No solteis el Morro

Recibí un mail de Raziel Valle, del Grupo de Difusión del Software Libre de la Universidad de Tarapacá, donde me cuenta que están organizando el Festival Latinoamericano del Software Libre 2007 en Arica, el día 28 de abril.

Bien por los muchachos de la UTA, trataré de ayudarlos en lo que esté a mi alcance y ojalá que la Municipalidad se ponga con algún apoyo para ellos, el Alcalde normalmente ayuda en estos casos, difundir el software libre, es una buena causa y beneficia a toda la ciudad. Exito para ellos entonces, este sábado iré al ensayo a sacar algunas fotos a ver si las publico.

Ha sido una semana muy buena y llena de sorpresas agradables, mañana inauguran el salón VIP del Rapa-Nui y cumpliré con mi deber de estar allí para saludar a mi amigo Marcelo y sus simpáticas chicas ¡Rapa-Nui allá voy!. Con mi compadre Oscarini vamos avanzando en nuestro proyecto a paso firme ¡ya viene la ola compadre! A ver si esta vez la agarramos.

Me acabo de enterar que mañana operan en la clínica San José a mi amiga Mila por una lesión en la espalda, una operación menor según me contaba, bueno, toneladas de buena suerte para tí Mila, que todo salga perfecto para que estemos brindando unas saludables cervezas el lunes ¡Suerte!.

Y una historia chiquitita, solo para que quede registrada. A fines de los años setenta durante los años de la más completa miseria, mi mamá tenía unos amigos que siempre se portaron muy bien con nosotros. Reinaldo tenía una relojería y le iba muy bien porque se especializaba en arreglar relojes finos, pasábamos casi todos los fines de semana en su casa con Mónica, su señora y los dos hijos que tenían en esa época. Eran nuestro mejores amigos.

El asunto que estábamos tan -pero tan mal- que a Reinaldo se le ocurrió que yo podría ir a trabajar ayudándole en la relojería. Para que practicara me pasó un gran reloj despertador "Westclock" que -según me dijo- era el silabario de los relojes. Me dijo que lo desarmara y después lo volviera a armar, era el más grande y el más sencillo.

Estuve varios días, no solo fui incapáz de armar el reloj, no solo le quebré piezas y le rodé tornillos sino que me las arreglé para echar a perder un par de herramientas. Menos mal que Reinaldo no se lo tomó a mal, solo me dijo "oye, parece que la relojería no es tu futuro". Que pesadilla, todavía me acuerdo y me da plancha.

Y pensar que aún hay gente que cree que trabajar es bueno. Leo estas sabias palabras de don Nelson Gómez Leon "si el trabajo fuera bueno, uno pagaría por hacerlo, en cambio, como es malo a uno le pagan por realizarlo" Sabiduría pura señores, ¡Aguanta Tomasito, no solteis el Morro!