17 septiembre 2020

Lecciones de El Ladrillo para una nueva economía

El Ladrillo, escrito en los años sesenta y reescrito una década después, en medio del desastre de la Unidad Popular, fue originalmente un programa económico, un plan de trabajo creado por algunos de los mejores economistas de la época,, sin mayores pretensiones que "presentar un análisis coherente, que describa las políticas económicas especificas que Chile debe adoptar para superar la aguda crisis que enfrenta, tanto en el plano económico como en el político y social".

En la práctica fue mucho menos ambicioso porque ni siquiera tocó aspectos políticos o sociales, solo los mencionó muy superficialmente y en lo económico no incluyó un plan de obras públicas ni de vivienda. Pese a haberse auto impuesto un alcance limitado, su valor y consecuencias fueron gigantescas sobre el país.

El Ladrillo tampoco fue un libro, eran páginas mecanografiadas a máquina, que luego se extrajeron las partes más importantes y se reprodujeron en un folleto, del que se sacaron 200 copias numeradas, para su circulación entre altos funcionarios públicos del Gobierno Militar, la definición de "documento de trabajo" le calzaba perfectamente. Recién en 1991, cuando los militares ya no estaban, el Centro de Estudios Públicos lo editó en forma de libro, seguramente con la intención de mantenerlo como documento histórico.

Eso explica un poco que aunque todo el mundo en Chile habla de él, son muy pocos los que realmente lo han leído, resuelto a subsanar esa ignorancia -yo tampoco lo había leído hasta que lo encontré en el sitio de Memoria Chilena- he empezado a leerlo y me estoy llevando algunas sorpresas que me gustaría compartir con ustedes.

La primera es que me he encontrado con un libro clásico, fundamental, pese a que fue concebido hace casi cincuenta  años, es hoy más actual que nunca, en el análisis como las propuestas que contiene, aplicables y necesarias hoy día y dejan al descubierto cada uno de los errores que se han ido cometiendo e Chile desde 1990, cuando los políticos toman el poder, hasta el día de hoy. Leer el Ladrillo nos explica cada una de las cosas que se han hecho mal desde entonces.

También tiene interés el prólogo escrito por Sergio de Castro, desde el punto de vista histórico, donde cuenta como se concibió y quienes participaron. Los autores orignales fueron Sergio de Castro, Pablo Baraona y Emilio Sanfuentes, a quienes se agregaron Manuel Cruzat y Sergi Undurraga. Luego llegaron a colaborar varios otros economistas que con el tiempo serían conocidos como los "Chicago Boys".

Lo primero que se enfatiza en el documento es la necesidad de coherencia, no serviría de nada tener una colección de políticas desconectadas entre si, se debe hacer todo dentro de una sola visión, un marco coherente en el que ninguna política choque o se contraponga con las demás. Se propone un nuevo "sistema" y hacen notar que no serviría de nada implementar solo algunas medidas: o se implementan todas o el plan no funciona. 

Encuentro en el texto la respuesta a la duda de Wilson, de por qué no triungaron los "militres desarrollistas", que los habían y muchos en las Fuerzas Armadas, aquí hay una muy buena explicación:

"Muchos se extrañan y se preguntan como fue posible que el Gobierno de las Fuerzas Armadas aplicara un programa libertario tan ajeno a los conceptos de extrema centralización con que estas operan. Nuestra respuesta es que ello se debió a la visión de que hicieron gala los Comandantes en Jefe de cada una de las Instituciones Armadas. El caos sembrado por el gobierno marxista de Allende, que solamente acelero los cambios socializantes graduales que se fueron introduciendo en Chile ininterrumpidamente desde mediados de la década de los 30, hizo fácil la tarea de convencerlos de que los modelos socialistas siempre conducirían al fracaso. El modelo de una economía social de mercado propuesto para reemplazar lo existente tenia coherencia lógica y ofrecía una posibilidad de salir del subdesarrollo. Adoptado el modelo y enfrentado a las dificultades inevitables que surgen en toda organización social y económica, no cabe duda que el merito de haber mantenido el rumbo sin perder el objetivo verdadero y final corresponde enteramente al entonces Presidente de la República".

Seguramente la última idea se refiere a la crisis de 1982, cuando muchos creyeron que el modelo había fallado sin vuelta y había que volver a las ideas del desarrollismo y los resultados de corto plazo. Otro punto que toca la introducción es la necesidad de crecimiento económico como base de cualquier política pública de recuperación, ponen el ejemplo de como habría sido Chile si hubiese crecido a tasas de 8%, 9% o 10% durante 20 años seguidos. Hoy decir eso es un lugar común, pero a mediados de los 70 era un argumento super poderoso, porque nadie se había molestado en sacar esa cuenta.

