18 marzo 2017

Tertulias de ayer y hoy

Meta materiales
Estuve leyendo este buen artículo de difusión Sobre los Meta materiales, escrito por mi amigo el físico Tito Torres, con quien estuvimos conversando en la mañana en torno a unos sandwiches mutantes, que nos deben haber acortado la esperanza de vida en varios meses. Es increíble la invisibilidad que se puede obtener con estos materiales, no tato a las ondas visibles sino especialmente ante las ondas de radar, que es algo totalmente operativo en la actualidad.

El lograr propiedades tan asombrosas sin métodos químicos, sino esculpiendo la superficie de un material a nivel de átomos y moléculas, es algo que no deja de maravillarme. La habilidad de mover moléculas y hasta átomos individuales para reordenarlos es una cosa maravllosa que vale la pena conocer

Las tertulias
Empecé a leer por causalidad un largo artículo de los Anales de la Universidad de Chile llamado Tertulias Literarias de Hace Treinta Años de Mario Rivas Gonzalez, escrito en 1956, habla de cosas que pasaron a mediados de los años veinte, época que a mi me encanta, el relato me atrapó de inmediato y no pude parar de leerlo hasta terminar, cosa que ocurrió hace algunos minutos, lo disfruté mucho.

Las tertulias, los salones donde alguien los suficientemente acomodado invitaba a un grupo de amigos para comer, tomar y sobre todo conversar, parece que son una costumbre muy antigua. Recuerdo que en París era una Fiesta, el estupendo libro de memorias de Hemingway en sus años parisienses, cuenta como Gertrude Stein "coleccionaba" a jóvenes artistas como Picasso, Ezra Pound y el propio Hemingway, invitándolos a su salón para conversar, tomar buen trago y comida. En Santiago pasaba los mismo y en varias casas más o menos aristocráticas se hacían tertulias adonde invitaban a jóvenes y viejos con inquietudes artísticas o intelectuales.

Era una costumbre curiosa, una especie de negocio donde todos salían beneficiados porque el anfitrión en cierta forma adquiría brillo social invitando a gente que después podría llegar a ser famosa y los artistas, siempre escasos de recursos, tenían donde comer, tomar y mostrar su trabajo. Al final si nadie se hacía famoso y las tertulias desaparecían sin pena ni gloria, por lo menos todos quedaban contentos porque pasaban el tiempo de manera agradable conversando, discutiendo y a veces dándose ánimos mutuamente.

Hay otro librito muy entretenido de Graham Greene, que se llama El Doctor Fisher de Ginebra, que se trata de un millonario muy desagradable que mantiene una tertulia con el puro propósito de humillar a sus invitados, solo para ver hasta donde la codicia -porque les hace regalos espléndidos- supera el amor propio y los obliga a aceptar las humillaciones. el libro parte con este sugerente epígrafe:

"Quien haya sentado, siquiera una vez, amigos a su mesa sabrá lo que significa ser César, sea esto lo que fuere"

Gran verdad, el anfitrión tiene siempre el sartén por el mango y puede darse el gusto de ridiculizar y hasta humillar a sus invitados, nunca es fácil como invitado mandarlo al diablo. Lástima que los salones y las tertulias hayan pasado de moda, me parece que eran una idea estupenda y lo deben haber pasado muy bien en esos años recreando los simposios griegos, donde Platon, Sócrates y otros por el estilo tomaban hasta quedar botados (simposio: sym= juntos, posis=beber).

Sin embargo, aunque ya no hay salones ni tertulias como antes, la necesidad de socializar sigue igual y bajo otras formas nos seguimos juntando a conversar, discutir y pavonearnos un poco ante los demás, pasan los siglos pero la naturaleza humana sigue más o menos igual, aunque ahora los medios y las conversaciones son distintas.

Muchas veces uno se junta con los amigos solo para emborracharse en compañía, ya que tomar solo es bastante deprimente. Así es como me juntaba durante tantos años, primero en Chiloé, después en Arica, todos los fines de semana a tomar en el Cuerpo de Bomberos, el Bar la Golosina o la Isla del Alacrán, para conversar de todo y de nada, repetirnos los mismos chistes de siempre y reirnos cada vez, como si se tratara de la primera vez que los escuchamos. Puede que no sea muy inteligente ni muy intelectual la cosa, pero igual se pasa un buen rato, que al final de eso se trata.

