11 junio 2019

La guerra versallesca


En nuestra historia oficial de la Guerra del Pacífico se repite con todo detalle las batallas ganadas y los episodios de heroico sacrificio, sin embargo la guerra fue mucho más que eso. Movido por la curiosidad me puse a buscar como fue que -al principio de la guerra- el Perú tuvo uno de sus hechos de armas más afortunados: la captura de el escuadrón completo de Carabineros de Yungay. Encontré un relato excelente en una antigua revista llamada Cuaderno de Historia Militar, de diciembre de 2014, que cuenta detalles de este episodio muy poco conocido por nosotros.

Era el año 1879, poco después del Combate Naval de Iquique que había inflamado el patriotismo y llevado a la gente común a agolparse en los cuarteles para ir a la guerra, sin embargo la conducción de la guerra un desastre que iba de mal en peor: las malas noticias llegaban cada día y eran festinadas por los "generales de sillón" en Santiago, que tenían sus propios intereses políticos. Pero lo peor estaba todavía por venir.

Muchos jóvenes de las familias principales del país corrieron a alistase y así aparecieron estos regimientos movilizados "de los pijes", entre ellos los Carabineros de Yungay y el Lautaro. El comandante de los Carabineros era Manuel Bulnes Pinto, sobrino del presidente Anibal Pinto y personaje muy importante en la sociedad chilena, porque además era hijo del general Manuel Bulnes, héroe de la guerra contra Santa Cruz.

La decisión de enviar a este escuadrón a Antofagasta fue muy criticada porque allá no se necesitaban para nada, además, pues estaba abarrotada de soldados inactivos. Además la Escuadra Peruana estaba operando en toda la ruta. Pero una orden directa del presidente Pinto se ordenó enviarlos prácticamente sin protección en el Rimac, arrendado a la Compañía Sudamericana de Vapores, con tripulación y mando civil, prácticamente todos extranjeros. Leo que se embarcaron

"240 hombres, 215 caballos, 232 carabinas Winchester, 240 sables, 240 sillas de montar, atalajes completos y otros bagajes enviados para el ejército del norte, en dirección a Antofagasta, sin escolta y a su propia suerte. De la totalidad de los caballos, la mitad iba en el transporte Rímac y el resto en el Paquete del Maule".

Y pasó lo que tenía que pasar, el buque de guerra peruano Unión, bien armado y de mejor andar interceptó y empezó a perseguir al Rimac,  la tripulación extranjera, que llevaba el barco con los chilenos solo quería terminar lo antes posible con el maldito asunto así es que no apuraron mucho al buque. Como los venían alcanzando, Bulnes ordenó botar al mar todo el armamento, se evaluó botar al mar los caballos pero la idea se desechó por varios motivos. Finalmente fueron alcanzados, rendidos y capturados.

El presidente Anibal Pinto, culpable de este error por haber dado la orden directa, le escribió desconsolado a Rafael Sotomayor, su amigo de más confianza:

“La noticia de la captura del Rímac dio lugar aquí a escenas parecidas a las del mes de noviembre cuando vino Francisco Bilbao. La misma chusma movida por los mismos agentes. Imposible imaginar una estupidez igual. La interpelación del senado y las escenas vergonzosas acaecidas con motivo de la pérdida del Rímac me han dejado la convicción de que nunca debimos comprometernos en esta guerra”

Mientras en un diario conservador se escribía

“El congreso continuó, como siempre, perdiendo su tiempo en discusiones de bandería, sin preocuparse gran cosa de la suerte de la patria”

A la tropa los mandaron a un penal improvisado en Arica, mientras que los oficiales fueron enviados al altiplano, donde tenían también a los sobrevivientes presos de la "Esmeralda" durante el Combate de Iquique. Claro que no fueron tratados con algodones, pero en todo momento se respetó la Convención de Ginebra que ambos países habían firmado.

