11 agosto 2014

Teoría de agencia para dummies


Supongamos una empresa configurada como sociedad anónima, que podría tener miles de dueños, unos pocos con grandes paquetes de acciones y muchos con pocas acciones, los primeros son controladores y los segundos minoritarios.

Se entiende que los controladores, por tener mayor parte de la propiedad, son los que toman las decisiones y mandan. Sin embargo eso no es práctico en el mundo real ¿se imaginan a un millonario accionista preocupado de contratar y despedir personas, o tomando los cientos de decisiones cotidianas que cada día son necesarias en una empresa? ¿y teniendo que discutirlas con los otros accionistas mayoritarios? en empresas muy pequeñas eso podría ser, pero en una empresa grande es imposible.

Entonces los accionistas mayoritarios forman parte de un directorio -ellos o personas de su confianza- que se preocupa básicamente de dos cosas: tomar las decisiones estratégicas y controlar a los ejecutivos. Los ejecutivos, a diferencia de los dueños, son empleados contratados por el directorio para que en su nombre -y de acuerdo a sus intereses- tomen las decisiones cotidianas. Son los responsables de los resultados de la empresa y si lo hacen mal, simplemente son despedidos y reemplazados por otros.

El equipo de ejecutivos está encabezado por el gerente general y se componen de todos los gerentes de área: finanzas, personal, ventas etc. Existe entonces una delegación de poder en varios niveles. La asamblea general de socios delega poder en el directorio y este en los ejecutivos los que a su vez delegan en jefes de área, el poder delegado es cada vez menor a medida que se baja en la pirámide.

Esa es la teoría y en el mundo ideal parece perfecta, cada nivel tiene poder y responsabilidades respondiendo ante el estrato superior que los vigila y puede despedirlos si no hacen bien su trabajo. Pero el mundo no es ideal y la economía es el reino de los incentivos. Las personas no actuan de acuerdo a deberes ni ideales sino que responden a incentivos. Dicho de manera más clara, por lo general cada quien hace lo que más le conviene. Muy pocas veces las personas actúan contra lo que estiman que son sus propios intereses.

Si vemos esta organización ideal desde el punto de vista del interés de los actores, la figura cambia completamente. Los directores por ejemplo tenderán a poner sus propios intereses por sobre los de la asamblea general. El gerente general tendrá su propio interés frente al de la junta directiva, los gerentes de área también frente a los intereses del gerente general.

Se podría argumentar que existe el bien común de la empresa y que si todos actuaran mirando ese bien común y postergando parte de sus propios intereses el resultado global sería mejor, por el contrario si todos actúan en base a su propio interés la empresa quiebra y eso es malo para todos. Este argumento idealista falla en varios puntos, que se pueden resumir en uno solo: mientras la empresa no quiebre y no se deteriore demasiado, es decir si no todos actúan por su propio interés sino unos pocos, esos pocos tendrán una ganancia neta mucho mayor que si postergan sus intereses por el bien común.

Lo racional es entonces que cada actor llame a los demás a actuar en pro del bien común mientras el mismo actúa basado en sus propios intereses, eso aparece muy claro en ensayos como la tragedia de los comunes, o en el dilema del prisionero. Mientras los incentivos favorezcan la actuación egoísta de unos pocos, todos, o al menos la mayoría racional, querrán actuar así. Es un dilema que no tiene solución ni respuesta.

Bueno, en las sociedades anónimas si existen algunas soluciones, aunque imperfectas, que se basan en las leyes contra las malas prácticas. El escándalo de las tiendas La Polar, del que todos hablaron pero casi nadie entendió, fue un ejemplo de abuso de confianza de los ejecutivos contra la junta de accionistas y al menos parte de la junta directiva. Los deudores no sufrieron mayor daño y por el contrario, fueron injustamente favorecidos en muchos casos por pura demagogia.

El problema es que este conflicto de agencia, que es casi insoluble, se traspasa perfectamente a la política en una democracia representativa. Los votantes son como la junta general de accionistas, los políticos con poder equivalen a la junta directiva y los funcionarios del ejecutivo, legislativo y judicial serían los gerentes. Cada uno de ellos tiene intereses propios por los que trabaja y cada uno también predica la conveniencia del bien común por sobre el beneficio personal. Simplemente porque eso es lo que necesitan: que muchos posterguen sus propios intereses para que ellos puedan beneficiarse personalmente.

