22 febrero 2025

Refrito: El amor ¡Oh el amor!

(Publicado originalmente el 14 de febrero de 2007)
Hoy en la tarde me escribió una simpática lectora de estas diarias insensateces y me preguntaba por que no escribía algo sobre el amor. 

Como no tenía nada mejor que escribir y además me considero un erudito en el tema... bueno, para que darle más vueltas. Aquí vamos:

Partamos por el más importante de todos: el amor propio. Gracias al amor propio Arturo Prat se tiró al abordaje, Allende se descerrajó una ráfaga, la Geisha Chilena escribió un libro y yo estudié ingeniería. 

El amor propio es uno de nuestros motores más importantes: está detrás de cada uno de nuestros logros, así como de los más estrepitosos fracasos. 

Fundamentalmente consiste en una mezcla de vanidad, ambición, envidia, deseos insatisfechos y varios otros factores casi freudianos que sería largo mencionar.

Luego tenemos el amor al arte, que consiste en esas cosas que hacemos por bolitas de dulce o sea sin recibir nada a cambio. 

Algo bueno del amor al arte es que a veces lo que para otros es un trabajo, para nosotros puede ser diversión. 

Yo haría muchas cosas por amor al arte como trabajar de catador de cervezas o producir castings para películas porno, para mencionar solo dos ejemplos. 

Este Templo del Ocio lo mantengo y entretengo solo por amor al arte. En verdad he hecho muchas cosas por amor al arte en mi vida pero ninguna tan divertida como las que mencioné en el párrafo anterior.

También existe el amor a la patria, que consiste en pensar que el lugar adonde uno pertenece es especial y muy superior a cualquier otro lugar del mundo, esto lógicamente no es realista.

Excepto en el caso de Arica, mi patria, que es el mejor lugar que existe sobre la tierra, objetívamente hablando. Aparte de esa excepción cualquier lugar es tan bueno como cualquier otro.

El amor a Dios en algunos casos puede ser de los peores, yo pensaba que era más o menos inofensivo hasta que empecé a recibir unos estúpidos spam firmados por Los Amigos de Dios -maldita sea su cochina alma, spammers miserables- ojalá se pudran en el infierno. 

Bueno, aparte de los spammers y los hipócritas que andan gritando la palabra en la calle, el amor a Dios puede ser muy valioso cuando estamos enfermos o metidos en un problema gordo, en una de esas puede servir bastante.

El amor al billete y las cosas materiales es otra clase de amor muy importante. Es tan fuerte que motiva a la mayoría de las personas a vender su alma al diablo y esclavizarse haciendo un trabajo que aborrecen a cambio de un salario solo por amor a la plata y lo que pueden comprar con ella. 

Es una de las clases de amor más fuertes que conozco.

El amor al prójimo que, hablando francamente, consiste en amar solamente a los que nos caen bien, tiene su expresión en la amistad. 

Esta es una clase de amor muy curiosa: por una parte siembra la semilla de las peores traiciones y por la otra, nos da los mejores momentos de la vida, de ahí viene el dicho "¿para que están los amigos? ¡para cag...se!" (llene la línea de puntos con las letras que faltan).

Y no olvidemos el amor que se hace, ese que tiene diferentes posturas, dicen que son 157 incluída la del misionero

Este amor es uno de los más costosos, requiere de grandes dosis de paciencia, elaborada logística, muchas e inciertas inversiones y está sujeto a serios peligros, como maridos/esposas celoso(a)s y cosas por el estilo, han ocurrido hasta asesinatos por culpa de esta clase de amor. 

Sin embargo y pese a todos los inconvenientes parece que vale la pena porque son muchos los que pasan la vida tratando de conseguir tal actividad con la mayor frecuencia que sus recursos le permitan.

Bueno, bueno, bueno, creo que ya revisé las principales clases de amor que existen y espero haber dejado satisfecha a la buena amiga que me solicitó esta reseña. 

Pero esperen un momento, se me olvidaba una clase de amor que, a falta de mejor nombre, llamaré: el amor romántico, que consiste en un transtorno de la personalidad similar a la esquizofrenia, porque nos hace ver alucinaciones.

El amor romántico en pocas palabras, es la serie de falsas expectativas y cualidades ilusorias, que nuestra imaginación nos hace ver en otras personas, basado en estímulos tan absurdos como el aspecto físico o las mentiras con que la otra persona nos engatusa bien sea para obligar al otro a firmar un compromiso (si es mujer) o simplemente para llevarla a la cama (si es hombre).

El amor romántico es la causa de grandes desilusiones y sufrimientos para la mayoría de las personas, a menos que sufran de oligofrenia a tal grado, que no lleguen a ver nunca la realidad tal cual es. Esos se llaman los eternos enamorados, que sufren una especie de cretinismo. Okey Lucita, ahi está, como se pidió se hizo.

2 comentarios:

  1. Muy bien explicado. Aunque últimamente existen nuevos "amores", a la "naturaleza", a los "animales", a las "minorías" y demás cojudeces. En fin, que todo amor siempre requiere algo de irracionalidad o hasta imbecilidad, pero ¿qué podemos hacer? Creo que el hombre siempre va a tener un lado irracional.
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    1. Claro que si, a esos yo los llamaría "amor a las ideas" o a la ideología, muchas veces es particularmente pernicioso.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"