A medida que avanzaba la guerra y la suerte del Perú empeoraba, el trato dejó de ser tan amable y las propias autoridades militares peruanas se vieron en apuros para proteger la vida de los prisioneros. Primero los mandaron a trabajar en las defensas del Morro de Arica, cosa que los prisioneros se negaron diciendo que eran trabajos forzados. Cuando la cosa se puso realmente mala, tuvieron que trasladar a los chilenos primero a Arequipa y luego a Puno, cada vez se hacía más difícil mantenerlos seguros a medida que la guerra avanzaba.

Una cosa curiosa que leo es que los prisionero seguían recibiendo su sueldo todos los meses y el peso chileno estaba mejor apreciado que el peruano, lo que les permitía comprar mejor comida y a veces
incluso comprar el diario de contrabando. Supongo que era parte de los acuerdos de la Convención hacerles llegar el pago.

A medida que pasaba el tiempo y crecía la furia después de las derrotas peruanas en Pisagua y Dolores, las condiciones del apresamiento se hacían cada vez peores. Pero en noviembre de 1879, cuando las fuerzas chilenas ocupan Iquique, pudieron rescatar a 49 marineros y soldados. Luego comenzaron las negociaciones para hacer el canje de prisioneros "hombre por hombre, grado por grado" de los prisioneros de Carabineros de Yungay por prisioneros peruanos de la captura del Huascar, la Picolmayo y otras.

Finalmente los Carabineros de Yungay pudieron volver a Chile, siendo destinados enseguida a combatir nuevamente. Existía una profunda odiosidad entre el comandante Bulnes y su tío, el presidente Pinto, y eso parece que los privó de ir a primera línea, pero finalmente pudieron mostrar de que madera estaban hechos cuando se necesitaron para la campaña de Tacna.

El espíritu caballeroso y versallesco de la guerra, por sobre las brutalidades en combate, se puede ver en esta carta de Miguel Grau al comandante Manuel Bulnes, cuando este le pidió que cuidara la espada de su padre que le habían capturado, miren el texto y el tono de la carta

 “Monitor Huáscar
Arica Agosto 10 de 1879
Muy estimado señor y amigo:
Con verdadero sentimiento, he sabido que el gobierno de mi país ha determinado la traslación de Ud. y demás compañeros de infortunio a la ciudad de Tarma; con cuyo motivo me he apresurado a mi regreso del sur a dirigirme a los señores del gobierno y autoridades residentes en esa (Tarma) i amigos institucionales a los que la amistad conmigo encomiendo su estadía debidamente a usted.
Sin embargo si Ud. lo juzga conveniente acción hacer uso de esta recomendación i le dan a Ud. necesarias excusas de algún género, no olvide i agrado me es repetírselo que puede Ud. contar con toda confianza ocuparme. Pues, al hacerlo así me dará una prueba de aprecio que yo estimaría de alto grado.
La espada de familia que Ud. me encomendó, la conservará mi padre, para ponerla a su disposición tan luego como termine la desgraciada situación en que Ud. se encuentra.
Dígnese saludar a su hermano y los señores Ortúzar y Larraín.
Y deseando a UD: salud y toda clase de prosperidades me es grato efectuarle las consideraciones de particular deferencia y aprecio, confío tenga el honor de suscribirme de UD.
Afectuosamente, Amigo i SS.
FDO.) Miguel Grau.
AD. (P.D)
Todos los amigos de abordo me encargaron saludos a Ud. y principalmente a Reyes y Larraín”

Bueno, por algo le pusieron "caballero del mar", no deja de llamar la atención el grado de amistad que se tenían, que es entendible porque habían combatido juntos poco tiempo antes contra España. Sin embargo llegado el momento, igual mataron y murieron defendiendo a su país, notable.

