Henry Ford creía en la racionalidad y la eficiencia, igual que Frederick Winslow Taylor, el padre de la administración científica. El modelo de fábrica de Ford, junto con los estudios de tiempos y método de Taylor reinaron sin contrapeso en las industrias hasta los años setenta. Recuerdo que mi cuñado trabajaba en esos años en la industria electrónica de Arica y andaba con un cronómetro midiendo los tiempos y estudiando los movimientos de los operarios de línea, tiempos aquellos.
Estaban naciendo las computadoras y se pensaba que la gente debería ser tan eficiente como las máquinas, ni soñábamos en esos años que llegaría el día en que los robots industriales harían innecesario el trabajo de operarios eficientes. Pero ya me estoy desviando deltema otra vez, lo que quería contarles era de Fordlandia, el sueño de Henry Ford.
Parece que don Henry era excéntrico y puritano en extremo, se tomó en serio su papel de guru de los tiempos modernos y con sus millones de dólares compró varios miles de hectáreas en medio de la amazonia brasileña, para plantar caucho y hacer una sociedad completamente nueva, desde cero, basada en sus ideas.
Su diagnóstico era que los Estados Unidos era una sociedad irremediablemente perdida y en plena decadencia, dominada por los judíos (era furiosamente antisemita). Su idea era llevar americanos a la selva para que en convivencia con los buenos salvajes hicieran una nueva Utopía, la ciudad ideal.
A los que leyeron La Rebelión de Atlas de Ayn Rand la historia les sonará muy conocida, una sociedad nueva, desde cero, gobernada por pujantes industriales bajo un estricto esquema moral. Fordlandia era el equivalente al escondido valle del Colorado y Henry Ford su John Galt.
Como era de esperar el asunto tuvo problemas desde el principio. Ford prohibió las bebidas alcohólicas con lo que se generó un lucrativo negocio de contrabando además de innumerables tensiones internas. Todos los sábados los trabajadores debían reunirse en conferencias y espectáculos artísticos que a la mayoría no le hacía maldita gracia asistir. Así fue como poco a poco la selva se empezó a comer a las casas all-american style y Fordlandia jamás llegó a ser viable.
En diciembre de 1930, tras un año de haber trabajado en horarios incómodos, soportando un desagradable “estilo de vida saludable” y hartos de varias indigestiones debido a esa extraña comida, se produjo un violento levantamiento de trabajadores en el comedor, donde empezaron a hacer bulla con las tazas y cubiertos, siguiendo con la destrucción de la vajilla. Los administradores norteamericanos estaban tan asustados que llegaron a refugiarse en los bosques, ya que algunos fueron perseguidos por trabajadores armados con machetes. Un grupo de los ejecutivos pudo llegar hasta los muelles, donde abordaron un barco que se encontraba ahí en ese momento y lo hicieron adentrarse en el río, fuera del alcance de los disturbios.
Se tuvo que pedir ayuda al ejército brasileño, el cual, debido a la localización de Fordlandia demoró tres días en llegar, cuando ya los manifestantes se habían calmado, aunque habían roto todos los cristales de las casas.
Bueno, eso pasa siempre que se quiere imponer una moral muy estricta, por más buenas intenciones que tengamos, creo que el ser humano está hecho para ser un poco corrupto o al menos para vivir como se le de la gana. Fordlandia cerró finalmente en 1945 sin haberse acercado nunca a las expectativas que tuvo Ford al crearla, después de gastar 20 millones de los buenos viejos dólares en el asunto, una enorme fortuna para esos años. Hasta mañana.
Buena historia. Felizmente no estaba Jim Jones por ahí, jajaja.
ResponderBorrarMuy buena historia! Los jesuítas en sus reducciones y misiones tuvieron más suerte que Ford en cambiar la vida de los selváticos. Probablemente porque ofrecían un plan integral de retiro, que incluía la salvación eterna y no el mero y soso american-way-of-live.
ResponderBorrarTanto acostumbraron al hombre al trabajo que en algunas misiones del Alto Paraná las mujeres pusieron queja a los sacerdotes por el cansancio masculino. De tal suerte que desde entonces se tocó campana a las diez de la noche para recordar el deber marital de reproducirse.
Crecí escuchando cada cierto tiempo versiones de esta empresa que Ford intentara en Brasil. Incluso Don Francisco, si la memoria no me engaña, hizo una "cámara viajera" en el lugar.
ResponderBorrarCreo que por muchas décadas quedaron personas viviendo en el lugar, medio trastornados, a la espera de que volviera la Ford a reiniciar sus actividades; "macondiano", como diría cualquier persona.
La moraleja que me atrevería a intentar es la siguiente:
ResponderBorrarSi te llamas Henry ford, eres anti-semita, moralista y con una visión utópica de las cosas, nunca te vayas al amazonas a extraer caucho.
..buena móraleja! La próxima vez que el Universo produzca un Ford antisemita que viva en un planeta que incluya un Brasil cauchero etc... podrá aplicarla!
ResponderBorrarEsto fue como el apogeo del sistema fordistam, no? El integracionismo total, el tipo que quiere producir hasta el caucho de las ruedas de sus autos. Después vino el toyotista que intenta tercerizar todo excepto lo escencial y es, se supone, el sistema que triunfa.
