La historia de Chile ha sufrido grandes conflictos internos, revoluciones y guerras civiles desde el nacimiento de la República,. Lo normal en nuestra historia ha sido que -después de un gran conflicto- el asunto termine con una amplia anmistía.
No se trata de un simple indulto; sino que es borrón y cuenta nueva legal. Se concede para crímenes de guerra y delitos políticos o relacionados con la política. La dicta el Poder Legislativo, cubriendo a un grupo entero de personas y borrando el delito como si nunca hubiera existido.
El siglo XIX, al comienzo de nuestra historia republicana, fueron años de gran inestabilidad y violencia. La República recién nacía y las facciones políticas se peleaban a muerte, literalmente.
Cada cierto tiempo, un nuevo gobierno llegaba y, para calmar las aguas y evitar que el país se desangrara en rencillas eternas, la amnistía era la herramienta más común para terminar con el ciclo de castigos y revanchas de los bandos vencedortes.
Bernardo O'Higgins, el director supremo, concedió amnistías. Era la forma normal de atraer de vuelta a los que se habían exiliado o estaban escondidos, buscando una especie de unidad nacional forzada. Algo vital para empezar a reconstruir el país.
Entre los Conflicto de 1851 y 1859 abundaron los levantamientos y revueltas. El gobierno de Manuel Montt tuvo que enfrentar dos guerras civiles y los gobirernos que le siguieron, utilizaban la amnistía para "cerrar" esos ciclos de violencia.
Por ejemplo, después de la Revolución de 1851, se concedió una amnistía para los involucrados. Lo mismo pasó tras la de 1859. Era por pragmatismo político, para perdonar y estabilizar en lugar de perseguir y prolongar el caos en una sucesión interminable de revanchas.
La Guerra Civil de 1891 fue quizás el conflicto más sangriento del siglo. Derrocó al presidente José Manuel Balmaceda que se terminó suicidando y dejó al país partido en dos.
El bando ganador encabezado por Jorge Montt promulgó una gran anmistía en 1893 que luego fue ampliada, buscando un olvido jurídico general, no solo para los delitos políticos puros, sino también para hechos de grave violencia. La idea era pasar la página lo más rápido posible y restaurar la paz.
Todo el siglo XIX los gobiernos usaron la amnistía para cerrar capítulos violentos. Un mecanismo de reconciliación política (casi siempre forzada) necesario para que el proyecto republicano no se desmoronara.
El siglo XX trajo nuevas formas de conflicto. Las luchas ya no eran tanto entre caudillos pipiolos y pelucones, sino entre ideologías políticas de izquierda y derecha, en un contexto de creciente polarización.
La Unión Soviética organizó y financió al Partido Comunista de Chile, formado en base a elementos del anarco sindicalismo y organizando huelgas generales en todo el norte salitrero. Los agitadores políticos recorrían el país armando sindicatos y protestas.
En las universidades y las clases medias, aparecieron el socialismo y el Partido Nacista Chileno, en medio de una gran inestabilidad política, enfrentamientos y asesinatos en las calles, agitación en las grandes minas de Carbón del sur.
Pero la situación nunca llegó al punto de una guerra civil así es que las anmistías no fueron necesarias y si las hubo, fueron muy restringidas.
Hasta el golpe de Estado de 1973, donde las Fuerzas Armadas y de Orden tomaron el poder y ejercieron una represión violenta contra los opositores, espevialmente los que pertenecían a grupos guerrilleros. La receta fue aplastar la violencia con violencia.
En los primeros años del Gobierno Militar, el coronel Manuel Contreras Sepúlveda organizó la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) centrada a la represión política a los grupos opositores al gobierno.
Hubo un gran descontrol en los cuatro años que duró la DINA (1974-1977), entonces fue cuando se produjo la mayor parte de los asesinatos sumarios nos solo dentro de Chile, sino también en Europa, Argentina y Estados Unidos.
Ese descontrol, en particular el asesinato de Orlando Letelier en Washington con un auto bomba, llevó a la disolución de la DINA por presión directa de los Estados Unidos.
En el año 1978, después de disuelta la DINA, el Gobierno Militar promulgó el Decreto Ley 2.191, conocido simplemente como la "Ley de Amnistía de 1978".
Este decreto concedía amnistía a todas las personas que hubieran cometido delitos entre el 11 de septiembre de 1973 (el golpe) y el 10 de marzo de 1978 (un periodo de estado de sitio). La justificación fue promover la paz y la unidad nacional.
Esta ley benefició tanto a terroristas como a agentes del estado que cometieron crímenes políticos. Los opositores al gobioerno la calificaron -después- como una ley de "auto-amnistía", diseñada para proteger a los responsables de la represión, pero la verdad es que su cobertura legal era amplia y podía aplicarse a todos los bandos.
