Jo-jo-jo navidad 2020

Bueno, bueno bueno, seis pares de calcetines y cuatro desodorantes, creo que tendré que empear a usarlos porque todavía me queda el desodorante que me regalaron el año pasado, para que hablar de los perfumes y colonias, creo que tengo de hace unos 7 años que nunca he usado. Mi resolución de año nuevo entonces es que empezaré a andar perfumado y desodurizado durante todo este año., de otra manera me voy a llenar de esos malditos frascos. Ya lo sé, soy un cerdo.

Todo muy tranquilo y contento, el año pasado andábamos todos nerviosos con el olor a gladiolos y este año mi querida suegra volvió a las pistas tan odiosa como siempre, con su costumbre de meterse en lo que no le importa,. reclamar por todo, en fin. volvimos a la normalidad. Este año fue la navidad en que derroché más mis habilidades sociales, me senté a la mesa, comí pan de pascua, tomé cola de mono repartiendo la simpatía y el buen humor que me caracterizan cuando estoy de buenas pulgas. Me olvidé de todo lo malo, recibí mi regalo y como cada año dije lo mismo "me lo merezco, esto y mucho más". Antes se enfurecían, ahora ni me hacen caso., ya saben que es parte de mi habitual bonhomía y creo que en el fondo ya aceptaron que me merezco esos regalos y muchos más.

También le hice acuerdo a mi querida suegra de la cara de poto que tenía la navidad pasada, cuando le dijeron que le había vuelto el cáncer y pensábamos que de esa no iba a salir caminando porque ya tenía fecha de vencimiento. Ni siquiera se rio, solo me dijo que le sirviera otro vaso de cola de mono, así es como se fue a dormir bien huasqueada.

Yo por lo general tengo pésimos recuerdos de navidad, algunos realmente horribles, pero también unos pocos recuerdos maravillosos como las que pasábamos en la casa de mi tía Hildegard, celebrando al estilo alemán, con pino de verdad, velitas, chocolates y a las 12 cantábamos la canción nacional y yo recibía los regalos, terminábamos escuchando marchas alemanas de la Primera Guerra en discos de 78 rpm, tiempos aquellos. Mi simpatía por José Antonio Kast seguramente tiene que ver con que conocí de primera mano esa cultura y los valores de los alemanes que llegaron a Chile y se integraron tan bien a nuestro país hace tantos años atrás. Mis mejores recuerdos son de la familia Goeldener Kresse, mi tía y primos postizos a quienes tanto quise.

Pero bueno, creo que esto ya lo he contado, también la navidad que hicimos cola de mono en un lavatorio y se lo regalamos a unos gringos del Cuerpo de Paz, cuando vivíamos en la miseria en la Población Santiago. Tiempos felices que no volverán. Tal vez en el futuro estaré con el agua al cuello y recordaré la navidad que acabo de pasar como algo extraordinariamente feliz, lo curioso de la felicidad es que no la notamos sino hasta después que han pasado los años y la perdimos.

Sobre la navidad se han escrito tal cantidad de porquerías, ridiculeces y lugares comunes,, se ha hecho tal derroche hipócrita que cuesta encontrar un poema de navidad que valga la pena, tal vez se salva -apenas- este 

Poema de navidad.
José Saramago.

Navidad.
Ni aquí ni ahora. Vana promesa
De otro calor y nuevo descubrimiento
Se deshace bajo la hora que anochece.
¿Brillan las luces en el cielo? Siempre brillaron.
De esa vieja ilusión desengañémonos:
Es día de navidad. No pasa nada.

Hasta mañana