07 septiembre 2018

Respeto

El respeto puede imponerse a la fuerza, pero solo hasta cierto punto. Existe una especie de barrera invisible, establecida por normas creadas por las costumbres, esas son las bases, una especie de barrera invisible de lo que todos respetamos por tradición y porque socialmente es bien visto. Ese es el dique que contiene a las personas y que separa a las sociedades civilizadas de los lugares donde las tribus bárbaras imponen su ley de la selva.

El respeto es una de las características más evidentes de la civilización. Algunos años atrás, cuando uno viajaba a lo que se conocía entonces como "primer mundo", lo que más nos impresionaba era el respeto por las normas y por las demás personas. Cuando viajé el año 1983 y anduve por Europa, quedé alojando con mis primos que vivían en un departamento en Frankfurt, me llamó mucho la atención la cantidad de normas -aceptadas por convención social- que habían, por ejemplo no se podía ocupar el baño después de cierta hora, para no molestar a los vecinos con el ruido, etc. Tampoco cruzaban la calle con luz roja, aunque no viniera ningún vehículo, estaba lleno de gente barriendo y limpiando y cosas así.

Tom McDonnell, que anduvo en Londres no hace mucho, me comentaba que en Europa gran parte de eso ya se perdió, el emigró de Irlanda a Londres de niño y dice que los "Pats" (irlandeses) eran una especie de inmigrantes del Tercer Mundo, pese a que venían del lado, pero en poco tiempo se integraban y adoptaban las costumbres de la clase trabajadora inglesa y luego -si les iba bien- de la pequeña burguesía. Hoy nada de eso ocurre, dice que está repleto de paquistaníes, árabes y toda clase de inmigrantes, ya no queda nada de la vieja ciudad que conoció llena de convenciones y respetos basados en acuerdos tácitos, encontró a Londres irreconocible. Dice que otros países están todavía peor.

Bueno, resulta que en Chile hemos tenido algo de lo mismo, no por la inmigración que es muy reciente y todavía no vemos sus efectos, sino por la irrupción de los afrancesados de izquierda, los piojos resucitados que volvieron del exilio y han copado el poder desde los noventas  -ellos y sus familias- con sus trasnochadas ideas progresistas. Estos lamentables piojos resucitados son los que han ido socavando el respeto y los acuerdos tácitos que siempre tuvimos en Chile.

Viviendo en la frontera, he conversado mucho con amigos de Perú y Bolivia que pueden criticarnos casi todo, pero hay algo que admiran en Chile casi universalmente, que es el gusto por el orden y el respeto que supuestamente existe en nuestro país. Lamentablemente eso se ha ido perdiendo, de la mano del progresismo de bajo presupuesto, podemos ver como las convenciones de educación y respeto vienen en retirada desde hace años y hemos vuelto a la "maravillosa" época de la Unidad Popular, donde el simio que grita y se golpea el pecho más fuerte es el que se impone sobre todos los demás.

No cuesta nada que se pierda el respeto. Los abogados, jueces, fiscales, parlamentarios, etc. hoy se disfrazan de payasos, no solo eso, piensan y hablan payasadas, son extremadamente ignorantes a pesar de haber pasado por la universidad y cumplido con todos los requisitos para titularse- ¿Que ha pasado? ¿Por que pasa todo esto?

La respuesta se encuentra mirando los colegios, especialmente los colegios emblemáticos que eran el trampolín por el cual unos pocos pobres meritorios conseguían mejorar su situación económica y su posición social: El Instituto Nacional, el Barros Arana, Lastarria, Valentín Letelier, que eran la cantera de la movilidad social e intelectual en Chile, hoy son cuna del lumpen, que destrozan, incendian y riegan con gasolina a los profesores, todo impunemente, protegidos por leyes, jueces, fiscales y defensores blandos. Gracias al buenismo perdimos el respeto, la buena convivencia y la buena vida que disfrutábamos.

Porque ese mismo lumpen es el que después le regalan títulos en la universidad, incluso si fracasan en los estudios, pese a la multitud de facilidades, pueden dedicarse a la política como  Boric y convertirse en hombres ricos, ellos y sus familias, con la plata de nosotros, los giles. No tiene nada de raro que se haya perdido el respeto, lo raro sería que podamos volver a recuperarlo, al menos por medios pacíficos se ve muy difícil.

6 comentarios:

  1. Creo que mi generación es la que va a aprender de la peor forma por qué el rigor es tan importante y suponiendo que aprendan, porque hoy todo es más fácil y más rápido de conseguir que antes, donde entre otras cosas, el respeto era algo necesario si uno quería algo.

    La sociedad de hoy es muy caprichosa y utilitarista aparte de hipócrita, la demostración de por qué tanto consentimiento no es buena idea.

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  2. Si Frx, se dará vuelta la tortilla sin duda, en cuanto todos estos energúmenos insolentes salgan a buscar trabajo con sus flamantes diplomas de neurocirujanes y de ingenieres nucleares debajo del brazo y nadie les de pega por más de 6 meses. Ahí se van a dar cuenta como los hicieron cholitos y copmo los usaron, igual que para la famosa "revolución pinguina"

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  3. Según el historiador Alfredo Jocelyn Holt: "Boric no sacó el título por su INCAPACIDAD académica".

    https://www.youtube.com/watch?v=oDF0vJf2d-g

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  4. Es más, los llamados millennials trabajan súper poco en una compañía y no parece importarles. Supongo que eso cambiará cuando la plata ya no les de para viajar por Europa.

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  5. Millenials... que desperdicio humano...

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  6. Hay que ser muy penca para que los reprueben en el examen de grado, yo he estado en muchas de esas comisiones ys e que solo se reprueba a alguien que es extraordinariamente malo (no es broma reprobar a alguien que se ha tirado 8 o 10 años "estudiando"). Mi impresión es que Boric se debe haber querido pasar de listo y pensó que le darían la pasada por su notoriedad pública, y la comisión lo rajó igual

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"