Luego, en 1989, una sucesión de decisiones equivocadas del entonces presidente Pinochet, lo dejó a él fuera del gobierno y sin poder, entonces llegron los políticos a cobrar venganza.
Amparados por los organismos internacionales, partieron por purgar el sistema judicial, estableciendo una persecución penal implacable contra los militares. Esta fue la primera vez en la historia en que una fractura política profunda no fue seguida por la anmistía amplia.
Se aplicó la misma receta de los juicios de Nuerembreg, creando una legalidad ad-hoc para perseguir con crueldad a un enemigo que ni siquiera habían vencido, al contrario, les había entregado el poder en bandeja, y al país en el mejor momento de prosperidad y paz social de su historia.
Los políticos echaron a andar toda su maquinaria de odio y venganza para "castigar" a los mismos que ingenuamente les entregaron el poder, pensando que se iban a portar de manera decente, Por el contrario, muchos escalaron en la carrera política explotando el resentimiento, odio y mentira histórica.
Se armó una maquinaria implacable de persecuciones, legales, morales, publicitarias, sociales que todavía sigue en curso. Esto le dió poder durante 35 años, hasta el día de hoy.
La esperanza de los políticos, especialmente de la izquierda, era que podría erradicar y satanizar para siempre todo recuerdo del Gobierno Militar, tal como los aliados arrazaron con las ideas de los nazis en 1945.
Fracasaron. el próximo presidente de Chile probablemente será Kast, que reconoce todo lo bueno del Gobierno Militar, o el pinochetista Johannes Kaiser. Y es muy probable que por fin se acuerde una anmistía amplia yal como la que históricamente se ha aplicado en estos casos en Chile.
No se puede tomar revancha de manera impune, encarcelando a ancianos en condiciones equivalentes a la tortura, violando cada día sus más elementales derechos humanos sin que aparezca una reacción en contra de eso, tarde o temprano la gente reacciona.
Y yo creo que los chilenos van a reaccionar con el voto. No les sirvió de nada tratar de lavarnos el cerebro durante 35 años. Si hay un sector político que está desprestigiado en Chile hoy es la izquierda. Como dice la canción "yo le pido al Dios del cielo, que la tortilla se vuelva".
Ahora se está volviendo y espero ver el día que se haga algo que debió haber ocurrido 35 años atrás: una anmidtía de verdad, para todos sin excepción, en lugar de esas hipócritas anmistías que solo llenan de beneficios a terroristas y vándalos de izquierda.
La venganza de un solo lado siempre terminará acumulando el odio del lado contrario, hay que terminar con esa cadena de revanchas y odiosidades porque la gente dejó de comprar esos cuentos de los políticos, hace rato.
¡Qué gran entrada Don Tomás!
ResponderBorrarEl precursor de esta insana venganza es el Aylwin, en cuyo gobierno asesinaron al senador de la república Don Jaime Guzmán..y cuasi asesinaron a Don Gustavo Leigh...
Puede usted valerse de estos tres videos probatorios:
Aylwin el 18 de septiembre de 1973 entrevistado por Miguel de la Quadra-Salcedo,TVE de España Aún no había salido el "libro blanco"
Miguel de la Quadra-Salcedo:
"Como presidente del PDC, ¿Cuál cree usted que fueron las causas que provocaron la acción de las Fuerzas Armadas?"
Aylwin:
"Tal como lo hemos dicho en varias declaraciones, nuestra opinión es que la crisis económica, el intento de la Unidad Popular de acaparar el poder por cualquier medio, el caos moral y la destrucción institucional a que habían llevado el gobierno del señor Allende al país, provocaron un grado de desesperación y angustia colectivo en la mayoría de la población de los chilenos que precipitaron este pronunciamiento de las Fuerzas Armadas.
Nosotros tenemos el convencimiento de que la llamada “vía chilena de construcción del socialismo” que empujó y enarboló como banderas la Unidad Popular, y exhibió mucho en el extranjero, estaba absolutamente fracasada, y eso lo sabían los militantes de la Unidad Popular y lo sabía Allende. Y por eso ellos se aprestaban -a través de milicias armadas, muy fuertemente equipadas, y que constituían un verdadero ejército paralelo, para dar un autogolpe y asumir por la violencia la totalidad del poder.
En estas circunstancias, pensamos que la acción de las Fuerzas Armadas simplemente se anticipó a ese riesgo para salvar al país de caer en una guerra civil o en una tiranía comunista."
Aylwin en el video de 1993:
"Yo nunca pensé que la Unidad Popular, como tal, ni menos Salvador Allende, estuvieran interesados en dar un golpe y establecer una dictadura.
Yo supe de eso cuando salió el libro este, o el documento que publicó la... el gobierno militar denunciando ese plan".
Y para coronar su "m...da"
El discurso en el que Aylwin pidió perdón a las víctimas de la dictadura en nombre del "Estado".