No estaba muerto

Andaba de parranda. La cosa  es que después de 35 años volví a juntarme con antiguos compañeros de la universidad que pensé que ya no vería nunca más. En esta foto aparecemos los cuatro el año 1985 en Tocopilla  

De izquierda a derecha aparece este servidor, con Patricio Iglesias Céspedes (Pato bilingue), Mario Sanhueza Valdevenito (Matute)  y Manuel Espinoza Álvarez (Macana). Ya habíamos terminado la universidad y después de unos años muy intensos que nos marcaron para siempre, cada uno iba a buscar su camino en la vida. Pensé esa vez que nunca más nos íbamos a juntar y que esa foto -sacada con la camarita instantánea que me había acompañado en mi viaje a Japón dos años atrás- registraba un momento histórico en mi vida. El fin de una época.

Cuando uno salía de la universidad, al menos en esos años, quedaba un vacío muy fuerte. Terminar la carrera era sumamente difícil y si uno finalmente lo conseguía, después de eso quedaba confuso, vacío y sin metas de un día para otro ¿Qué diablos íbamos a hacer ahora? Había que buscar un trabajo -claro- pero era mucho más fácil decirlo que hacerlo. Después de varios años deliciosos llenos de aventuras disparatadas, se terminaba el ciclo. 

Y así se acabó la fiesta, cada cual debía salir por su lado a probar suerte. El Pato bilingue iba a Santiago, de vuelta a su casa a ver que podía encontrar. Matute también volvía a su casa en Puerto Montt. Macana era de Arica, pero poco antes había muerto su padre, ahora iba a Calama a tratar de conseguir un trabajo en Codelco. Yo iba con la Pilar a Santiago de vacaciones, con unos equipos Betamax de contrabando, bien escondidos para financiar el viaje.

Y así los amigos inseparables nos separamos sin vernos la nariz durante un montón de años. Hasta que pasó lo imposible y finalmente nos volvimos a juntar. Aquí estamos la primera noche después de llegar, los mismos cuatro chiflados pero mucho más viejos, arrugados, pelados y mofletudos, también apareció el chico Alfredo, compañero de esos años con quien aparecemos en el ágape de bienvenida

Un par de años atrás -debe haber sido en 1984- nos sacamos una foto con Macana y Matute que se llamaba "tres tipos audaces". Era esta

Bueno, ahora la hicimos de nuevo, claro que parecemos beneficiarios de la Fundación Las Rosas para el cuidado de los ancianos. El tiempo pasa

Diablos y rediablos. Estamos desde el lunes en lo mismo. Recordando los viejos tiempos, tomando y comiendo como si mañana se fuese a acabar el mundo, hablando las mismas estupideces de siempre. No me he acostado ni un día antes de las 4 AM. 

A mi me ha pasado muchas veces que me vuelvo a juntar con viejos amigos y después de un rato me empiezo a sentir incómodo porque no tengo de que hablar, los temas en común ya son pocos y resulta que buena parte de la amistad ya solo queda como un borroso recuerdo. Pero esta vez no fue el caso, era tal como si nos hubiésemos separado la semana pasada en Tocopilla. Físicamente estamos muy distintos pero la magia funcionó como si nada. Éramos los mismos chiquillos de los ochentas, con las rarezas características de cada uno. Nada había cambiado en realidad excepto por el lamentable aspecto que nos ha ido dejando una vida de excesos. Todo se paga en este cochino mundo.

Pero bueno,  esa es la mitad de la historia de mi desaparición de este Templo del Ocio. La otra mitad es más complicada y cualquier día de estos la cuento. Por mientras, piano piano volveré a escribir regularmente mis tonteras de siempre. Tengan paciencia, primero hay que atender a las visitas y ayudar a los amigos.