En tiempos de la Colonia, la cárcel de Santiago estaba justo donde se encuentra hoy el edificio de la Municipalidad, frente a la Plaza de Armas. Los delitos más comunes se asociaban a las fiestas y riñas en borrachera, por una parte, y a los bandoleros por la otra.
Para el primer tipo de delitos existía la pena de azotes y la cárcel, que duraba unos cuantos días, pero a los bandoleros o críminales más serios, se aplicaba la pena de muerte sin más, normalmente por ahorcamiento y el cadáver se dejaba colgando en la plaza "para escarmiento del pueblo".
Esos fueron los buenos tiempos que no volverán. Sin embrgo a comienzos de nuestra independencia en 1812, en el borrador de la constitución provisoria ya se colocaba
"Las prisiones serán lugares cómodos y seguros para la detención de personas, contra quienes existan fundados motivos de recelo y mientras duren estos; y de ningún modo servirán para mortificar delincuentes"
Como ven, desde los albores de la República ya teníamos a los malditos progresistas, amigos de los malandras.
Claro que todo eso quedó solo en el papel, porque luego vino la Reconquista Española y volvieron los viejos tiempos y sus sanas costumbres, al menos por algún tiempo.
Como era mucha la gente que Marcó del Pont tenía que encarcelar, entonces idearon mejor mandarlos a la Isla de Juan Fernández y dejarlos allí tirados para que sobrevivieran como pudiesen, en cuevas como los cavernícolas u obligándolos a trabajos forzados, según el caso.
Llegó Ohiggins y tanto él como sus legisladores sintieron "exaltada su sensibilidad" por las malas condiciones en que vivían los presos, así fue como "discurrieron enérgicamente sobre su pronto remedio".
Pero Ohiggins terminó abdicando y en realidad no se hizo nada, todo siguió igual. Luego vinieron los años de anarquía donde las cárceles eran cosa que no preocupaba a nadie, hasta que llegó la época Portaliana.
La cárcel de esos años era el confinamiento de delincuentes mientras esperaban su sentencia, que podía ser el escarnio público (humillación), azotes o pena de muerte, según la gravedad de delito.
Pero empezaron a aparecer delitos que merecían más que unos azotes pero menos que la horca ¿qué hacer con esos?.
Don Diego Portales, que ya era el todopoderoso ministro y solucionador de problemas imposibles, tuvo la idea de introducir un nuevo castigo: los trabajos forzados. Estos consistían fundamentalmente en hacer caminos y obras públicas por el estilo, picando piedras y moviendo tierra.
Como no era posible hacer eso desde un edificio, a Portales se le ocurrió en 1836 el sistema de presidios ambulantes, que eran jaulas de hierro sobre una carreta tirada por bueyes, allí vivían los presos prácticamente a la interperie, sometidos a la humillación pública, picando piedras engrillados de dos en dos.
Ese sistema desató la indignación de los pipiolos y liberales, que lo tachaban de criminal e inhumano, sin embargo duró más de 10 años hasta que en 1847 Manuel Bulnes construyó la Penitenciería de Santiago.
Bulnes ordenó construir la primera penitenciería que -en el papel- daba toda clase de comodidades a los presos incluyendo una celda para cada preso. Otro proyecto que nunca se materializo como lo habían diseñado.
Junto con ordenar la construcción de la Penitenciería, Bulnes expresó en su mensaje que "se adopta un sistema de reclusión solitaria, con horas de sueño, alimentación y reunión de los presos únicamente para la instrucción primaria, religiosa y el aprendizaje de un oficio lucrativo".
Huelga decir que eso no ocurrió nunca, don Diego Portales ya había sido asesinado más de 10 años atrás y Bulnes aprovechó de criticar las cárceles móviles por inhumanas.
Así se empezó a hablar de los derechos de los presos y de la inmoralidad que suponían los trabajos forzados "“El que ha sido condenado a una prisión, es tan dueño de su trabajo como cualquier otro hombre libre. Privarle del producto de él, es un despojo conntinuo, cuyos efectos no pueden ser otros que acabarle de desmoralizar y llevar al exceso su exasperación”
Mandaron especialistas a estudiar modelos de cárceles del extranjero, especialmente de los Estados Unidos, por eso la Penitenciería se pensó originalmente según el modelo del Panopticón, este es el plano de la Penitenciería tal como se pensó originalmente
Y para qué les digo como terminó siendo, basta que vayan a darse una vueltecita por allá porque el edificio todavía está en pie y en uso a toda capacidad.Los que creen en la modernidad y los cambios, en el "progreso moral de la humanidad" y tonteras por el estilo, mejor que lean un poco d historia, todo lo que discutimos hoy son repeticiones de argumentos que son más viejos que la tos.
