Este refrito me gusta. Como saben los viernes me dedico a buscar algo que he escrito hace años y que vale la pena repetirlo, son mis refritos del sábado, como cuando uno toma comida recalentada para evitarse cocinar de nuevo.
En esta entrada repito uno de los temas recurrentes de este Club de Ociosos ¿Qué es lo que nos motiva para rebajarnos a hacer algo tan asqueroso y dedradante como es el Tr....jo? Aquí hago un intento de explicación y releyendo me doy cuenta que para mi, el Tr...jo es muy parecido al sexo, - nunca podría hacerlo solo por plata; siempre por gusto. Pero bueno, cada cual con su gusto y preferencia. Noten que censuré la palabra maldita reemplazandola por === porque no quiero escribir groserías, pueden haber niños leyendo. En fin, aquí va
La motivación y el laburo (publicado originalmente el 19 de abril de 2013)
Hoy se terminó el verano en Arica, amaneció nublado y negros pensamientos rondan por mi cabeza. Que mal presagio, empieza todo lo malo y andaré de un humor de perros hasta que vuelva a amanecer con sol. Mejor cambio de tema.Como ya es costumbre, las clases de Coursera me dan tema para el blog. El curso de Dan Ariely esta semana presenta algunas ideas que vale la pena comentar. No son grandes descubrimientos y muchas cosas son obvias, pero en las que rara vez pensamos en ellas. Creo que eso es lo interesante, las buenas ideas normalmente son obvias, solo que nunca se nos habían ocurrido antes.
El tema de esta semana es la motivación y el trabajo (Dios me perdone por usar una palabra tan grosera en este blog). Y como siempre Ariely habla primero del modelo simple, en el que pensamos de manera casi inconsciente. Ese modelo dice que trabajamos para satisfacer nuestras necesidades. Necesitamos muchas cosas como almorzar, tener un lugar donde dormir, mantener a la familia, hacerle costosos regalos a la amante, fumar puros, manejar Ferraris, etc. y para eso debemos hacer un sacrificio. El mejor ejemplo de esta teoría estandard la describió Karl Mark cuando hablaba sobre la enajenación del trabajo.
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro.
Según este modelo simplificado, todos hacemos un análisis racional de costo/beneficio sobre cuanto estamos dispuestos a sacrificar para obtener el salario y de acuerdo a esto podemos aceptarlo o no. Sin embargo este modelo simple presenta varias fallas.
Veamos por ejemplo a la gente que escala montañas por deporte, es una actividad que normalmente no tiene ninguna recompensa monetaria y que tampoco es agradable, por el contrario se experimentan grandes peligros y sufrimientos para llegar a la cumbre, poner una banderita y bajar lo antes posible ¿puede haber una actividad más inútil y sacrificada que esa? No se ajusta al modelo de costos y beneficios por ninguna parte.
Con el trabajo común y corriente pasa algo parecido, existe una especie de ecuación con muchos más componentes que la simple satisfacción de necesidades físicas. Las personas trabajan también motivados por orgullo, reputación, por tener algún propósito, por estar haciendo algo significativo, por busca de camaradería, filantropía y por dinero, entre otras cosas. Yo recuerdo bien que cuando estuve simulando que trabajaba en la Municipalidad de Tacna, la recompensa en dinero era casi nada, podía hacer mucho más quedándome en la casa con trabajos eventuales pero recibía mucho de las otras cosas, sobre todo lo pasaba tremendamente bien.
Y tenemos el miedo. El trabajo asalariado llena esa necesidad desesperada de seguridad económica que tiene la mayoría de las personas, que se aterrorizan si no saben exactamente de cuanto dinero van a disponer al fin de cada mes. Es un miedo atávico que va mucho más allá de la simple satisfacción de necesidades porque refleja la inseguridad en las propias capacidades, buscando asegurarlas mediante un contrato. El miedo es uno de los impulsos más fuertes en la conducta de las personas.
Algunas ideas que Ariely saca de sus experimentos son divertidas, por ejemplo que la gente quiere más las cosas por las que ha trabajado mucho y pone una serie de ejemplos: las personas prefieren hacer la mezcla de harina, huevos y leche de los queques antes de comprar la mezcla hecha, lo llama "efecto Ikea" ¿se han fijado esos muebles que ensambla uno mismo en la casa y que resulta una tortura armarlos? bueno, la gente a veces se siente más satisfecha y orgullosa que si hubiesen comprado el mueble hecho. Una conclusión divertida es que esa puede ser una de las causas por las que queremos tanto a nuestros hijos, considerando la cantidad de trabajo, esfuerzos y recursos que ponemos en ellos.
Yo no tengo dudas que hay mucho de eso en la motivación. Nunca me he sentido tan bien como cuando he salido de un examen difícil y mientras más difícil más bien me he sentido. Recuerdo cuando hicimos el examen de métodos cuantitativos hace como dos años en el MBA, yo no daba un examen de matemáticas desde hace décadas y pasaron cinco horas antes que lo terminara el primero, estuvimos de las 8AM y yo entregué a las 2PM ¡pero que me sentí contento cuando vi que había salido bien! fue indescriptible.
Si interpreté bien y este es el pensamiento de Marx, me pregunto ¿como es posible que alguien pensara y piense, que el tener a todo el mundo trabajando no para si mismos, sino para el estado, como el modelo soviético o cubano tuviera siquiera una mínima opción de funcionar?. ¿Es que los comunistas, tergiversaron de tal manera el pensamiento de Marx que los llevó exactamente a lo contrario de lo que él creía? No sería la primera vez que lo tergiversan. Cono por ejemplo, con eso de “la religión es el opio de los pueblos”.
ResponderBorrarHay dos cosas interesantes en lo que comentas Marcelo. Lo primero es que Marx económico (de El Capital) es muy diferente del Marx político (de EL Manifiesto y otros), el primero es radicalmente libertario y sus ideas nunca se pudieron implementar por inaplicables (el llamado "marxismo utópico") el segundo Marx (el del Manifiesto) pensaba en la "revolución socialista" como una manera de alcanzar el poder para poder instalar el comunismo, donde no habría dinero, asalariados, etc.
ResponderBorrarTuve la suerte de seguior el curso online "Economic History of the Soviet Union". donde la profesora Guineverre Nell relataba ese proceso. Lenin trató, una vez llegado al poder, de implementar el marxismo utópico y fue un fracaso descomunal, algo así como la Revolución Cultural o el Gran Salto Adelante de Mao, los campesinos se morían de hambre como moscas en los primeros planes quinquenales con soviets y todo eso.
Entonces Lenin decidió abandonar la idea del comunismo utópico y pasar a un capitalismo de estado, que es el marxismo-leninismo. Stalin lo profundizó y le agregó el componente nacionalista convirtiendo a la URSS en un estado fascista, cosa que dura hasta el día de hoy con Putin.
Creo que es un error pensar que Putin sigue la tradición de los zares, más bien sigue la tradición estalinista de la acumulación de poder y riqueza personal como un caudillo fascista clásico