Desde los años ochenta más o menos, un grupo de amigos nos venimos juntando en torno a Daniel Viera, a veces en restaurantes, otras en su casa pero casi siempre en su parcela de Azapa donde nos dedicamos a arreglar el mundo y conversar las mismas tonteras de siempre. Yo creo que todos los que forman un grupo de amigos con quienes juntarse regularmente no saben la tremenda suerte que tienen. Solo cuando esos grupos se pierden uno se da cuenta de lo maravillosos que fueron y lo bien que lo pasaron. Me imagino que en cierta forma esos son los sobrevivientes de los antiguos salones, aunque mucho menos intelectuales igual practicamos bastante la filosofía barata y el fino arte de las discusiones de borrachos. Para mi eso es parte de mis riquezas materiales, que empezó con los jueves culturales, en los ochentas, y sigue funcionando más de 30 años después.

Y sin duda que en este mismo Club de Ociosos tenemos una estupenda tertulia, y aunque no nos podemos emborrachar juntos como corresponde a un simposio respetable, nadie me impide tomar mi lata de cerveza, cosa que estoy haciendo justo ahora, mientras escribo estas ociosas líneas. Larga vida entonces a la amistad, al intercambio de opiniones y al ocio, que es madre de todos los vicios, pero como a toda madre merece nuestro más profundo respeto.

18 comentarios:

  1. había una célebre tertulia literaria en Buenos Aires, en la casa de Victoria Ocampo, de obligada concurrencia para los intelectuales. Un día estaban agasajando al escritor europeo de moda y de visita en la ciudad y un par de tipos que no se conocían entre sí se quedaron un poco relegados del círculo principal. Victoria, que era imperativa y tenía confianza con ambos, pasó al lado y les susurró:
    - No sean mierdas, vengan a hablar con tal y tal.
    Los tipos, que eran Jorge Luis Borges y Bioy Casares, se quedaron en rebeldía y ex-profeso lejos del foco principal y no tuvieron más remedio que empezar a hablar entre sí.
    Acá surge una amistad que iba a durar toda la vida, incluyendo escritura conjunta: Borges y Bioy inventan a Honorio Bustos Domecq, un seudónimo al que adjudican la autoría de varios relatos policiales. Crean así a "Don Isidro Parodi" un ex-policía preso en la Penitenciería Nacionoal que resuelve los casos en su celda, simplemente recibiendo visitas, escuchando sus historias y explicando a sus consultantes cómo en su propio relato estaba la clave del crimen.

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  2. Cierto, el salón de Victoria Ocampo donde salió la revista Sur y todo eso. Era muy aristocrática doña Victoria por lo que he leído y un poquito snob como corresponde a todo anfitrión, he leído sus recuerdos de cuando invitó a Von Kieserling (o como se escriba), pero en fin, el snobismo es un pecado venial, todos tenemos un poco.

    Lo que no tenía idea es que de entonces nació la asociación entre Borges y Bioy Casares, claro que he leído las aventuras de don Isidro Parodi, exquisito personaje, una especie de Sherlock Holmes "encarcelado injustamente" ¡que más sudamericano que eso! un personaje estupendo, igual que las historias

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  3. Tenía mucha plata y la puso para la cultura. Se divorció de un matrimonio arreglado de muy jovencita y desde entonces se dedicó a escribir, viajar, tener amantes distinguidos y organizar revistas culturales, salones de tertulia, promover escritores. Como fue una recalcitrante antiperonista, el régimen la metió presa, con alguna excusa, pensando en humillar a la copetuda. Se tomó el desafío a pleno y lo consideró una gran experiencia. Le encargaron limpiar los baños para hacerla desmayar y según dijo "los dejaba brillando". Después que salió de la cárcel, organizaba un té con sus "ex-compañeras presas", la mayoría prostitutas, cada tantas semanas en su casa.
    Un personaje.
    Ahora es otra tertula que Ud. menciona, la local, de hombres (supongo que habrá similar de mujeres) arreglando el mundo, acá se hace normalmente con la excusa de tomar mate. Infusión que puede consumirse durante horas en ronda. Yo he participado de algunas en mi vida, muy diverrtidas, aunque ahora me reduzco a una mateada de fin de semana con un sólo amigo que se mantiene fiel y mantenemos la voluntad de juntarnos. Ah, los años pasan.

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  4. Una maravilla de mujer, encarnó lo mejor de la aristocracia argentina de su época, era inteligente y tenía pensamiento muy independiente, yo la admiro mucho.

    El mate en rueda solo se conoce en el sur de Chile, en Chiloé por ejemplo donde la mayoría de la gente se iba a trabajar por años a Argentina, a veces se quedaban viviendo allá. En Aysén hay "gauchos" chilenos que se visten con boina y pantalones abombados, la influencia argentina es muy fuerte allá, tal como la peruana y boliviana es fuerte en nuestras ciudades del Norte, es natural supongo, por razones geográficas y culturales.

