Ojo con los Mosciatti

Creo que son los personajes más dañinos, hipócritas y manipuladores  de nuestra política, especialmmente, esa ridícula copia de Larry King que es Tomás Mosciatti: un Larry King de Aliexpress.

Los hermanos Tomás y Nibaldo Mosciatti heredaron la radio BioBio de su padre. Era un modesto medio de provincia nacido en Concepción, y lleva más de 57 años funcionando.

Pero fue a partir de 1990 cuando empezaron una expansión vertiginosa que los tiene hoy como el medio de prensa más escuchado de Chile. La BioBio equivale hoy a lo que fue la Radio Portales en mis años mozos, es un multi medio de comunicación poderoso que tiene la mayor sintonía del país.

Los Mosciatti dicen que su medio es independiente y en cierto sentido lo es, porque no está dedicada a defender los intereses de partidos políticos, pero si trabaja al servicio de los intereses personales de los hermanos Mosciatti, hambrientos de poder y han creado su línea editorial de acuerdo a lo que les da más réditos en ese sentido.

Hasta el año 2000 fue una radio alineada con la Concertación de Partidos por la Democracia, es decir los gobiernos de Aylwin y Frei, justo esos diez años, entre 1990 y 2000 coincidieron con la expansión económica explosiva de la radio.

Con Lagos y el escándalo MOP-GATE encontraron una nueva veta: la del periodismo moralista, indignado. Fue una línea que siguieron con los dos gobiernos de Bachelet, los dos de Piñera y el gobierno actual de Boric, les ha dado grandes réditos.

La receta de los hermanos Mosciatti es sencilla, demagógica y más antigua que sentarse en el poto: las prédicas moralistas indignadas. Ya en la época de los romanos Catón y Cicerón se habían forrado gracias a ese viejísimo truco. 

Cualquiera que haya leído superficialmente las catilinarias, reconocerá la burda copia escondida en los "comentarios" de Tomás Mosciatti. En suma son tipos ambiciosos y -para mi gusto- mucho más peligrosos que los sinverguenzas rudimentarios, como la gentuza del Frente Amplio o el resto de nuestra política.

Porque son sibilinos (adj. Misterioso u oscuro, a veces con apariencia de importante. misterioso, oscuro, enigmático, ambiguo, críptica, confuso), lo que dicen no es lo que creen sino lo que el populacho quiere escuchar.

Mucha gente ignorante -más bien ingenua- aplude a los Mosciatti porque dicen cosas que concuerdan con sus propias opiniones, por ejemplo cuando critican a Bachelet, a Boric o los del Frente Amplio. 

Lo que no se dan cuenta es que toda esa retórica oblicua y llena de veneno no representa lo que los Mosciatti creen o piensan, sino lo que estiman que les aumentará su cuota de poder e influencia.

Todas estas vueltas que me he dado en torno a los infames Mosciatti son a propósito del festín que se están dando con el "caso audios". 

Tomás Mosciatti se ha estado  festinando con enredados soliloquios sobre la inmoralidad que significa que algunos ministros le hayan pedido ayuda a Hermosilla -un abogado con buenos contactos- para que los ayudara a ser nombrados.

¿Qué clase de estupidez es esa? Si desde principios de nuestra república los jueces, notarios y todos los funcionarios públicos nombrados por los políticos tienen que hacerles el besamanos y jurarles lealtad ¿me van a decir que eso Mosciatti no lo conocía? Nunca había visto tanta hipocresía junta.

Si los Mosciatti tuviesen un gramo de decencia hablarían de lo importante: de los fiscales comentiendo delitos impunemente, protegidos por la podrida institución que es el Ministerio Público.

Y sobre todo tendrían que gastar saliva hablando cómo el Poder Judicial y el Ministerio Público se encuentran absolutamente sometidos a los parlamentarios desde 1990, justamente el año en que los Mosciatti empezaron a ganar plata en grande ¿creen que algún día van a hablar sobre eso? Yo estoy seguro que nunca lo harán.

Por mientras se dedicarán a hacerse populares en tontilandia con su retórica demagógica, hipócrita y cargada de veneno.

Si lo piensan bien, la última vez que hubo unos pocos jueces independientes fue durante el Gobierno Militar; los minsitros Cánovas, Retamal y muchos jueces tiesos de mechas le plantaron cara al gobierno de los militares, y no les pasó absolutamente nada, porque en esos años al Poder Judicial se le respetaba.

Claro que hubo jueces genuflexos, igual que ahora, pero esos jueces fueron los mismos que a partir de 1990 se dieron vuelta la chaqueta sin ningún pudor y empezaron a enjuiciar militares de la manera más abusiva. 

Me gustaría saber cuantos recursos de amparo aceptaron  los paladines de los derechos humanos como Guzmán o Carrozas, que después se cebaron persiguiendo a militares inocentes -y a otros culpables- por delitos en que los propios jueces habían sido cómplices, por cobardía.

Estamos en el reino de los hipócritas, y de los tontos que les compran y los aplauden.