19 octubre 2021

Sigue la historia de mi casa


La historia de mi casa ha resultado ser un culebrón divertido y repleto de curiosidades e historias chuscas. Partiendo que en realidad ya no es mi casa, porque hace unos quince años se la vendí a la Pilar, en una decisión de la cual -afortunadamente- no he tenido que arrepentirme. 

Cuando entregué la casa tenía algo más de 50 años y pensaba que cualquiera de estos días me iba a morir y habría sido una canallada morirme sin herederos o con la casa en manos de mi familia lejana, siendo que a la Pilar y mi querida suegra les debía tanto. El Tomás Jr. no me preocupaba tanto porque creo que los mejor para cualquiera es partir de cero, pero que diablos, me cae bien el tunante y nunca lo he visto hacer una canallada, así es que si le toca recibir ese regalo del cielo, ojalá que lo aproveche bien, aunque lo mal habido rara vez es bien aprovechado.

Cuando hay asuntos materiales o de plata uno siempre tiene la duda, porque allí es donde aparece lo peor de las personas, es cuestión de ver las peleas a muerte que ocurren cuando toca repartir una herencia, y los  hermanos que siempre se habían llevado estupendo terminan siendo enemigos mortales bien por su ambición o la de sus parejas. Afortunadamente no fue el caso mío, porque cuando murió mi mamá, mi hermana me cedió sus derechos de una casita que teníamos, igual que yo, mi hermana tampoco es codiciosa. Con eso me compré la casa rodante y permitió a la Pilar comprarme mi casa.

Bueno, todo este aburrido preámbulo es para tratar de explicarles cómo veo yo las inversiones. En breve, para mi la seguridad no significa nada, nunca me ha preocupado el futuro y El Pulento ha premiado mi irresponsabilidad y flojera. Como la diosa fortuna favorece a los audaces, hasta hoy he podido vivir bien trabajando muy poco, invirtiendo en afectos y amigos más que en una incierta seguridad económica.

Ahora vienen tiempos muy difíciles. Los que siguen este Templo del Ocio saben que yo me di cuenta de lo que se acercaba desde mucho tiempo atrás. Hace más de diez años que esperaba la inflación y los problemas que tenemos ahora porque me había dado cuenta que estaba ocurriendo un deterioro constaste e irreversible, tanto en lo social como en lo económico, que se disparó desde el gobierno de Ricardo Lagos, justo cuando empezamos el Siglo XXI.

Desde esa época, cuando todos pensaban que Chile venía creciendo de manera imparable y los hermanitos Parisi nos aseguraban por la tele que estábamos forrados y que había que tomar cuantos créditos hipotecarios se pudiera, porque eso iba a hacer millonarios con mínimo capital, pensando ingenuamente que la cornucopia duraría por muchas décadas más.

Bueno, yo tenía muy claro que esas eran ideas que se propagaban por estupidez, ignorancia o maldad. Sabía que íbamos en picada y pensaba -ya en eso años- en que debería hacer cuando llegara lo que está pasando hoy. Pasé muchos años pensando en una estrategia para afrontar lo que venía.

Y mi estrategia era sencilla. Como yo soy buen pobre casi toda mi vida lo he pasado con muy poca plata, así es que nunca me ha preocupado pasar hambre, porque ya se que eso no es gran cosa. Pero sabía que no hay nada más importante que tener un techo y un lugar seguro donde dormir, aunque sean tres metros cuadrados con un techo, ya tengo solucionado lo único importante. Arrendé piezas durante muchos años y siempre me estresaba la idea que el día que se me cortara el flujo de ingresos no podría pagar el arriendo y me quedaría en la calle.

En pocas palabras mi estrategia partió por comprar mi casa -cash- apenas pude ahorrar algo y luego dedicar cada centavo que recibía a arreglarla. Y hasta el día de hoy sigo con la misma estrategia, a pesar que ya ni siquiera es mi casa. Es un poco como los hijos, que cuando chicos dependen completamente de uno y podemos considerarlos nuestra propiedad, pero pasa el tiempo y hacen su vida, pero seguimos sintiéndonos un poco dueños, pese a que los perdimos hace rato.

Y bueno, luego de muchos años cesante empecé a recibir una cascada de bonos y ayudas del gobierno. Cuando empieza la demagogia no hay mejor situación que la mía -de no tener nada- porque somos los primeros en recibir los billetes de papá fisco. Como es ley y me corresponde, yo cobro nomás, se acercan tiempos de guerra y no estamos para andar con remilgos moralistas, la ley es la ley.

Yo desde hace tiempo veo venir una inflación importante y una gran crisis global donde los ahorros van a valer poco y nada, entonces me parece urgente gastar lo antes posible cambiando billetes por cosas y servicios. No es mucha la plata que tengo, pero tengo amigos que me ayudan a construir y me cobran barato, mis pagos son en gran parte en U.S. o sea Unidades de Satisfacción, en forma de cervezas y destilados conversados después de cada jornada de trabajo, más unas pocas lucas. 

Así he podido ir construyendo, primero el techo de mi querida suegra, después la oficina que ahora compartimos con el Tomás Jr. y ahora la nueva cocina y un baño también para la vetusta señora. Me apasiona construir, aunque como lo hago con muy poca plata paso infinitas rabias y malos ratos. Claro que uno igual se acostumbra. No hay nada más bonito que ver terminado algo que a uno se le ocurrió dibujar un par de meses atrás, ver que lo que imaginamos está hecho. Es algo que no tiene precio.

En fin, toda esta larga perorata para mostrarles como va la construcción de la cocina, que con suerte terminaremos esta semana. Vamos a ver si es cierto. Las fotos pueden verlas aquí

4 comentarios:

  1. Cada día se ve mejor tu casa. Felicitaciones.
    Creo que es lo mejor que pudiste hacer con esa plata, ahí va a quedar.

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  2. "Un chincol se comió una viña... uva por uva" ¡Chas gracias Maximo!

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  3. si construir para rentar puede ser, en muchas economías es, un pobre rendimiento, asegurarse la casa propia es una estrategia vital. Uls

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  4. Ulschmidt, yo creo que acá en Chile comprar propiedades para arrendarlas es una especie de suicidio porque los tribunales protegen a los deudores y hacen lo imposible por evitar que puedas sacarlos cuando no pagan el arriendo, tal vez en otros países esa situación se repita. Lo mejor es invertir donde uno vive nomas

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"