    Yo creo que los amigos hay que cuidarlos más que a la plata, no se debe esperar lealtad ni nada de esas tonteras que tanto interesan a la mayoría de las mujeres, los amigos están para cagarlos, no para pedirles favores ni nada de eso, uno tiene amigos simplemente porque lo pasa bien con ellos, aunque sean los peores canallas, la verdadera amistad es bastante incondicional creo yo. A mi igual se me están muriendo, uno a uno se va desgranando el choclo! pero que tanto, es la ley de la vida nomas

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  5. .. he visto algunos videos de Aysén, y escuchándolos hablar diría que son gauchos argentinos, o hijos de argentinos criados en un entorno muy similar a su origen. Es más: son de Corrientea, o de Entre Ríos, provincias linderas con Paraguay y Brasil. Hablan típicamente como ellos. Son provincias muy ganaderas, con gente "de a caballo", y actualmente muchos de sus hijos migran a otras partes para trabajar en estancias de ganado. Mi suposición es que migraron al sur contratados por estancias argentinas y chilenas para manejar vacas y ovejas y allí ya es posible que vayan por una segunda o tercera generación.

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  6. Concuerdo totalmente, aquí uno siempre tiene algo que aprender o por último algo interesante para leer.
    Saludos :D.

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  7. Creo que, salvando la distancias, los foros mantienen un poco viva la costumbre de las tertulias

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  8. Ulschmidt, en Chiloé, Argentina era el destino natural para emigrar, en mi época eran las minas de carbón de Río Negro, una especie de El Dorado para los chilenos que querían emigrar, dos de mis primos se fueron adolescentes a trabajar allá, luego volvían hablando como argentinos. Ahora que lo mencionas el acento cantadito que es tan característico del campo en Chiloé se parece bastante al acento correntino, puede que estén relacionados (hablan como "asombrados" por algo). En Aysen la influencia es todavía más notoria, especialmente en vestimenta y costumbres. Cosas de la frontera.

    Frx, claro, se aprende mucho acá, yo he aprendido montones de cosas en nuestras ociosas conversaciones.

    Anónimo, sin duda, los foros son verdaderas tertulias como fueron en su época Usenet, yo estuve como 15 años participando todos los días en chile.soc.politica y varios otros, era estupendo.

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  9. No solo se ha perdido el anfitrion "exquisito" o de fino modales, que prestaba su hogar, sus tragos y refrigerador, donde poder machetear a piacere sus invitados.

    Lo interesante, era que el anfitriòn no era primordial que fuera excesivamente inteligente...si no dueño de un casa y proveyera el licor y el alimento necesario.

    Como el personaje de Ragueneau el pastelero amigo de Cyrano.


    Ahora con la pèsima costumbre de usar el celular para chatear y no prestar atenciòn a tus invitados como que ya no se podria tener esas tertulias de antaño

    Marcelo

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  10. Muy interesante el comentario de la emigración a Argentina. Como gallego, tengo parientes emigrados allá (todos los gallegos tienen algún pariente emigrado en la Argentina). Pero por lo que sé, la emigración gallega o vasca se quedaba en la zona de Buenos Aires...en la Patagonia no debe haber prácticamente ninguno.

    Otra cosa muy curiosa es que en la gran ola migratoria de principios del S. XX de España a América del Sur, muchos fueran a Brasil, Argentina, Cuba o Venezuela (los países que recibieron más migrantes) y relativamente muy pocos a Chile. Personalmente no conozco a nadie que emigrara a Chile, y sin embargo sé que tengo parientes emigrados tanto en Argentina, como en Venezuela y Brasil.

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  11. Es interesante pensar por que las tertulias y salones tradicionales se han ido perdiendo. Una porque para los artistas ese era su único medio de difusión y de hacer contactos "darse a conocer", otro era por el brillo social que adquiría el dueño del salón como persona culta y con un grupo de amigos brillantes.

    Ambas necesidades hoy son mejor provistas por Internet, los artistas buenos y hasta los vagos dilettantes hoy podemos darnos a conocer ya no con decenas, sino con miles de personas con quienes a veces encontramos una afinidad similar a los que iban antes a las tertulias. Ojo que a las tertulias no iban puras lumbreras sino multitud de tipos comunes, vagos y pechadores, que no tenían otro talento que caer simpáticos, los genios eran siempre muy poquitos. En cierto modo creo que Internet ha reemplazado a las tertulias con ventaja.

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  12. Es cierto Adelino que la inmigración española a principios del siglo XX en Chile fue muy poca y en Argentina parece que fue muchísima, quien sabe por qué razón, bueno, de partida Argentina era mucho más europea, rica y accesible geográficamente. Pero no pasó lo mismo con italianos y otras nacionalidades que emigraron de manera más o menos pareja a Argentina, Chile y Perú.

