Contratar a un empleado siempre supone un gran dilema porque es una inversión más o menos a ciegas, además resulta que una vez contratado alguien es bastante caro despedirlo, al menos en Chile, hace la cosa todavía más complicada.
He contratado a gente y tendré que hacerlo en el futuro, por lo general he tenido suerte, pero también recuerdo unos pocos errores espantosos, pensando en esto fue que encontré esta antigua entrada que presento a continuación como un refrito. Aquí va
Ojala fuera tan fácil (publicada originalmente el 15 de septiembre de 2005)
En la entrada anterior puse algo sobre la busca de talento, algunas veces me ha tocado contratar gente y resulta un asunto bien incierto, varias veces me ha ido bien aunque una vez, hace años, contraté a un delincuente (que después se hizo muy famoso) guiándome por el currículum y la entrevista personal, fue un gran chasco y una lección.
Es más fácil cuando se trata de un deportista o algo donde las cualidades son más evidentes, pero ¿como saber si alguien sirve para un trabajo complicado?, una estrategia es comprar un tipo probado y caro, alguien que ya haya sido exitoso y tenga reputación, pero mucho más entretenido es encontrar un diamante en bruto. Lo malo es que los diamantes en bruto por lo general ni tienen idea de su talento, o no están seguros, o no saben venderlo. Es muy parecido a invertir en un negocio cuando todavía da pérdidas.
Eso desde el punto de vista del que contrata, pero ¿que pasa con el que anda tratando de vender su talento?. Seguro que hay mucha gente cesante que creen ser muy buenos, pero no tienen la oportunidad de mostrarse. En esto yo creo que se cometen varios errores que explican por que tanta gente capaz no encuentra nadie que los contrate.
El primer error es el foco, tendemos a vernos a nosotros mismos de manera idealizada y muchas veces confundimos nuestros gustos con talentos. A alguna gente le gusta escribir, pero han leído muy poco, tienen mala redacción, pobre ortografía y no son muy ocurrentes, o sea les gusta pero no son buenos para eso. Se necesita mucha franqueza para darnos cuenta en que somos buenos y principalmente en que somos malos.
Otro error es conformarse con menos, aceptar lo primero que llega y hacer un trabajo que odian esperando su momento, ese error se deriva casi siempre de errores anteriores: la necesidad urgente de generar plata (un matrimonio temprano por ejemplo) es una causa común de fracaso y frustración.
Finalmente (esto se podría alargar mucho) está la incapacidad de manejar los propios defectos. No conozco a nadie que sea bueno en todo, tenemos defectos y solo en la medida que los controlemos podremos ser apreciados. Leí hace tiempo que todos somos implacables críticos de los defectos ajenos y muy benevolentes con los propios, odiamos a los prepotentes pero nuestra propia prepotencia es simpática. No reconocer y no poder controlar los propios defectos para hacerlos aceptables a los demás es una tremenda desventaja.
Bueno, esos son los errores. Sobre lo que sirve yo creo que lo principal es armarse una reputación, pulirla, regarla y cuidarla como hueso de santo. La reputación es la cara con que nos ve el mundo, no es lo que nosotros decimos sino lo que los demás piensan de nosotros y ojo, que no basta decir "yo soy muy bueno en esto" para que los demás lo piensen, es mucho más complicada la cosa. Ojalá fuera así de fácil.
Te creo, Tomás que debe ser dificil para cualquiera escoger "al indicado" para el trabajo. Yo creo que esto aplica no solo en el tema laboral, sino que también en todo aspecto, desde lo político hasta lo deportivo, pasando por las relaciones interpersonales (pareja, amigos, etc.).
ResponderBorrarSobre lo de los diamantes en bruto, me recordó un pasaje de la película Rambo III en la que su amigo Trautman le relató la historia de un escultor que tomó una piedra y la esculpió hasta crear una escultura maravillosa. "la escultura siempre estuvo ahi, solo había que pulir los bordes" y ahi es donde radica la capacidad del jefe, entrenador, team lider, etc. de tomar este diamante en bruto y enseñarle la pega que el trabajador sepa realmente de potencial y lo use, sin levantarse de raja despues y creerse el cuento de que es bueno (aunque a veces tambien eso sirve).
Es muy fácil equivocarse con la gente porque los estafadores son siempre más simpáticos que el promedio (cuestión de supervivencia) y son campeones para venderse en más de lo que valen y ocultar su verdadera personalidad. Siempre hay riesgo
BorrarEn mi caso que he sido "el contratado" soy bastante autocritico, por ejemplo ahora que estoy en una empresa internacional creo que se equivocaron en mi perfil, de partida necesitaban a alguien que 1.Hable Ingles a la perfeccion 2. Experiencia en comercio internacional, claro estos requisitos no los pedian cuando me postularon , asi es que estoy aprendiendo pero en la pasada voy sintiendo la carga....talvez vieron otras cosas por encima de estas deficiencias, no hay como saberlo a ciencia cierta, durante este año he visto rodar cabezas y me pregunto cuando llegará mi turno, bueno, sigo dia a dia dandole nomas, pelando el ajo.
ResponderBorrarAñadiendo algo a lo que planteas, yo, que fui comerciante toda mi vida, te puedo asegurar que, por razones políticas, legales y tecnológicas, los negocios intensivos en mano de obra ya no serán rentables. Esa época se acabó.
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