Algunos ven la cárcel como una especie de escuela de virtud para amansar los malos instintos de los delincuentes y convertirlos en personas honestas. Otros vemos la cárcel como una retribución, un castigo donde se paga el mal causado a otros. Todavía hay discusiones entre unos y otros igual que las hubo en esos años. Nada nuevo bajo el sol.
Ciertamente estas ideas de "regenerar" a los presos es otra idea de los tan queridos ilustrados. Históricamente a aquellos que incumplían con la ley les esperaban castigos horripilantes. Y estos eran públicos. La gente, por supuesto, estaba en primera fila para observar esto. Aunque por lo general esta clase de castigos estaba reservado para la gente del común, los nobles tenían otro tratamiento; pero vamos, jamás esas sociedades buscaron venderse como igualitarias. Por otro lado, cabe destacar que prácticamente ninguna de estas medidas de "regenerar" a los presos ha funcionado alguna vez. Es que esto es algo netamente personal. Yo creo que una persona puede cambiar, pero es algo que nace de uno, por tu propia voluntad. Curiosamente la Iglesia siempre justificó estos castigos y la pena capital. Muchos ponen de ejemplos a países como Noruega o otros nórdicos, pero estos son un par de casos dentro de la inmensa mayoría de países. La cárcel está para cuidar a los que estamos fuera de los peligros de los que están encerrados. Esa debe ser la premisa principal. Todo lo demás, es puro "floro".
ResponderBorrarAnticaviar
Claro, esa idea del "encierro pedagógico" y la cárcel como escuela u hospital para curar las "enfermedades sociales" es típica de la Ilustración y de su hijo bastardo, el "progresismo", socialismo o como quieran llamarlo ahora.
BorrarNunca ha funcionado en los más de dos siglos que se viene tratando de aplicar, siempre se queda en discursos idealistas que dan resultados horrorosos, todo lo contrario de lo que se pretende.
Cuando una teoría falla casi siempre lo lógico sería cambiarla, pero existe la ideología, que permite que algunos puedan negar lo evidente sin problemas. Como escribio Annah Arenbt (o como se escriba) es "esa maravillosa capacidad del ser humano de decir que brilla el sol mientras está lloviendo y completamente nublado.
Las ideologías permiten negar la realidad evidente, por eso hay ideas que duran tantos años: seducen a mucha gente y no necesitan ser corroboradas por la experiencia.
Aquí durante la colonia y las primeras décadas del período independiente hubo largas fronteras con el indio, en el sur y en el Chaco, y se acostumbró en enviar a los presos a servir. Por supuesto los criminales irremontables eran mas que nada fusilados, pero los ladronzuelos y por el estilo eran remitidos a los fortines. Hubo un reglamento de "vagos y malentretenidos" tal que el individuo en la campaña que no tuviera un empleo firmado por un terrateniente era presumido de nocivo y capturado para servir en la frontera.
ResponderBorrarEl poema nacional, "Martín Fierro", narra las peripecias de un gaucho en leva forzosa que termina huyendo y pide amparo con los indios, para después horrorizarse de lo bárbaro que eran estos y volver a la civilización.
Toda esta romantización del criminal desde luego es nociva. Con todo la ley y el orden predominaron bastante hasta que las oleadas progres en la renacida democracia establecieron el garantismo, los derechos humanos a rajatabla y demás. "No se a quién se le ocurre que la policía no puede pegarle a los presos" - me decía justo ayer un viejo conocido-" adónde vamos a ir a parar". Uls
Don Tomas:
ResponderBorrarAntigua penitenciaría de Santiago
BorrarEncomiendas...
¡Y he aquí el MAMUT!
BorrarTa,ta,ta,tannnnn!
¡La Fiscalía!
Lo que queda del panopticón orignal
Borrar