Una nueva moral: parte 1

Pensaba qué irá a pasar con los tipos que encarcelaron por el asesinato de tres carabineros en una emboscada en Cañete, creo que no es nada difícil pronosticarlo.

Serán enjuiciados y seguramente condenados por la multitud de pruebas que los identifica como autores materiales, incluidas las balísticas, genéticas, testimonios, cámaras y muchas más. A primera vista no tienen por donde zafar.

Pero siempre existe la posibilidad que algún juez amigo les eche una manito y acepte los argumentos ridículos del abogado defensor  Jaime Pacheco Quezada, un sujeto que se dedicó a mentir y exponer argumentos extravagantes en la audiencia de formalización.

Esto no sería raro si no fuese que este sujeto es pagado por el estado con los impuestos de todos. El estado los acusa y el mismo estado los defiende ¿que sentido tiene todo eso? 

En mis tiempos hijitos los psicopatas esos tendrían que haberse metido la mano al bolsillo para pagarse el abogado, como mínimo y en primer lugar.

En los medios de prensa y la opinión general se elogia mucho la paciencia de la fiscalía, que estuvo tres meses siguiendo a los que se sabía desde el primer día que fueron los asesinos, recogiendo metódicamente las pruebas, para evitar que fueran apresados y un tribunal de garantía los dejara libres, por considerar que las pruebas no eran suficientes.

¿Eso es algo bueno, como tantos dicen? En absoluto: el que haya sido necesario gastar tres meses siguiendo a los asesinos para acumular pruebas muestra la inutilidad de nuestro sistema de persecución penal, donde resulta un milagro que a un delincuente lo terminen metiendo a la cárcel, aún cuando lo pillen infraganti.

Estaba pensando qué habría pasado si otros países tuviesen un sistema como el nuestr. En casos de terrorismo ¿esperan reunir pruebas antes de apresar a los sospechosos? Claro que no, hacen lo lógico que es agarrarlos, encerrarlos y a partir de allí empieza la investigación. Así debe ser con todos los delitos graves.

Muchos sistemas sajones son prácticos y nunca pierden de vista que lo más importante es la eficacia: lograr apresar y castigar a los culpables, las garantías pueden esperar y por eso es que la gente respeta mucho más la ley allá que en nuestros países, donde cargamos con la maldita herencia de los afrancesados.

Por eso la justicia acá es inútil y no la respeta nadie, mientras que en otros lados si funciona y es mucho más respetada. Resulta prácticamente imposible condenar a alguien en Chile, porque el diseño de los procedimientos está más preocupado de los intereses del delicuente que los de las víctimas.

Con suerte los psicopatas esta vez irán a la cárcel con largas condenas que pueden ser -como máximo- presidio perpetuo

Y dentro de la cárcel se dedicarán a actuar su papél de mártires, de oprimidos por el sistema, armarán huelgas de hambre más falsas que la marca de mis jeans y abundarán los pelmazos que les crean y solidaricen con ellos. 

Mal no la van a pasar, serán mantenidos con los impuestos de todos los chilenos hasta que se mueran, alojamiento, tres comidas al día y otras amenidades incluidas.

En el país en que yo crecí a estos los habrían fusilado sin más trámite, después de un juicio expedito, pelotón de fusilamiento y chao. Nada de gastar plata en alimentar a gente que no se lo merece, al patio de los callados en primera. 

Recién ahora entiendo a los viejucos que se quejan por las cosas que no se veían "en sus tiempos", antes me daban risa, ahora les encuentro toda la razón. 

Entre el 80% de Pareto -los estúpidos con derecho a voto- ha ido creciendo y se ha impuesto  una nueva moral, con valores que para mi son antivalores y jamás voy a aceptar. Ya nada es como antes, en mis tiempos hijitos, estas cosas no pasaban, ñaca, ñaca.