Releo de mis "Crónicas de viaje" sobre mi pasada por Londres en 1983:
"y a pie con mis maletas, me voy caminando por el barrio de Belgravia repleto de residenciales (Boarding House). La primera impresión desagradable es que en varios lugares que tienen el cartel "ROOMS" encendido, al verme dicen ¡sorry! y encienden el que dice "NO ROOMS" . Me doy cuenta que soy tan identificable como latinoamericano, con mis jeans Wrangler y mis zapatillas Bata, como un aimara con parka en Arica.
Finalmente encuentro la Ebury House, una residencial de un matrimonio joven que me reciben muy bien. Mr. "Ebury" me dice primero que nada que como quedé con la derrota de las Malvinas, trato de explicarle que Chile es distinto de Argentina, pero me dice que no tengo por que apenarme, total dimos algo de pelea 'but the brrrritish, brrrritish army is strong inedeed veeeery strong!". Cada vez que me ve me dice que tenga cuidado con los gurkas, le encantan las bromas pesadas y yo me doy cuenta que mi sentido del humor no es tan grande como pensaba.
Tengo unos dias pésimos, a las cuatro de la tarde la niebla no deja ver nada y yo me aburro en la minuscula pieza forrada en linoleo. Cada vez que bajo a tomar desayuno esta lleno de tipos muy curiosos y ensimismados, la mayoria con cara de pajaro, le comento esto al "Ebury" y le hace inmensa gracia. Así pasamos la mañana dedicados a clasificar a los parroquianos entre jilgueros, aguilas, cuervos, avestruces...
A mediodía salgo a caminar, absolutamente perdido, no saco nada en limpio y termino casi siempre sentado en las gradas de la catedral que está en Trafalgar Square, entremedio de los tipos que toman droga en jugo de naranjas y otros pajaros tanto o mas raros que yo mismo."
Bueno, me preguntaba si todavía existiría esa pequeña pensión, idéntica a Fawlty Towers, así es que me fui a San Google y me encontré que fectivamente todavía existe, pero ahora se cambió a un pequeño edificio en la esquina -era una casa de tres pisos- y ahora es un hotel. Me alegró mucho que a sus simpáticos dueños les esté yendo bien.
Estuve viendo la ubicación del hostal y veo que la calle Ebury está en un lugar privilegiado, en Westmister a pasos del Palacio de Buckingham, del Tamesis, la City y muchos de los mejores atractivos de Londres.
Haciendo memoria veo que mis recuerdos me traicionaron porque no tomé ningún transfer a Belgravia, sino que el bus fue del aeropuerto de Heatrow a Victoria Station y de allí me fui caminado a Belgravia que estaba a un par de cuadras.
Victoria Station es como la Estación Central en Santiago o el Terminal Rodoviario acá en Arica y tanto en Londres como en Santiago o Arica en los alrededores del terminal está lleno de hostales, bueno, así era la Estación Central en otros tiempos, no se como será ahora.
De ese viaje recuerdo la sensación deprimente de mi pasada por Londres y por Dehli. En esos dos lugares estuve bajoneado, en Londres fue peor porque me quedé un par de días y con el maldito clima sin sol no me daban ganas ni de salir de la cama.
Pasé todo el tiempo sentado como tonto en las gradas de la Catedral de San Pablo, aburrido y de mal humor ¡teniendo algunos de los atractivos turísticos más famosos del mundo justo al lado! Ni siquiera habría necesitado un taxi, estaba en medio de todo y podría haber llegado caminando sin problemas.
Con los años, a veces me da por entrar a Google Maps Street View para ver como están ahora esos lugares que visité hace 40 años, en Tokio, Frankfort, Paris, Miami y tantos otros, la mayoría están más o menos igual excepto por dos ciudades: Paris se ve horrible actualmente y Nueva York se ve mucho, mucho mejor ahora que cuando estuve allá.
Algunos lugares cambian para peor, para mejor y otros siguen iguales.
La cosa es que cuando yo era muy pobre, un par de años antes de ese viaje, el sueño de mi vida era viajar. Recuerdo que estaba en la universidad conversando con dos compañeros sobre nuestras expectativas cuando termináramos la carrera.
Uno dijo que su sueño era irse a vivir a Italia, de donde había llegado su padre, la otra amiga dijo que su sueño era tener un buen departamente, un buen auto y un buen trabajo, con eso estaría feliz.
Yo en cambio tenía el sueño de viajar y conocer lugares exoticos, lejanos como Asia, Europa, Estados Unidos.. Al final los tres conseguimos nuestros sueños, yo fui el primero porque el viaje me apareció uno o dos años después de esa conversación.
Ni me imaginaba entonces que en poco tiempo más iba a estar en Londres, deprimido y aburrido como ostra soñando con volver luego a Arica.
Es curioso como uno se imagina que en alguna situación favorable en el futuro uno se va a sentir tremendamente feliz, pero esa situación llega y no pasa nada. O peor, lo pasamos mal pese a haber obtenido lo que tanto deseábamos.
