increíble, con muchas cosas buenas, otras malas pero sobre todo con cosas raras, parece que les encantan las excentricidades, lo que está fuera de la norma, es muy curioso.
ResponderBorrarTodo es contradictorio, las public schools son una fábrica de gentlemans y de homosexuales (a veces ambas cosas) grandes héroes de guerra como Lord Mountbatten fueron notorios mariposones, es todo muy divertido.
La educación del gentleman -funcionaba al menos hasta los ochentas- era muy dura, curiosa y tenía cosas destacables, las clases altas tenían que dar el ejemplo en todo, pelear en la primera línea en las guerras, mostrar que eran más valientes y capaces de vivir con igual estilo en la riqueza o en la miseria.
A Valparaíso llegaron muchos pioneros ingleses el siglo 19 y trabajaban mano a mano con sus obreros, algunos hacían fortuna mientras otros murieron arruinados pero nunca perdían el estilo.
Gran historia la de este Lord que demuestra que la "clase" no es algo que compres en el mercadillo.
ResponderBorrarSi César, como dice la canción "con dinero o sin dinero" igual buena persona.
ResponderBorrarRealmente son algo muy singular en muchas formas, me pasaron este semestre en historia politica el caso britanico del siglo XVII hasta los comienzos del siglo XIX, y siempre me quedo esa imagen de como es la relacion con tanto con el rey como con los lores, digamos son bastante francos y tienden a caricaturizar asi mismos, ademas otra cosa que resalta porque hasta tiene un caracter juridico, es su "sentido comun" cosa que al parecer solo ellos entienden bien.
ResponderBorrarnada es tan poco común como el sentido común dicen también...
ResponderBorrarjaja, el menos común de los sentidos.
ResponderBorrarLos ingleses están llenos de rarezas, como esa manía por buscar precedentes. Creo que de Oxford fue el alumno que se presentó a dar un examen exigiendo su pinta de cerveza, como le correspondía según había averiguado en un reglamento del siglo XVI, y en la universidad lo reprobaron por presentarse sin llevar espada.
Los nombres de las calles son lo más endiablado que existe: las squares, hill, row y un montón de nombres raros y numeración que salta para cualquier lado. Por eso los taxistas en Londres se demoran hasta 4 años en dar el examen.
En fin, que tipos más raros... ah y todos se parecen a algún pájaro ¡todos tienen cara de pájaro! buitres, gorriones, águilas, pelícanos, etc.