La guerra que nunca fue

Vagando por Internet me encontré con el interesante artículo  La Movilización de 1975, de Arturo Fernandez Rodriguez, en la revista Perspectivas de Historia Militar de la Academia de Historia Militar. Resulta que en la página 23, aparece citada en partes, una entrada de este Templo del Ocio referente al año en que vivimos en peligro, cuando estuvimos a punto de ir a una guerra con Perú.

Como la dirección en el artículo no está correcta, aprovecho de colocarla corregida acá, se trata de la entrada Vientos de guerra con Perú, Releyéndola ahora me doy cuenta que la memoria me jugó una mala pasada, porque no era el general Dowling el que estaba en Iquique sino el general Forestier, Dowling estuvo unos años después, a mediados de los ochenta si mal no recuerdo.

Carlos Forestier Haengsen era considerado nuestro seguro de vida en caso de ataque. Estaba a cargo de la VI División de Ejército, que en esos años se convirtió en la fuerza militar más poderosa del  país (y lo sigue siendo). Un amigo que cumplió su servicio militar en esos años me contaba que tenía un enorme liderazgo en las tropas, era algo teatral, sabía como infundir miedo, respeto, entusiasmo y seguridad.

A diferencia de la mayoría de los demás oficiales chilenos a Forestier le encantaba insultar y menoscabar a los peruanos, no perdía oportunidad para hacerles algún desaire y pedía con insistencia a sus superiores un "ataque preventivo" al Perú para que -a la manera israelí en la Guerra de los 6 Días- le permitiesen destruir su fuerza aérea y blindados en un ataque por sorpresa.

Quien sabe si hablaba en serio, Forestier era un excelente soldado profesional y debe haber sabido que con los medios que tenía Chile en esos momentos un ataque así habría sido imposible, lo más probable es que fuera parte de la guerra psicológica que armaron en conjunto con el coronel Odlanier Mena en Arica, Forestier era el policía malo y Mena el policía bueno. Muy probablemente esa guerra se evitó a pura inteligencia y engaños.

Hoy la correlación de fuerzas se ha invertido. Perú frente a Chile hoy está casi tan desarmado como estuvo Chile frente al Perú en esos años. Aunque en el mar las fuerzas son comparables, en aire y tierra la superioridad chilena en armas es muy grande, lo mismo en submarinos con nuestros dos Clase Scorpene. Como Chile no tiene cuentas pendientes con Perú ni la menor intención de atacarlo, esto ha asegurado muchos años de paz y entendimiento, la carrera armamentista ha sido nuestro mejor seguro y en cuanto Chile debilite su poder militar empezarán de nuevo los vientos de pelea, es lo natural.

Leía en el artículo -lo recomiendo, está muy bueno- que la mejor oportunidad que tuvo el Perú para invadir fue en 1973, cuando el Gobierno Militar en Chile recién se estaba consolidando, el país en una crisis económica espantosa y el equipamiento de las Fuerzas Armadas era muy malo, pero al parecer Velasco apostó por esperar una guerra civil que nunca se produjo.

Luego hubo dos intentos más, en 1975, donde la invasión tenía fecha y hora pero tampoco se materializó y en 1980, cuando se cumplieron los 100 años de las batallas de Arica y Alto de Alianza, en esa última ocasión el presidente ya era Morales Bermudes, a quien con los años acusaron de "traidor" y "pro chileno", lo que no está muy de acuerdo con los hechos porque las tensiones durante su presidencia siguieron en un punto máximo.

¿Por qué Velasco Alvarado nunca decidió el ataque a Chile? Nadie lo sabe en realidad pero el hecho es que el Día D definitivo era el 6 de agosto de 1975 y por algún motivo no pasó nada, Velasco no dio la orden. Leo en el artículo que su secretario de prensa Augusto Zimmerman fue el que inventó lo de la "traición de Morales Bermudez", quien antes de esa fecha se habría reunido con Banzer para detener el ataque.

Las explicaciones de "la gran traición" siempre aparecen en casos como este, donde hay que explicar un comportamiento inexplicable para dejar al pueblo satisfecho sin que sufra la reputación del héroe. Pero la verdad es que Velasco no necesitaba pedir permiso a Morales Bermudez, pudo haber ordenado el ataque y relevarlo si se negaba, pero no lo hizo.

Señala el artículo que el hijo de Velasco Alvarado,

Indicó años más tarde que su padre nunca pensó invadir Chile y que sólo sabía de una reunión informal en la que se conversó la posibilidad de recuperar Arica por la fuerza, idea fue rápidamente desechada por el alto costo militar. Recordó que la pregunta que se hacían los militares en ese momento fue: “después de la ocupación ¿qué?"

Cosa que tiene bastante sentido. Para una ocupación militar se necesita mucha plata y recursos, esos planes "Negro 1, Negro 2, Negro 3" que relata un capitán de esos años probablemente eran más una expresión de deseos que una realidad factible, porque estirar una línea de abastecimiento por casi 1.000 km de territorio enemigo, con un montón de quebradas donde podrían haber sido fácilmente emboscados parece política ficción. Una cosa es ganar un combate pero otra muy distinta mantener un territorio ocupado, como pudieron comprobar las tropas chilenas durante la Campaña de la Sierra.

Yo creo que a Morales Bermudez lo usaron de chivo expiatorio, como se hace tantas veces en la historia, inventando "la gran traición" para tapar la indecisión de Velasco Alvarado, que era muy razonada, puede que haya sido "Juan sin miedo" pero tampoco era tan estúpido como para atacar sin causus belli previo y teniendo los grandes problemas de impopularidad internos, hoy pocos recuerdan que hasta la Guardia Civil se le había vuelto en contra y en la Marina tampoco era muy popular que digamos. Yo creo que lo pensó mejor y fue corriendo el Día D hasta que lo derrocaron.

Pero en fin, los motivos nadie los sabe, solo podemos ver lo que pasó y hacer suposiciones.