Como me gusta esta ciudad de rarezas. Ayer fue el último día de Luis Rocaful como intendente, se va con el afecto de muchos por su estilo sencillo y accesible. Resulta que lo fueron a despedir las tres asociaciónes de afro descendientes con sus congas, tambores y Rocaful les comentó "al final todos tenemos algo de negro... en alguna parte", en otra parte lo habrían crucificado pero acá nadie lo tomó a mal, todo lo contrario, lo que muestra que somos completamente sanos en cuanto a racismo.
Cuando dejaba la oficina para irse a la casa una señora lo para en la calle, lo abraza y de dijo "¡vengo a agradecerle por todo lo que hizo!" era doña Malú Barrios, ex alcaldesa y madre del recién nombrado intendente. Así me gusta Arica, sin intrigas, broncas, sin desvergonzados abusando de su poder. Es el estilo de Lucho Cornejo, de Rocaful y seguramente será el de Barbosa. Así debería ser siempre, aunque los de las cúpulas políticas se comporten como alimañas, los ariqueños comunes somos mucho más civilizados.
Me llegó una invitación para ir a dar una charla a Arequipa el próximo mes, tenía muchas ganas de ir al Perú y justo por la Escuela apareció la oportunidad, voy encantado. Siempre me ha impresionado cruzar una frontera, incluso el 2008, cuando trabajaba en Perú y pasaba día por medio a Tacna, cada vez que cruzábamos por la Línea de la Concordia tenía la sensación de algo importante, nunca llegué a acostumbrarme o a tomarlo con indiferencia. Desde chico me fascinaron los mapas y ver físicamente que esa línea imaginaria tiene un equivalente material, marcado en el suelo, tiene algo de magia.
Las fronteras marcan los límites de la soberanía del estado, donde el soberano puede hacer lo que se le de la real gana dentro de ellas: dictar leyes, prohibiciones, otorgar favores y privilegios. Pero pasando la frontera la cosa cambia, hay otro soberano y nuestros carabineros ya no tienen fuerza ni autoridad. En el principio de las naciones-estado, las fronteras servían para contar la gente que se podía enviar a la guerra.
Que me dicen de los temblores, siguen las sacudidas, el Tomás Jr con la Pilar iban llegando en bus a Valparaíso pero no los alcanzó a pescar, en fin, tendrán algún tiempo para acostumbrarse supongo. Yo acá en Arica bien protegido, hasta el momento. Hay lugares donde siempre me ha dado miedo que me pille un terremoto: en el camino a Iquique hay varias cuestas donde el camino desaparece debajo del alud después de cada temblor fuerte, otro lugar muy peligoso son las cuevs de Corazones y la Isla del Alacran. Siempre he pensado que es una estupidez arrancar en auto, mucho mejor a pie, lo que se pierde en velocidad se gana en autonomía. Nada más fácil que chocar, o que nos choquen, o quedar atrapado en un embotellamiento.
Marzo, marzo no me deja tranquilo. No me he hecho el tiempo para cosas importantes por la flauta, ahora me voy a clases. Hasta mañana.
el miércoles llegue a Stgo y ayer me tocó la fuerte réplica, pero la "cultura sismica" de todo ariqueño me ha ayudado a tomarlo con naturalidad, y como buen ariqueño estaba durmiendo y no me levante de la cama, pero de verdad se sintió fuerte y la gente de stgo ya esta muy dañaana sicológicamente con el sismo y las réplicas.
ResponderBorrarEn realidad el no tener el shock del terremoto ayuda.
Saludos
La hidrología explica casi todas las fronteras: son divisiorias de aguas o son talwe, zona más profunda de un río.
ResponderBorrarLas que no, son resultado de un tratado y una línea en el mapa.
La asunción de Piñera sacudió bastante a los presidentes sudacas. Se jabonearon bastante.
Aprovecho un break en clases (maldita sea)
ResponderBorrarEduardo, es cierto que los ariqueños ya estamos curtidos con los temblores, no nos hacen ni cosquillas. Igual yo siempre he recelado de vivir en altuta, tuviste la suerte que te pillara en Arica!
Ulschmidt "la division de las aguas" marca gran parte de nuestros límites con Argentina, las líneas en tierra marcadas son las que más me impresionan, eso de pararme en la frontera y decir "estoy en Chile, ahora en Perú, ahora en Chile, etc."
Las divisorias de aguas no son menos emocionantes. Eso de parar en la montaña y decir: la gota que cae en mi pie derecho va al Pacifico, la que cae en mi pie izquierdo irá al Atlántico...
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