29 noviembre 2012

Juan de Mariana el adelantado


Estaba leyendo un entretenido artículo del Instituto Acton de Argentina, llamado Juan de Mariana y los escolásticos españoles, donde se muestra que muchas ideas del liberalismo actual fueron formuladas por escolásticos españoles tardíos, frailes domínicos y jesuítas como Juan de Mariana y otros que enseñaron moral en la Universidad de Salamanca durante los siglos 16 y 17.

Es interesante porque el nacimiento del liberalismo normalmente se asocia a Escocia e Inglaterra: Adam Smith, David Ricardo y los demás. Lo notable es que los curitas del siglo 16 estaban bastante más adelantados en el pensamiento económico que Smith, Ricardo y los demás.

La escuela clásica de economía nació con Adam Smith y termina con Karl Marx entre los siglos 18 y 19 como una reacción a las ideas mercantilistas de la Edad Media. Las contribuciones de algunos clásicos son enormes por su sencillez y porque han soportado el paso de siglos sin perder su validez. Las mayores aportes fueron el principio de especialización o división del trabajo, el de las ventajas comparativas y la auto organización del libre mercado: la "mano invisible".

Pero los clásicos tenían una enorme falla en la teoría del valor: incapaces de aceptar el valor subjetivo pensaban que las cosas "valen lo que cuestan", o sea los costos de producción más el beneficio o plusvalía deberían determinar los precios. Desde el principio se vió que esta idea tenía problemas: en el mundo real muchas cosas no valen lo que cuestan y los clásicos tuvieron que hacer enredadas teorías para explicar esta diferencia entre la idea y la realidad.

En La Riqueza de las Naciones, Smith ya había notado este problema en el ejemplo de los diamantes y el agua ¿por qué los diamantes son más caros que el agua siendo que está última es infinitamente más útil?.

Fue Karl Marx quien más trató de explicar este asunto con su teoría del valor-trabajo, que decía que las cosas van acumulando la cadena de trabajo empleada en obtenerlas y el valor era una especie de "trabajo congelado y acumulado", algo bien difícil de entender, que también tenía muchos problemas para ajustarse al mundo real.

En general los clásicos se saltaron los problemas con la idea que las cosas tenían dos valores distintos: el valor de uso (o valor intrínseco) y el valor de cambio (valor subjetivo), lo que solo contribuyó a enredar más el asunto.

Entonces apareció la revolución marginalista basada en la idea que el valor era la compensación a alguna satisfacción humana y por lo tanto tenía que ser subjetivo. Esta idea se le apareció casi simultáneamente a tres pensadores: Jevons, Walras y Mengel.

El valor marginal no es sencillo de entender, se basa en la idea de que la abundancia disminuye el valor de las cosas y normalmente se explica con ejemplos como este: Si yo tengo un cajón de manzanas me puedo comer una o varias cada día sin problemas, pero si tengo un huerto y cosecho 100 cajones difícilmente me las podré comer, tengo que hacer otra cosa con ellas como por ejemplo venderlas.

Supongamos que vendo 50 cajones a un precio x y la gente me deja de comprar porque vivo en un lugar chico y ya todos tienen sus manzanas. Los 50 cajones que me quedan puedo bajarlos de precio y vender unos 20 más, y así tendré que seguir bajando hasta que llegado un momento tendré que regalar las malditas manzanas para que no me ocupen espacio. La idea general es que las cosas abundantes valen menos que las escasas: la utilidad unitaria disminuye cuando vas agregando más unidades.

El francés Leon Walras hizo un modelo matemático con esto, inspirado en los modelos de la física de Newton y perfeccionado por muchos economistas posteriores, de los que Alfred Marshall fue el más importante. Es el famoso modelo de equilibrio general que es el más enseñado hasta el día de hoy. El problema de este modelo es que ha tenido muy poca capacidad predictiva a pesar de ser el más matematizado y hoy se encuentra en tela de juicio aunque sigue siendo el mainstream de la enseñanza de economía.

Carl Menger en cambio tuvo un enfoque filosófico-deductivo más que matemático, porque los precios según el, son sistemas de información que no se pueden representar por curvas contínuas ni ecuaciones diferenciales: es decir todos los modelos actuales de equilibrio estarían equivocados. En base a esa idea es que se creó la escuela de economía austriaca.

Bueno, toda esta aburrida introducción histórica es por si a alguien le interesa leer el artículo sobre Juan de Maríana y los escolásticos españoles, para que tenga el contexto de como hace 4 o 5 siglos unos frailes casi desconocidos tuvieron intuiciones económicas que hoy podrían cobrar una enorme importancia cambiando la ciencia económica desde sus bases.

4 comentarios:

  1. Es interesante eso - leí hace un tiempo un caso de historia de la Física centrado en el famoso caso de Galileo y ahí el autor detallaba cómo los escolásticos ingleses se habían aproximado extrañamente a la Física newtoniana.
    Deben haber sido los límites mismos de la Escolástica, que no podía ir más allá y aceptar llanamente que la Moral no jugaba un papel necesario ni que la Autoridad no podía regir ciertas cosas como los precios.
    Es decir a los tipos les falta un marco filosófico que les permita reconocer lo que intuyen. Ya dijo Weber que el protestantismo es más apto para el capitalismo que el catolicismo.

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  2. Claro Ulschmidt, como buenos hispanos los escolasticos llegaron hasta la tería nomás y no fue posible llevarla a la práctica. Ni me imagino a los reyes españoles de esos años bajando el gasto público por ejemplo.

    Sin ambargo lo que no dicen es que la economía clásica fundada por Smith culminó con el marxismo, que fue la consecuencia del problema no resuelto sobre el valor.

    De manera parecida los marginalistas que aparecieron después parece que perdieron la brújula con sus modelos matemáticos, los escolásticos más entrenados en hacer deducciones lógicas de causa-efecto al parecer la tenían más clara desde mucho antes.

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  3. No había escuchado nunca de estos gallos. Extraordinario, este segmento me puso los pelos de punta:

    «[S]olo un insensato intentaría separar estos valores de modo que el precio legal difiriera del natural. Estúpido, ¿qué digo?, malvado el gobernante que ordena que algo que la gente común valora, digamos, en cinco, se venda por diez. Los hombres se guían en estos asuntos por una estimación común fundada en la consideración de la calidad de las cosas, así como en su abundancia y escasez. Sería vano que un príncipe buscara socavar estos principios del comercio. Más vale dejarlos en paz y no forzarlos, pues hacer lo contrario únicamente iría en detrimento público.»

    Uf, cuantos se beneficiarían hoy de estudiar algo que estos gallos descubrieron cientos de años atrás.

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  4. La tenían clarita los frailes. Es enorme el nivel de ignorancia histórica, no solo de la gente común sino de economistas profesionales. En los sesentas Raul Prebish y otros en la CEPAL revivieron los argumentos MERCANTILISTAS, que se usaban en la época de Luis XIV, que Smith había enterrado en el siglo 18.

    Y esos economistas hacían clases en universidades y tenían altos puestos en organismos internacionales. Incluso hay unioversidades de países no socialistas donde todavía se enseña la economía marxista y teorías del valor-trabajo como vigentes.

    Y muchos se escandalizan porque se enseñan teorías creacionistas, cuando enseñar economía marxista y mercantilismo es igual de ridículo.

    Y me refiero específicamente a la economía marxista, no a la filosofía o política que pueden ser muy legítimas, pero las teorías económicas difícilmente se pueden tomar en serio con el nivel actual del conocimiento.

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