Puras cosas triviales

Me llama mi amigo (Matute) desde Muerto Montt para confirmar que lo acompañaré a la Virgen de Las Peñas el próximo 7 de diciembre. No se como voy a llegar allá porque cada año que he ido termino jurando que no vuelvo más, también se supone que con el paso de los años se hacen cada vez más difíciles los 17 kilómetros a pie subiendo y bajando cerros por campo abierto. Yo siempre he sido patas de lana, con las rodillas y tobillos muy débiles, pero todo sea por acompañar a mi amigo, con el fuimos por primera vez el año 1979, si mal no recuerdo. Ah y no estaría demás si la Virgen se acuerda de este humilde servidor y me ayuda a conseguir unos cuantos millones que me están haciendo falta.

Como la mayoría de los latinoamericanos yo creo en los milagros, de hecho he visto varias cosas extremadamente improbables que le han pasado a amigos y familiares ¿por que no a mi? tal vez todavía no sea mi momento, o tal vez me han pasado y yo ni me he dado cuenta, quien sabe. En fin, si Dios quiere darme ya sabe donde vivo: Las Codornices 1520, Arica, Chile. Aquí lo espero con toda la paciencia del mundo.

Mi vecino lleva casi un mes tratando de quebrar una enorme roca que hay en su ante jardin, como nuestras casas están en la ladera de un cerro de roca sólida, los dos tipos con martillos hidraulicos no le hacen ni cosquillas, deben estar con mal de parkinson y nosotros ya andamos medio sordos, la verdad es que después de escuchar la bulla tanto tiempo dejamos de notarla, es muy curioso.

Yo le di la receta que escuché a un compañero de trabajo en la municipalidad de Tacna, ingeniero con muchos años de hacer caminos rurales por lugares imposibles, me decía que la única manera de quebrar esas rocas es quemando unos neumáticos encima para que se calienten y luego echarles agua fría, con eso la roca se quiebra como mantequilla. Pero no me cree y sigue gastando electricidad con los martillos neumáticos. Los más felices son los obreros que le cobran por día trabajado, seguramente pasarán un año tratando inútilmente de picar la roca. Esto me muestra una lección muy importante: nunca hay que pagar por el esfuerzo, sino por los resultados.

Voy a completar dos años desde que el CRX perdió fuerza -al parecer se se quebraron los anillos de un pistón que le adapté- entonces lo dejé botado y a estas alturas lo único económicamente sensato sería venderlo para chatarra o repuestos. Ponerlo a funcionar de nuevo me saldría sumamente caro. pero ahí lo tengo oxidándose. Entonces empecé a usar el Green Monster pero hace unos seis meses también empezó a dar problemas con un cilindro, me dio flojera revisarlo y allí está también botado. O sea mi casa es un cementerio de chatarra y ya llevamos medio años de peatones.

Pensé que no me podría acostumbrar a andar de nuevo a pata, nada de eso, a todo se acostumbra uno y me ha sacado un enorme peso económico de encima: no más gasolina; permiso de circulación; seguro; cambio de aceite; repuestos y reparaciones, nada de eso, claro que es incómodo no tener auto pero la plata que se ahorra es muchísima. Al final es todo un asunto de plata nada más, lo mejor de nos ser sujeto de crédito es que hay que vivir exactamente con la plata que uno gana, ni un peso más.

Ah puras cosas triviales hoy, así es la vida, muchos días aburridos y unos pocos interesantes, no tendría sentido si todos los días fueran extraordinarios. Han pasado algunas cosas que podría comentar -como la visita flash del presidente en Arica- pero no valen la pena, tienen menos importancia que un cónsul honorario, a ver si mañana tengo algo más interesante que contar, por ahora me despido, hasta tomorrow.