Pero existe una dificultad adicional y es terrible: los políticos tienen un poder inmensamente mayor al de cualquier ejecutivo de empresa y llevan decenas de años armando máquinas y mecanismos para consolidarse en el poder, hasta de manera hereditaria. Mientras un ejecutivo deshonesto que defrauda al directorio puede ser enjuiciado y encarcelado, un político deshonesto mientras más alto sea su cargo más difícil resulta de castigar. Creo que ese es uno de los aspectos más tenebrosos de nuestra democracia representativa.

Dicen que no hay nada peor que ser accionista minoritario de una sociedad anónima, se equivocan porque hay algo que es todavía mucho peor: ser ciudadano con derecho a voto en una democracia representativa como la que tenemos.

7 comentarios:

  1. si bien a la economía no le pego ni adentro de un tarro, con esto me queda en parte claro como funciona una gran empresa.

    me quedo con tu ultimo párrafo.

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  2. Si, porque además de los actuales enjagues politiqueros modernos. la política democrática es una concesión que el poder le hace al pueblo.
    La política era del rey, de la corte, de los militares, de los aristócratas, de la alta burguesía hasta que no hubo más remedio que compartirla con todos. Ahora es de las militancias y las partidocracias y de los lobbystas. Siempre es un poco mentira que el poder emana del pueblo, bla, bla,
    En cambio los dueños de la plata son los dueños de la plata y los directores sus empleados. Esos sí son los que mandan.
    Aunque hubo ciclos de decadencia de los dueños en favor de los directores muchas veces.
    Aquí, en Argentina, fue célebre el caso de los administradores de campos y los propietarios durante la era de colonización y expansión agrícola. Unas patricias familias de Buenos Aires nombraban administrador que se internara en el agreste interior para manejar tierras que quizás ellos ni habían visto jamás mientras la familia se iba a París a tirar manteca al techo.
    Años luego el administrador aparecía con mucho campo propio, con ganados, con empresas, y hasta compraba los de los antiguos dueños.
    Claro que eso es un caso particular de decadencia de propietarios rurales. La Bolsa mundial en cambio se basa en la premisa que los controles externos e internos son tales y tantos que la administración profesional decente es un hecho y que el inversor puede dedicarse a comprar y vender acciones sin casi ocuparse de la Administración.
    Si hasta dicen que Warren Buffen invierte así.

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  3. Si se enseñaran más las cosas prácticas y no tanto teorías idealistas, creo que la educación mejoraría su buen poco. También me acordé de donde trabaja mi papá que él ve estos tipos de asuntos .

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  4. Ulschmidt, al revés de la creencia general, yo pienso que el verdadero poder está en la política y no en la guita. Ningún millonario del mundo dispone de fuerzas armadas y de orden como las tiene un político cuando se encumbra y esa es una herramienta del verdadero poder, mucho más allá de lo que se pueda comprar con millones.

    Hay muchos casos como lo que hizo Putin con el billonario Jodorkosky, ex dueño de Yukos, creo que ese fue un ejemplo emblemático y muy claro de lo que pasa cuando se enfrentan los millones con el poder político. Al final, la verdadera fuerza está en las balas, cañones y cárceles.

    Tal como dices la teoría de agencia se ve en muchas partes y los mercados de capitales deben ser los que tienen más controles, claro que igual se hacen cuchufletas, aunque menos.

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  5. El tio Mao decia que el poder nace de la boca del fusil, sin embargo Talleyrand le decia a don Napo, que las bayonetas sirven para muchas cosas menos para sentarse.
    Como siempre, y en casi todo: depende.

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  6. ...nuestros políticos asaltantes son los que hacen de la política un poder superior. Algo así como los Kirchner. Pero el capital huye de ellos o los disciplina a la larga o a la corta.
    Véase Venezuela, que financiaba las "revoluciones del siglo 21" además de financiar la quebrada Cuba hace unos pocos años. Ahora están quebrados ellos, con inflación galopante, desabastecimiento y caída de producción. Necesitan inversión importante y crédito a granel, algo que sólo les llegará si cambian el sistema.

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  7. Claro Ulschmidt, eso muestra que ningún poder es eterno, ni siquiera los monarcas absolutos por derecho divino duraron para siempre.

    Los políticos igual caen, lo malo es que muchas veces se demoran más de la cuenta, es cosa de ver a fidel nomás, o a los norcoreanos.

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