Todo está entre las dos orejas, especialmente la felicidad y la depresión. Podemos sentirnos felices encerrados en la cárcel o sentirnos desgraciados en el lujo más grande, no depende de donde estemos o lo que nos esté pasando, sino de lo que pensamos.
Por eso la mente puede ser una amiga o nuestra peor enemiga, y eso no siempre podemos controlarlo. Si fuesemos capaces de controlar nuestros pensamientos habríamos encontrado la felicidad eterna.
En fin, tonteras que a uno se le ocurren cuando no quiero seguir con la política y no tengo nada mejor que escribir.
Quizas viajar solo no es tan buena idea.
ResponderBorrarPuede ser Davor, aunque viajando acompañado tampoco ha sido gran cosa. Ya no me gusta viajar, todos los lugares se parecen, es caro y me pudre la espera en los aeropuertos o dormir en hoteles. Pensar que hay gente que elige vivir en un hotel o en cruceros, no me cabe en la cabeza, pero de gustos nada está escrito.
BorrarMe cago, que eres viejo.
ResponderBorrarNi Matusalén con sus 900 te alcanza.
¿viejo? Si dice CLARITO 1983 ¿adonde viejo? ¡Lea bien, hombre!
BorrarJajajajajaja!!!
BorrarEstá muy bien, usted re-elabora su viaje una y otra vez, es una experiencia que nunca lo abandona. Entonces fue la mejor inversión. Lo mejor de los viajes son los sueños y la planificación previa y el posterior recuerdo y remembranza. Lo único fastidioso puede ser el viaje mismo, pero lamentablemente hay que hacerlo para justificar las otras dos componentes.
ResponderBorrarEn "Total recall", una de ciencia ficción con Schwarzeneger (supongamos que se escribe así, estoy seguro que no) todo empieza con un proletario del futuro que no puede viajar pero concurre a una agencia que se llama "Recuerdos" y ofrece implantarle falsas memorias con aventuras en cualquier parte del planeta o de las colonias espaciales. Por diferentes precios la experiencia - que usted no podrá distinguir de cualquier recuerdo "real" - puede incluir aventuras con señoritas muy bien dotadas, hazañas deportivas, etc..
Estoy seguro que eso ya se viene. Los juegos online en escenarios maravillosos, el google map, etc... son apenas aproximaciones a ello. Uls
Es muy cierto eso Ulschmidt, lo mejor es la planificación y los recuerdos que siguen persiguiéndonos, el viaje o la aventura en si son puros problemas, al menos para mi.
BorrarClaro que eso también se puede aplicar a cualquier aventura o simple historia que hemos pasado, la mayoría sin gastar un peso. Los viajes nos proporcionan mejores expectativas eso si, uno se hace enormes ilusiones antes de cada viaje, aunque yo cada vez menos.
Eso de implantar falsos recuerdos sería genial, yo pagaría por implantar una experiencia con Sonia Braga a los 35 o cosas por el estilo.
Yo uso sucedáneos leyendo o viajando virtualmente en Goolge Erath Street View, creo que eso me da la experiencia de viajar por el mundo sin salir de mi sillón. Viajero de sofá es el ideal para un flojo como yo
Pienso que para un viajero jubilado debe ser un sueño tener una casa rodante en el patio de atrás o un barco en un cerro frente al mar como el del viejo Chanquete, mítico personaje de una serie española que TVN transmitió en su momento.
ResponderBorrarjaja yo soy viejo, jubilado y tengo uan casa rodante que no ocupo hace más de 15 años, era un gran dolor de cabeza hasta que se la presté a un amigo. Ahora no tengo idea donde estará. Me dejó buenos recuerdos eso si...
Borrarcuando estuve en filipinas, me pagaron una cantidad ridícula de dinero por ir allá, me pasó algo parecido, lo único que quería era irme para mi casa, si un día ocurrió un milagro, una pareja de argentinos puteándose con su inconfundible acento, les hablé y casi me pongo a llorar de la felicidad, por fin al menos unos parecidos, fuimos amigos un par de días, luego a la rutina de mirar chinos y más chinos, orientales pa no pisar callos, nada como la casa propia, con todo lo bueno y lo malo que pueda tener; y new york viene en ciclo decadente otra vez, hace un par de años estuve, los drogos, los blacky delincuente y la basura se lo vuelven a tomar todo, habrá que hacer otra demolición masiva de los barrios marginales, como se hizo antes
ResponderBorrarCierto, tan cierto. Encontrarse con un latinoamericano en tierras lejanas es un alegrón indescriptible. Son millones de pequeños detalles que nos unen aunque estando acá nos sentimos -y tal vez somos- tan diferentes.
BorrarNada como la casa propia, algunos sienten el impulso de emigrar, otros viven buscando por todo el mundo algún lugar ideal donde vivir. Pero no hay nada más rico que tener raíces y gustar del lugar de donde somos, esa es una suerte enorme.
No tenía idea que NY estaba decayendo de nuevo, que pena más grande. A ver si llega un nuevo Rudy Giuliani para poner las cosas en orden, uno nuevo eso si porque el original está recontra funado