Tres Tristes Temas

Baberos: Ayer un padre entusiasmado me daba la lata acerca de su hijo "índigo", me hablaba de su increíble inteligencia, percepción, sensibilidad y toda esa basura. No es primera vez que tengo que soportar a un tonto de esos y alguna vez he escrito de lo desagrabable que me resulta aguantarlos. ¿A quien le importan las supuestas gracias del niño?, que por lo demás no tiene nada de especial aparte de ser un mocoso puntudo y arrogante como la mayoría de los actuales malcriados. Antes los padres se vanagloriaban de los éxitos intelectuales de los hijos, de lo bien que le iba en la universidad "¡y eso que ni estudia, igual se saca buenas notas!", se pavoneaban con la supuesta inteligencia innata del niño como si fuera propia, ahora como les salen brutos inventaron que sus niños eran "índigo". Que triste espectáculo ¿cual es la gracia de vestirse con ropa ajena?.

Parece que este invento de los "niños índigo" es un poco signo de los tiempos, la sociedad valora mucho más los talentos iinatos que los méritos, se valoran cosas superficiales y casuales: belleza, linda voz, el suertudo que se ganó el kino. Los niños índigo (en el muy improbable caso que existan) simplemente nacierion así, es un don que no les costó nada y por eso los tontorrones lo consideran algo muy valioso. Para mi que los niños índigo es un puro cuento, un cazagiles como tantos otros que aparecen de tiempo en tiempo.

Huelgas de hambre: unos presos mapuches estuvieron cincuenta días en huelga de hambre. No me voy a pronunciar si su reclamo era justo o injusto porque no tengo idea del caso, pero si me interesa el recurso de la huelga de hambre como herramienta para conseguir algo que uno quiere. En principio las huelgas de hambre no debieran ser muy eficientes, a menos que el que la hace tenga intenciones reales de terminar con su vida, normalmente se trata solo de una amenaza como los que se balancean en una cornisa y no saltan nunca, solo para llamar la atención. Pero hay unos pocos casos como el tipo del IRA (Bobby Sands creo que se llamaba) que realmente se murió de hambre en la cárcel, ante la vista de las imperturbables autoridades de la Pérfida Albion, que no se caracterizan precisamente por su misericordia.

Yo creo que para los presos, excepto los de delitos gravísimos como violaciones o asesinatos, la huelga de hambre debiera des-dramatizarse: si un preso hace huelga de hambre lo suficientemente larga se le podría rebajar la condena, o sea que pague con cárcel o con hambre. El hambre se transformaría en un castigo alternativo y voluntario, algo así como una año de rebaja por cada 50 días de huelga de hambre, total, podría considerarse ambas cosas como una forma de castigo.

Guachacas: ya me caen gordos, es como la picada que se convirtió en restaurant, en la época de la familia Parra (los verdaderos) eran simpáticos, mal que mal todos los chilenos tenemos el origen guachaca en algún lado, solo hay que buscarlo. Pero pasó el tiempo y empezaron a meterse los políticos, las figuritas de la tele, los profesionales y ahora se ha llegado al absurdo que existe una especie de esnobismo guachaca. El asunto es que hoy por hoy, los guachacas son más falsos que un Ministro Secretario General de Gobierno y a propósito, esos ministros son todos guachacas con carnet, curioso ¿no es cierto?.