01 julio 2020

Aristocracia chilena 4: latifundistas: y mineros


Durante toda la Colonia, los nobles llegados de España fueron desplazando a los antiguos conquistadores en el mando y administración del Reino. Muchas familias de conquistadores terminaron relegadas como medianos y pequeños agricultores a lo largo del Valle Central, mientras los nuevos aristócratas acumulaban nuevos derechos y privilegios.

Ohiggins, siendo hijo ilegítimo, tenía un obvio resentimiento contra los que ostentaban blasones de familia y una de las primeras cosas que decretó -junto con la abolición de la esclavitud- fue la prohibición de usar títulos, escudos, pendones o cualquier otro signo que ostentara nobleza de cuna. Las influencias de la masonería y la Revolución Francesa agudizaron una furiosa reacción anti realista y anti nobleza.

Latifundistas
Pero la realidad pesa más que las buenas intenciones. Prácticamente toda la producción de riqueza del país -que en esos años era mayormente agrícola- estaba en manos de familias nobles que habían adquirido enormes latifundios. Un buen ejemplo fue don Mateo de Toro y Zambrano, criollo enriquecido en el comercio que remató una enorme hacienda que dejaron los jesuitas tras ser expulsados y se convirtió -él y su descendencia- en uno de los mayores terratenientes de su época (alrededor de 1800).

Otro ejemplo notable fue mi tía abuela 8º Catalina de los Ríos y Lisperguer "La Quintrala", con fama de ser la mujer más malvada de nuestra historia. Ella junto con su marido Alfonso Campofrío de Carvajal y Riveros fueron también los mayores terrateniente de su época (1630 más o menos). Todos esos enormes latifundios, que de cordillera a mar cortaban el país en dos, fueron heredados por los descendientes. Así la antigua nobleza siguieron siendo "los dueños de Chile", pese a los esfuerzos de Ohiggins y otros furiosos afrancesados.

En los primeros años de la República, cuando don Diego Portales ya había extirpado la anarquía y "metido al país en un zapato" (alrededor de 1830), Chile comenzó a tener un auge agrícola extraordinario, exportando alimentos al Perú, donde había muchísima plata y otros países del Pacífico. Durante Portales se desarrolló una marina mercante, que con el tiempo sería respaldada por una sólida marina de guerra. En esos años, el pequeño Chile fue la mayor potencia naval del Pacífico. Potenciadas por los descubrimientos de oro en California y Australia las exportaciones de alimento se fueron a las nubes y fue la época dorada para los grandes latifundistas.

La antigua nobleza vivía su edad de oro, fueron los que por herencia habían recibido enormes y fértiles extensiones de tierra de sus astutos antepasados, las fortunas de los Ruiz Tagle, Larrain, Larenas, Garcés, Irarrazabal, Errazuriz, García Huidobro, Subercaseaux y tantos otros, alcanzó niveles que sus antepasados nunca imaginaron.

Mineros
Pocos años antes de la Guerra del Pacífico, empezó a aparecer otra clase de millonarios con el descubrimiento de las minas de plata en Chañarcillo, alrededor de Copiapó, eso que trajo un boom minero muy especial. Como la plata era poca y tampoco teníamos oro en abundancia como en Perú, los nuevos mineros, después del boom inicial, se dedicaron a buscar y explotar minerales que en esos años eran poco apreciados y con eso se hicieron enormes fortunas. Don José Tomás Urmeneta "el loco del burro" se convirtió en ultra rico con la minería del cobre, Matías Cousiño y Silvestre Schwager, entre otros, se hicieron ricos explotando el carbón, justo cuando nos llegaba la revolución industrial.

Entonces empezó a producirse un exceso de capital en Chile, comenzaron a llegar inmigrantes, aventureros de Inglaterra, Escocia, Francia, Alemania, Estados Unidos y muchos otros países con experiencia en grandes negocios y así se armaron las incipientes transnacionales chilenas, invirtiendo en el extranjero o en zonas en disputa fronteriza, como era el Desierto de Atacama. El desarrollo económico de esa zona en particular, financiado casi exclusivamente con capitales chilenos, fue la mecha que encendió la Guerra del Pacífico.

La agricultura y los latifundios siguieron floreciendo en esos años, atendiendo la demanda interna por los distintos auges mineros. Después de la guerra, se agregaron nuevos territorios y más mercado para la provisión de alimentos. Todo esto duró hasta la Gran Depresión de los años 1930 en Estados Unidos, donde Chile resultó uno de los países más golpeados del mundo por ser una economía muy abierta y basada en exportaciones. La recuperación tomó más de 50 años.

Yo conocí el latifundio durante su decadencia, en los años sesenta justo antes de la Reforma Agraria. Vivíamos en una bodega en Santiago -en realidad en la casa del cuidador- de un tío latifundista de apellido Ruiz Tagle. Él tenía un enorme fundo por Buin, si mal no recuerdo. Y allá nos íbamos los veranos. El fundo era un verdadero sistema feudal, donde la casa patronal era el "castillo" alrededor del cual vivían los inquilinos, que trabajaban para el fundo pero también cultivaban sus chacras en medianía. El sistema era bastante armónico excepto por un detalle: estaba totalmente quebrado.