Armando, ah recién me acordé de el loco ese de los suicidios, yo más de una vez he pensado fundar una secta, pero sería sin suicidios aunque con mucho amor libre y cosas por el estilo. No sería mala idea.
ResponderBorrarUlschmidt, Sergio, la moraleja? buenos, tal vez no fue buena idea ir a meterse en la selva, el desierto hubiese servido igual y los autos no se habrían atascado en el barro, como el de la foto.
Como dice Ulschmidt eran los años de la integración vertical de las empresas: aunento infinito de eficiencia por control de costos y economías de escala. Ford quería hacer todo: el caucho, el acero los motores. Adam Smith había escrito muchos años atrás que en cualquier producto "moderno" intervenían miles de industrias diferentes, Ford las quería todas para él. Difícil que resultara.
Eso de una campana para hacer los niños suena bizarro ¿me imagino que si un tipo no tenía ganas los jesuítas se desgañitaban tocando campanazos para animarlo jaja!
Yo tengo otra moraleja, ser antisemita reduce la inteligencia, ser prohibicionista del alcohol y el sexo, reduce la felicidad... y no importa si eres Henry Ford, hacer estupideces, reduce tu dinero. jaja
ResponderBorrarAh si Heitai, de eo de perder plata no se salva nadie, ni siquiera Henry Ford, el padre de los tiempos modernos.
ResponderBorrar,,en una escala mucho menor, cuando trabajaba en el azúcar yo vi los residuos de las empresas inglesas en el Chaco santafesino. Eran tanineras - un extracto del árbol del quebracho - la mayor de ellas La Forestal, dueña de cientos de millares de hectáreas. Los ingleses vivían en enormes casas con techo a dos aguas de chapas rojas, muy tipicas. Tenían puertos propios, ferrocarril, una guardia policial propia con un sombrero rojo típico - de ahí su apodo de cardenales - que a falta de prisiones marcaba con el hierro del ganado en el trasero a los que robaban a la compania. La Forestal pagaba bien a su gente pero contrataba argentinos que arreaban indios y pobres al quebrachal - en legislación moderna se consideraría explotación por interpósita persona - y les pagaban con moneda de la Compania. He visto monedas de hierro que dicen "1 Kilo de Carne" y se canjeaba unicamente en los almacenes de la compania. Al final del contrato a menudo el peón le adeudaba a la empresa y debía enganchar otro contrato. En los centros de la Forestal hubo luz eléctrica y agua corriente antes que en la capital provincial y la mitad de los jueces y comisarios de la zona estaban en su nómina de coimas por lo que podían obrar como quisieran.
ResponderBorrarEso sí no pretendían cambiarle la cultura a nadie y ciertamente no se los recuerda mal. "Los ingleses sí sabían manejar las cosas" decían los viejos locales. Moraleja: Explota a la gente, pero deja que se emborrachen en su día libre.
Uldschmidt, los ingleses tienen una larga escuela de trabajar en culturas distintas con el imperio, estuvieron en muchos países y particularmente en India donde no debe haber sido fácil adaptarse.
ResponderBorrarAcá en Chile siempre fueron considerados como excelentes jefes, trabajando mano a mano con los obreros en las salitreras y en Valparaíso tomando mano a mano con los rotos del puerto. Para líderes, los ingleses.
Nahhh...El henry Ford igual le achunto con haber comprado tierras en el amazonas ya que con la crisis alimentaria que se avecina en el mundo esas tierras ahora valen oro ya que muchos paises de oriente estan comenzando a arrendar tierras en sudamerica para alimentar a sus naciones. dejo link de interesante articulo.
ResponderBorrarhttp://www.quepasa.cl/articulo/actualidad/2011/06/1-5904-9-corea-del-sur-de-chile.shtml#note
No compro el articulo de que pasa, mero sensacionalismo, al menos en lo que respecta a Chile..
ResponderBorrar185 has, es nada.
Es verdad lo de de la adquisicion o arrendamiento de tierras para cultivo en sudamerica. Pero no en el Amazonas. La tierra del amazonas no sirve para nada mas que para ser Amazonas y por consecuencia 'pulmones del mundo'...
ResponderBorrarAsí es Lilian, es muy curioso porque la tierra de la amazonia tiene una cpa vegetal delgadísima que no sirve para ningún cultivo aparte de las pasturas. En las fotos que tomé del camino entre Mazuko y Puerto Maldonado (donde nos quedamos en panne), que es la zona cercana al Brasil donde empiezan a aparecer las haciendas, se puede ver que después de desbrozar los árboles no crece absolutamente nada, solo queda una tierra muy roja y esteril. Es muy curioso.
ResponderBorrar.. es que la biomasa amazónica, como otras junglas lluviosas, está en circulacón permanente: hay dos o tres sustratos - bosuqe alto, medio y bajo - desde las altas copas a los helechos en la base y hay un ejército de hongos, hormigas, insectos y microorganismos que degradan todo lo que cae rápido y vuelve a ser tomado por las raices. mucho sol moviéndo todo el sistema pero poca fertilidad mineral.
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