Más pastiches: La nube

Contumaz, sigo con temas más o menos técnicos que tal vez no interesen a nadie más que a mi mismo. En nuestra sección de "cosas raras" me gustaría conversarles de algo que recién estoy aprendiendo que son los servicios en la nube o cloud computing.

La verdad es que hace tiempo traté de aprender sobre eso pero no entendí nada, los kubenettes, instancias y rarezas por el estilo resultaron ser chino para mí, lo único que entendí vagamente fue que tenía algo que ver con la virtualización y de eso yo algo sabía.

Por ejemplo dentro del notebook que estoy usando ahora yo podría crear otras "maquinas virtuales" es decir simular que tengo otros computadores casi completamente independientes del anfitrión, la aplicación típica de esto era hacer una maquina virtual de Linux dentro de un computador con Windows o viceversa. Esto es diferente a partir el disco en dos partes e instalar un sistema operativo en cada una, porque en este caso el sistema que emulamos es un computador completo, no solo el sistema operativo. En fin, es bastante enredado de explicar pero después de usarlo un poco se entiende lo que son las "máquinas virtuales".

La computación en la nube es parecida -hasta donde yo entiendo, pero en lugar de hacer la virtualización en nuestro equipo la hacemos usando la enorme infraestructura de Google, Microsoft o Amazon, cuyas granjas con cientos de miles de servidores de alta capacidad permanecen con una gran capacidad ociosa. Virtualizamos no solo equipos, sino también almacenamiento, servicios y software, pagando solo por lo que usamos.

Todas estas cosas se entienden mejor con ejemplos prácticos. Los que han usado Dropbox, Google Drive, Google Pictures o One Drive de Microsoft están usando el almacenamiento en la nube, este es el ejemplo más sencillo, tenemos una cuenta y es "como si tuviéramos" espacio para almacenar en  servidor remoto. En realidad no es así porque nuestras datos están desparramados en muchos servidores y van cambiando de lugar de acuerdo a las necesidades de carga, pero para nuestros ojos, es como si algún benevolente billonario nos convidara un pedacito en algún enorme servidor para que lo usemos.

Si alguien tiene contratado Windows Office 365 -una porquería a mi modo de ver- entonces sabe lo que es arrendar software como servicio, en realidad lo que tiene es una cuenta que permite usar cualquier aplicación de Office como Word, Excel, etc. pagando una cantidad insignificante por hora de uso. Otros proveedores de software como Adobe han intentado esto, pero al parecer no les ha ido muy bien, las personas no estamos muy acostumbradas a arrendar software, no importa que los pagos sean insignificantes. La costumbre es más bien robar (piratear) y usar gratis.

Google Cloud
Ayer me llegó un mail de Google ofreciéndome gratis sus servicios en la nube. No muy convencido abrí una cuenta, que me ofrecía el uso gratis por tres meses de prueba, claro que tenía que poner el número de una tarjeta de crédito. Ningún problema, tenía una tarjeta de débito Mach del BCI, casi sin saldo y procedí a abrir la cuenta, para ver de que diablos se trataba y me apareció  la pantalla que muestro al principio de esta entrada..

Me quedé boquiabierto con la cantidad de servicios que ofrecen, pero el que me impresionó más fue uno que se llama "Computer Engine" y permite crear máquinas virtuales en la infraestructura de Google. En un par de minutos, siendo yo un completo ignorante en el asunto y sin paciencia para leer instrucciones, igual tenía funcionando mi primer computador con Linux Debian 10, aquí lo tienen

Para los que conocen Linux sabrán que esa pantalla negra significa que estoy trabajando en modo consola ¿Se puede trabajar con un escritorio? Si, pero todavía no aprendo a instalarlo. Ni que decir que el Linux "vuela", por algo está  en la nube. También se puede instalar máquinas Windows, pero eso en la versión pagada. 

¿El costo? 0,9 centavos de dólar (unos 8 pesos chilenos) por hora de uso, solo se cobra mientras se está usando. ¿Para qué diablos puede servir? Bueno, creo que esto si que puede ser muy útil por lo siguiente: Yo tengo -por ejemplo- un pequeño Raspberry que me costó unos 50 dólares, es del porte de mi billetera y lo puedo llevar en el bolsillo a cualquier parte, hasta escribí el blog Raspberry Pi y Arduino para dummies, con los experimentos que hacía con él.:

Bueno, con la virtualización le acabo de encontrar un uso que podría ser enorme. Me explico, supongamos que contrato el servicio pagado de Google Cloud y creo una máquina virtual en Windows y otras cuantas en Linux, recuerden que solo pago por el tiempo que las uso. Ahora bien, estas máquinas virtuales solo usan cuatro cosas de nuestro computador: el teclado, la pantalla, el mouse y la tarjeta de red.

Esto quiere decir que si llevo estas cosas en un estuche, podría disponer del equivalente a varios computadores de alto rendimiento en cualquier lugar donde tenga conexión a Internet, bastaría con conectar mi modesto Raspberry a una pantalla y lo demás y listo. Al menos ese es el potencial que yo le veo al asunto. Claro que me falta aprender más como se configuran las cosas, pero eso debiera ser trivial.

Sin contar que el servicio de Google Cloud ofrece otras cosas, como capacidad ilimitada de almacenamiento, la cantidad de webhosting que queramos para tener servidores virtuales -ahora me explico por qué pude contratar un webhosting por 4 años en apenas 8 dólares, y también se pueden armar redes privadas virtuales, que se pagan solo en base al volumen en que las usamos.

Esto son puras maravillas y ventajas, aunque suena demasiado bueno para ser cierto. Para cosas sin importancia y que pueda perder en cualquier momento, o que puedan hacerse públicas sin que yo corra peligro o alguien pueda avergonzarme, los servicios en la nube suenan perfecto. Incluso es posible que a futuro los planes de Internet traigan ya incluido un servicio como Google Cloud o similar, que pagaremos justo con la cuenta a fin de mes, pero igual, yo nunca pondría algo personal en esos servidores, ni muerto. Confío tanto en Google como en las vacunas para el Covid. Si alguien anda diciendo "no seas malo" me reviso instintivamente la billetera y el reloj, por si me los han pelado.