Bueno, bueno, después de muchos tropiezos conseguí la reunión que esperaba, conté, de manera más o menos improvisada mi cuento y no tuve el apoyo inmediato que hubiese querido. Contra lo acostumbrado fuí yo el que habló más, me escucharon con paciencia y me dijeron "ya, dejame leer el asunto y consultarlo bien, de ahí conversamos". Me parece razonable y confío que pueda ser un paso de avance.
Cada vez estoy más convencido que el proyecto hablará por si solo; es único en muchos aspectos, está bien orientado y tiene una rentabilidad muy alta, en fin, veremos que pasa. Un detalle chistoso fue cuando me preguntaron "bueno, ¿pero tu en que trabajas?", la pregunta más embarazosa para un cesante, la cosa es que contesté "estoy cesante desde enero, por eso me puse a hacer esta cosa", miré de reojo a mi compadre Oscar, que estaba muy calladito y lo veo dar un respingo.
La verdad es que no tengo ningún problema en decir que estoy cesante, afortunadamente no ando buscando pega así es que ¿para que voy a fingir lo que no es cierto?. Tengo un trabajo con buena plata ahí esperando, pero haré todo lo posible por evitarlo; nunca he cumplido horario y -como dijo Arturo Prat- espero que esta no sea la ocasión de hacerlo. Hay muchas cosas que puedo intentar antes de caer tan bajo.
Yo creo que es mejor estar cesante que hacer algo que a uno no le gusta, así es que ser desempleado es una cuestión de orgullo, y yo heredé -de mi santa madre- un orgullo del porte de un trasantlántico. Si este proyecto no resulta tengo muchas otras cosas que intentar antes de convertirme en un pobre diablo asalariado.
Luego de la reunión Oscar me pidió que lo llevara a entregar unos equipos de radio, pero el cliente no estaba y no encontramos mejor manera de hacer hora que meternos a la Fuente de Soda El Camello a tomar unas cervezas mientras llegaban los clientes. Los que conocen esas fábricas de borrachos que son las fuentes de soda de barrio sabrán a que me refiero, un Wurlitzer de monedas, música a todo volúmen (El Galeón Español, Poquita Fé, y cosas así), unas gordas que acompañan a tomar a los borrachitos y todo eso.
Años que no me metía a un lugar de esos, nos acordamos de los viejos buenos tiempos cuando estudiábamos en la universidad, Oscar decía que no soportaba la música a todo volumen pero a la segunda Arequipeña de a litro ya estábamos llevando el ritmo con las tapas de las botellas, pasamos un muy buen rato riéndonos, comentando la entrevista y arreglando los problemas del mundo.
De vuelta en casita me puse a leer: traté primero con el Ensayo de la Naturaleza Humana, de Hume ¡que libro más aburrido y mal escrito! ¿por qué los filósofos redactarán tan mal?, después de unas pocas páginas lo dejé. además que las Arequipeñas que tomé no eran de mucha ayuda para concentrarme.
Pero también tenía a mano los cuentos completos de Truman Capote, así es que escogí uno con un título que me llamó la atención, se llamaba Mi Versión Sobre el Asunto, lo leí de un tirón, con cerveza y todo. Que gran escritor fue Truman Capote.
Ahora me tengo que ir a reposar mis cervezas, a dormir se ha dicho, buenas noches los pastores.