El "desarrollo acelerado" en base a un crecimiento sostenido del PIB a largo plazo se convirtió en el objetivo estratégico de El Ladrillo, coherente con el objetivo general de "Hacer de Chile una gran nación" expresado en la Declaración de Principios del Gobierno Militar, este calce entre la idea de grandeza del país y el desarrollo acelerado no es trivial, como parece ahora, porque fue lo que aterrizó la Declaración de Principios, lo que hizo posible que no se quedara solo en una frase de propaganda política.

A diferencia del análisis en el programa de la Unidad Popular, que buscaba causas históricas detectando un único gran problema y una única solución, el análisis de El Ladrillo se limita a listar los principales problemas del país en los últimos 30-40 años:

1. Baja tasa de crecimiento;
2. Estatismo exagerado;
3. Escasez de empleos productivos;
4. Inflación;
5. Atraso agrícola;
6. Existencia de condiciones de extrema pobreza en importantes sectores de la poblacion.

 Fijados estos grandes problemas pasa a listar los malos efectos que han causado

1. Mala asignación de los recursos productivos;
2. Limitado desarrollo del sector externo;
3. Baja tasa de crecimiento de los recursos productivos;
4. Acción indebida de grupos poderosos;
5. Déficit fiscales;
6. Cambio frecuente de políticas económicas;
7. Mal uso del poder político;
8. Déficit de abastecimiento alimenticio.

Lo notable es que ninguno de estos problemas ni sus efectos eran vistos como fundamentales por la intelectualidad política y económica de esos años, que pensaban que eran efectos menores que se solucionarían apenas pudiesen redistribur el ingreso, que consideraban que era el problema principal y único. La introducción desarrolla de manera concisa y brillante cada uno de estos problemas específicos, con lo cual queda listo el diagnóstico.

Es interesante cuando dicen que los problemas están todos relacionados entre si, al igual que sus efectos, no se trata de asuntos aislados, por lo que se deben atacar todos simultáneamente, si un problema no queda solucionado los demás tampoco podrán serlo, esta visión de un sistema complejo inter relacionado también es novedosa, y es algo que nunca toman en cuenta los políticos, que se dedican a atacar los problemas uno por uno, dando prioridad a los que dan mejor resultado en el corto plazo, lo que les permite mantenerse en el poder.

El Ladrillo, si hubiese sido editado como libro, sería  un clásico.del desarrollo, porque además sentó las bases  de la riqueza que llegaría a Chile diez años después. Sin embargo con la crisis de 1982, provocada por la falta de regulación del sector bancario sumada a una catastrófica recesión económica mundial, produjo la tormenta perfecta de una doble crisis, una de las peores de nuestra historia y que puso en aprietos al modelo, muchos pidieron la vuelta al antiguo desarrollismo y las recetas keynesianas.

El propio general Pinochet dudó en ese trance, despidiendo a su ministro de hacienda Sergio de la Cuadra, encarcelando a su ex biministro estrella Rolf Luders y nombrando al radical Luis Escobar, pero en poco más de un año "vió la luz", se dio cuenta que ese no era el camino y volvió a la estrategia original de El Ladrillo. En ese segundo tiempo fue cuando el objetivo estratégico de El Ladrillo se cumple y entre 1986 y 1996 se alcanzaron 10 años seguidos con tasas de crecimiento superiores al 7%

Pese a ser concebido solo como un documento de trabajo, se trata como dije de un texto clásico que nunca ha perdido actualidad y que hoy más que nunca debe estudiarse con mucha atención porque, igual que durante el gobierno de Allende, estamos en el momento justo para planificar lo que habrá que hacer cuando todo lo actual se derrumbe, nos estamos acercando a ese punto y la claridad de las ideas es fundamental.

Tenemos enormes ventajas respecto de los setentas, partiremos de un piso mucho más alto y los dos arquitectos del "segundo tiempo" que transformaron el ladrillo en reformas políticas fundamentales, están entre nosotros y en plena vigencia intelectual: José Piñera y Hernán Buchi segurament están trabajando ideas tal como estuvieron De Castro, Barahona y Sanfuentes en los sesentas.

Ojo con El Ladrillo, tiene mucho que enseñarnos y José Piñera ya ha esbozado la versión 2.0 desde su revista Economía y Sociedad, les seguiré comentando más adelante sobre este extraordinario libro, tan poco conocido y con tanto filete de primer corte. Ns vemos.

2 comentarios:

  1. Leyendo esto, me doy cuenta que sí existía un plan claro y una línea de ruta, simple pero efectiva. Lo bueno, es que no existían políticos nefastos que intentasen "matizar"

    ResponderBorrar
  2. Recuerdo las disputas contra las medidas, especialmente la libertad de precios y la baja de aranceles, fueron autenticas blasfemias no solo contra el sentido comun, sino contra la "ciencia" en las Ues. Los chicagos eran un grupo arrinconado en la catolica, y considerados delirantes.
    Chilito tuvo una suerte inmensa, confiemos la tengamos de nuevo...

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"