De los miles de hectáreas se cultivaban menos de cincuenta, por falta crónica de capital. El latifundista era casi tan pobre como sus inquilinos, riquísimo en propiedades pero sin un peso en el bolsillo, para esos años ni siquiera se molestaban en cubrir las apariencias, recuerdo bien a mi tío, gordo e igual de mal vestido que cualquiera de sus inquilinos y más o menos igual de pobre, siempre con la máquina de los cobradores encima de su cabeza.

La Reforma Agraria, una de las políticas públicas más estúpidas que hubo en Chile, impulsada por el Gobierno de Estados Unidos de la época, fue un mazazo en la cabeza de los latifundistas por el enorme despojo que significó, pero a la larga les quitó un enorme peso de encima y terminó beneficiándolos. Es increíble como la historia se repite, leo en el Nobiliario:

Cuando las Cortes de Toro (1371) mandaron destruir los castillos feudales, existentes en tal número, que dieron nombre a la provincia de Castilla, toda la nobleza abandonó su vida rural y hubo de avecindarse en las ciudades. En ellas comenzó a intervenir entonces en las elecciones de concejales hasta esa fecha invulnerables y por ende, a socavar la más poderosa institución opuesta a su poder.
Para arraigarse definitivamente en las ciudades construyeron los nobles sus casas solariegas, sobre ellas fundaron mayorazgos que deberían perpetuar el lustre del linaje y la influencia municipal a través de los siglos, y edificaron esos entierros de familia que hasta el día hoy muestran el tesoro de sus epitafios, en las viejas iglesias conventuales.

Es exactamente
lo que ocurrió con la antigua aristocracia en Chile después de la Reforma Agraria, se "vinieron a las ciudades" -es decir a la bolsa y la banca- y se dedicaron a la política para proteger y en lo posible perpetuar sus privilegios. Solo miren los apellidos de gran parte de nuestros actuales políticos: Altamirano Orrego, Riesco, Piñera Echeñique, Frei Ruiz-Tagle, Ossandón, Larraín, Marquez de la Plata, Eiguiguren, Pérez-Cotapos, Walker Martinez, Pérez Walker, Eyzaguirre, Novoa, García Huidobro, Undurraga, Matta, ¡son los mismos! 

Bueno, el auge de la aristocracia latifundista fue más o menos hasta los años cincuenta. Luego vino otro auge de la aristocracia inmigrante, cuya primera oleada importante fueron -me parece- los libaneses. Creo que ese será el último capítulo de la serie de entradas sobre nuestra criolla aristocracia y con eso ya o los aburriré más con esta historia.


2 comentarios:

  1. Estuve pensando en eso de que la consolidación de la aristocracia en el poder político evitó los caudillismos de otras naciones americanas, un comentario del post previo.
    Sin embargo, en las otras naciones también estaba esa aristocracia y también se reservaron el poder. Con sus variantes, claro. Para mi el carácter agrícola y minero de esas fortunas en Chile ayudó un poco y en cambio el carácter ganadero en otras partes favoreció los caudillismos.
    Porque un latifundista ganadero en las Pampas, por caso, tenía casi todo para se un caudillejo militar: grandes extensiones, estancias que servía de bases, caballadas para formar caballerías y gauchos, jinetes a sueldo de car´racter levantisco, que también podían marchar por botín y pillaje.
    La mayoría de los caudillos argentinos fueron de noble cuna, con algunas variantes: la del hijo ilegítimo enviado a servir en el ejército o a trabajar al campo que termina armando su propia fortuna y ejército personal. Un poco como Ohiggins.
    Aunque ciertos historiadores de izquierda mientan ahora y digan que eran emergentes populares, eran en su mayoría ricos a caballo y a lo sumo hermanastros resentidos desquitándose de un padre que los había apartado discretamente sin desheredarlos del todo. El meollo de la política latinoamericana puede explicarse en una telenovela típica.

    ResponderBorrar
  2. Es un asunto interesante Ulschmidt, puede haber algo en esa idea que hubo muy pocas familias en Chile que quedaron con la riqueza.

    Pero yo creo que hay una explicación tal vez mejor y es la aparición de diego Portales en la vida pública. En Chile hubo caudillismo y anarquía igual o peor que en los demás países, pero Portales lo cortó de raíz. Pese a que el padre de Portales fue desterrado por patriota, el mismo nunca mostró interés en sumarse al bando de los independentistas y cuando joven se mantuvo lejos de ellos. Tal vez sus simpatías iban por que Chile permaneciera como colonia de España, quien sabe.

    La cosa es que cuando los pelucones ganaron la guerra civil en Lircay, lo primero que quisieron hacer fue traer de vuelta a Ohiggins desde Lima, porque acá estaba Rodriguez Aldea, el principal amigo y agente de Ohiggins. Portales, que ya tenía influencia política, se opuso diciendo que eso raería el caudillismo de vuelta en un cuento de nunca acabar ¡y tenía razón! Esos años con presidentes oscuros que hoy casi nadie recuerda: Prieto, Ovalle, fueron los mejores gobiernos de Chile.

    Creo que fue un diseño deliberado y una casualidad que Portales justo en el momento preciso adquiriera el poder casi absoluto que llegó a tener.

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"