Bachelet es un problema para Chile

En verdad no es un problema de ahora, sino que ha venido dando problemas desde que Ricardo Lagos la llevó al gobierno como ministra de salud primero y después ministra de defensa. 

Sus dos gobiernos fueron sendas fiestas de demagogia, repartiendo toda clase de "beneficios sociales", que significaron nuevos gastos gigantescos sin tener ingresos permanentes para financiarlos. 

¿Como se pagaron entonces? Primero echando mano a los miles de millones de dólares que Chile tenía como reservas internacionales. Cuando eso se terminó -no duró mucho en realidad- empezaron a pedir prestado.

También en su primer mandato empezó el superciclo de los precios del cobre, que dejó importantes ingresos al fisco. 

Su primer ministro de hacienda fue Andrés Velasco, que venía de ser decano de la Escuela de Gobierno en Harvard y fue el responsable de iniciar la destrucción económica en Chile. 

Mientras con palabras Velasco defendía a rajatabla la "Regla Fiscal", con sus políticas fue él quien empezó su destrucción.

Entonces comenzó un proceso de aumento sostenido del déficit y caída idem del crecimiento, que se aceleró en el segundo gobierno de Bachelet, cuando tuvimos los ministros de hacienda más ineptos desde los años de la unidad popular.

Primero nombró a Arenas, que con Michel Jorrat -al ver que se les había acabado la plata- tuvieron la idea más luminosa y socialista de todas: quitarle a los ricos. 

El resultado de su "reforma tributaria" fue espantoso y nos persigue hasta el día de hoy. En el fondo, la gestión económica de Bachelet en Chile no fue muy diferente a la de Evo Morales en Bolivia y los resultados fueron similares.

En ese segundo gobierno de Bachelet por primera vez desde 1990 un gobierno tuvo tres ministros de hacienda: Arenas, Valdés e Eyzaguirre.

En suma, Bachelet inició y profundizó la destrucción de la economía en Chile. esto le dio -como era de esperar- un gran prestigio en la oligarquía social demócrata mundial, agrupada en torno a la ONU y su maraña de cargos y oficinas.

Lo mismo pasó con Velasco, el destructor y gestor de nuestro deterioro económico. Hoy es decano de la London School of Economics y predica su incompetencia desde allá como si nada hubiese pasado. Incluso tiene la tupé de hablar del "consenso de Londres" como si fuese un nuevo paradigma.

Como decimos en Chile "las patitas", o para decirlo también en peruano "que tal concha".

Pero eso no fue todo, Bachelet también estuvo involucrada como presidente en el sucio negociado de la importación masiva de haitianos ¿recuerdan que hasta se creó una línea aérea fantasma para traerlos en vuelos nocturnos?

Los haitianos, con sobres amarillos bajo el brazo que traían instrucciones detalladas para hacerse pasar por turistas, apoyados en los dos instructivos presidenciales de Bachelet. Así abrieron de par en par las puertas de Chile para la inmigración descontrolada.

Y ahora, quiere que el gobierno apoye y financie su campaña
Eso si que es ser caradura. Se le antojó postularse a Secretaria General de la ONU justo a fines del gobierno merluzo, lo que trae otro problema serio al gobierno de Kast que recién se inicia.

Porque si Kast le niega el apoyo, la izquierda en Chile y el mundo tendrán el pretexto para atacarlo a su gusto, tomándolo como una declaración abierta de guerra.

Y si Kast la financia, va a erosionar la base de apoyo de su propio electorado. No me imagino mayor furia para cualquier republicano, nacional libertario o social cristiano que ver que el que llevaron al poder parte con una señal así de debilidad.

O sea Kast sí o sí va a tener que pelear con alguien, no podrá evitarlo. Vamos a ver ahora si es capaz de pelear con quien corresponde y no enajenarse a los que lo llevaron a la presidencia. Es impresionante cuanto daño le ha hecho y le sigue haciendo Bachelet al país.

Yo creo que si Kast y su equipo tienen claras las ideas que representan, dirán en términos muy corteses -lo cortés no quita lo valiente- que el gobierno tiene prioridades y gastos más urgentes que promover la candidatura a una organización que ya ha perdido mucha importancia para nuetra política exterior.