De todo lo malo finalmente salió algo bueno. La gente en Chile reaccionó cuando vio el peligro y los oportunistas políticos como Francisco Bilbao y otros miserables quedaron desacreditados, nadie les volvió a hacer mucho caso. Rafael Sotomayor, como ministro de guerra en campaña, mejor amigo y hombre de confianza del presidente, tomó la conducción de la guerra en sus manos, sacando a políticos, generales y almirantes mediocres. El Ejército se cuadró detrás de este abogado que -siendo civil- supo ganar el respeto de oficiales y soldados y desde ese momento la suerte de la guerra cambió en favor de Chile

12 comentarios:

  1. Los prisioneros de guerra tienen historias bien interesantes a veces.
    Colonia del Sacramento, un enclave portugués en lo que ahora es el Uruguay , molestaba tanto a las autoridades hispanas que lo tomaron por asalto varias veces - y otras tantas era recuperado por contraataques o en negociaciones diplomáticas.
    Cambió de manos 7 veces. Y cada vez que iba a los españoles estos tomaban a los mercaderes portugueses y los internaban en la Pampa, bien lejos del río, para desconectarlos de su red de tráfico y contrabando. Lo mismo hicieron con sus aliados ingleses que en 1763 les ayudaron a recuperar la ciudad por última vez.
    El caso es que los apellidos lusitanos e ingleses empezaron a sonar en la zona fronteriza con el indio y todavía están dispersos en una serie de localidades, en familias ya totalmente argentinas claro. La política de poblar la frontera con enemigos de guerra rindió su frutos. Uls

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  2. Don Rafael Sotomayor....y su increíble capacidad organizativa , forjo un ejercito y marina de la nada a ser una maquinita eficiente y combativa

    Marcelo

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  3. Ulschmidt ¡no lo pasaban mal los prisioneros en su destierro jaja! Yo recuerdo que por Chiloé hacía la carrera regularmente un buque alemán (creo que se llamaba "Barenstein" o algo así, cuando mi mamá veía algún niño rubiecito me decía "mira ¡ahí va un Barenstein!" algunas aletas chicas estaban llenas de rubios.

    MArcelo, para mi gut fue el héroe desconocido de la Guerra, él ganó la guerra en realidad, peleando contra peruanos, bolivianos... y malos chilenos

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  4. Rafael Sotomayor... ¿por qué nadie me contó de él? Gracias por la leccion de historia, Tomas!

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  5. Un gran héroe olvidado, ministro de guerra en campaña fue el que condujo toda la guerra, decidió y planificó el desembarco de Pisagua, de Ilo (si mal no recuerdo), nombró general en jefe a Baquedano, sacó de la guerra a jefes malos como WIlliams Rebolledo y Erasmo Escala. Se murió muy cerca de Arica, en La Yarada,de un ataque cerebral mientras preparaba el asalto del Morro. Su trabajo fue sobrehumano.

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  6. Muy interesante Tomás este artículo. Para los que deseen profundizar con la realidad, tratos y apoyos administrativos de prisioneros peruanos y bolivianos en Chile, durante la Guerra del Pacífico, me permito recomendar “La Guerra en Cautiverio” de Patricio Ibarra Cifuentes.

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  7. Esa no la conocía Gustavo, la voy a buscar ¡gracias por el dato!

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  8. Acabo de encontrar una serie de artículos de PAtricio Ibarra en la web de la U Bernardo Ohiggins, muy interesantes, están en https://ubo.academia.edu/PatricioIbarraC

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  9. Rafael Sotomayor merece que un regimiento lleve su nombre y un buque de la escuadra.

    Creo que muchos chilenos, sin importar, la generación admiran a Grau. Los que conocen la historia.

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  10. Hubo muchas grandes personalidades en la guerra: Grau, Cáceres, Bolognesi en Perú, Abaroa, Campero, en Bolivia, Sotomayor, Prat, Carrera Pinto, Jose Francisco Vergara en Chile, entre otros. La guerra sacó lo mejor de ellos.

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  11. Entre las mujeres Doña Filomena Valenzuela.........http://linajevalenzuela.blogspot.com/2011/03/filomena-valenzuela-goyenechea.html

    Marcelo

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  12. Sin duda,gran guerrera, iquiueña ilustre, bastión de la Península de Cavancha

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