    En Chile a única inmigración española importante que rcuerdo fue la del Winnipeg en la Gurra Civil Española, casitodos los inmigrantes españoles que he conocido de esa época llegaron en ese viaje, en Arica hubo varios y en Santiago para que hablar.

    Los inmigrantes españoles en Chile, por alguna razón que no conozco, fueron en gran número industriales panaderos. En Santiago no había panadería de barrio que no tuviese un dueño español, algo muy curioso.

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  13. Mi abuelo paterno Manuel Pozo, es el único del que no tengo genealogía, solo se que la familia llegó de Mieres en Asturias, un pueblo donde casi todos eran mineros del carbón, mi bisabuelo era agricultor y tenía fama de ser el hombre más flojo de todo Chile "la noche es para dormir y e día para descansar" era su lema. Algo se me pegó, nunca he podido averiguar nada sobre esa rama de la familia

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  14. Tomás, yo me imagino que el hecho físico de la cordillera de los Andes hizo que la migración a Chile no fuera interesante, económicamente hablando. Además, después de haber llegado a la Buenos Aires de principios del siglo XX (que posiblemente era una de las ciudades más ricas del mundo), escapando de la pobreza de la Galicia rural de aquella época, les hubiera satisfecho en aquel momento.

    De hecho, mucha gente que emigró a Brasil en un primer momento, ante las durísimas condiciones de vida en el interior paulistano (a muchos les habían contratado de cortadores de caña) buscaron la manera de llegar a Argentina o se volvieron a España.

    En cuanto a la especialización económica de los emigrantes, eso daría para más que un paper, jeje. En Argentina emigraron tantos gallegos que hacían un poco de todo, pero por ejemplo no solían hacer trabajos de campo y procuraban quedarse en el Gran Buenos Aires y sus ciudades satélites, por lo que tengo entendido. En cambio en Venezuela era muy típico que se dedicaran a la venta ambulante hasta que se hacían con un pequeño capital para montar un negocio. No les gustaba trabajar para otros.

    Así que tienes antepasados asturianos? Qué curioso. Sí, Mieres es la ciudad carbonera de España. Aunque el poco carbón que se consume actualmente es casi todo importado de Indonesia o Australia. Las minas españolas de carbón eran pocas, malas y muy peligrosas.

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  15. Argentina atrajo mucha gente porque prácticamente regalaba tierras, entre 1870 y 1920 ocuparon de verdad los territorios indios de La Pampa, La Patagonia y el Chaco y los emprendedores podían hacerse tierras muy baratas.
    Paradojicamente (o no) eso generó muchos puestos de trabajo en las ciudades del Este, en ferrocarriles, puertos, molinos, frigoríficos, casa de comercio, bancos, aseguradoras, constructoras, etc.. y muchos migrantes se incorporaron a la economía urbana producto del boom rural, pero no fueron al campo.
    Igual hay gallegos por todas partes. En mi pueblo siempre hay alguien con ese apodo. Cuando estudiaba en la capital provincial, iba a bailar al "Centro Gallego" que quedaba sobre Avenida Galicia y todavía está ahí:

    http://www.santafeciudad.gov.ar/ciudad_inclusiva/deportes_recreacion/sede_centro_gallego.html

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  16. Los inmigrantes tinden a especializarse en el país que llegan, los italianos eran mayormente almaceneros, los palestinos (en Chile la colonia es enorme) eran vendedores vajeros por cuenta propia y luego pasaron a industriales, los croatas se dedicaban de preferencia a la pesca y minería, los ingleses al comercio y la bolsa, los alemanes a la agricultura... y así.

    Yo tengo dos grandes lagunas en mi familia: mi abuelo materno Manuel Pozo y mi abuela paterna Clorinda Diaz, de quien no se absolutamente nada, dicen que probablemente era argentina, de Rosario, de donde son mis primos Radeljak, de mi abuelo paterno tengo bastante informacion y de mi abuela materna para que decir, llego hasta el siglo 11 más o menos

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  17. acá también, los "turcos" - palestinos y sirio-libaneses - se dedicaban al comercio ambulante. A los "gallegos" el folklore los relaciona con almacenes y bares. En realidad hay un personaje de Quino, compañero de Mafalda; Manolito, hijo de Don Manolo, que consagró el estereotipo. Manolito tiene los pies en la tierra, ambiciones cumplibles, es muy esforzado y nada soñador como Mafalda. Quino, él mismo descendientes de gallego radicados en Mendoza, lo describió así.



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  18. Manolito me hizo pasar buenos ratos en mi época de crío cuando leía las historietas de Mafalda. No sabía que Quino tenía antepasados gallegos.

    Hay que hacer notar que en muchas zonas de Hispanoamérica se le dice "gallego" a todo aquel que tiene algún antepasado español. Creo que también es así en Buenos Aires.

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