La vida del campo

Noche de viernes, día de la buena onda, cuando los que trabajan toda la semana se preparan para hacer su desarreglo, tal vez salir por la noche o buscar cualquier cosa fuera de la rutina semanal. Total, mañana no tienen que levantarse temprano.

La buena onda del viernes es algo que se siente en el aire, un pequeño corte en la rutina para volver a la esclavitud el próximo lunes. Vuelta a las galeras.

Conversaba ayer con una persona del servicio país que me comentaba como el trabajo del campo se va pareciendo al de la minería, los antiguos campesinos ahora son obreros agrícolas, empleados de agroindustrias en enormes campos de monocultivos.

Es cierto, pero esa visión romántica del campesino feliz creo que nunca existió. Yo me acuerdo en los sesentas de la época del latifundio. Por coincidencia, en esos años teníamos unos vecinos cuya familia eran inquilinos en un gran campo de Buin, así es que los íbamos a visitar los fines de semana. El sistema era bastante feudal, los inquilinos tenían derecho a vivir de prestado en algún rancho y a cultivar un pequeño pedazo de tierra, a cambio de eso trabajaban para el dueño, apenas les pagaban pero con el terrenito que cultivaban se daban vuelta. Además comían muy bien porque había de todo y les repartían harina y unas galletas de pan centeno. En general vivían muy pobres pero se las arreglaban, y así por generaciones.

Durante el corto período de la reforma agraria hubo hambruna en el campo y gran parte de los huasos emigraron a la ciudad. En esa época se hicieron experimentos de cooperativas que fracasaron prácticamente en todas partes y luego quedaron los minifundios, minúsculos, improductivos, que apenas daban para la subsistencia. En los ochentas se empezó a desarrollar la agroindustria y las forestales que compraron la mayoría de los minifundios y el ex-huaso se convirtió en trabajador agrícola o forestal. Yo pienso que en promedio salieron ganando, gran parte de las cifras de disminución de la extrema pobreza se deben al paso de minifundistas a asalariados. Para la gente con poca educación y pocas habilidades -que son muchísimos- lo que mejor les conviene es algún trabajo asalariado, simple y sacrificado.

También conocí el minifundio en Chiloé en los años setenta. La gente vivía en condiciones muy parecidas a la edad de piedra, o de los primeros recolectores. Hay un asunto fundamental que ningún gobierno del mundo lo podrá solucionar: los que tienen poca capacidad productiva están fritos en el sistema que sea, siempre serán pobres y tendrán que sacrificarse mucho más que el resto para sobrevivir, esto se da igual en el comunismo extremo de Corea del Norte como en el capitalismo salvaje de Hong Kong, no es algo que se pueda arreglar con un sistema económico.

A lo que quería llegar es que el campesino felíz, como el abuelito de Heidi, no existe, la vida en el campo siempre fue dura y mucho más para el que tiene un pedazo chico de tierra, ganarse la vida o siquiera subsistir de la agricultura nunca ha sido fácil. En ese sentido creo que desde el punto de vista de los obreros agrícolas, con la industrialización del campo salieron ganando.

Pasando a otra cosa pude comprobar en el Unites States Postal Service que finalmente hoy llegó mi sobre a Santiago desde Barbados, estando en Chile ya me siento más seguro. Se pagó un monton de plata por servicio expreso certificado, van como 27 días y todavía no me llega ¡exijo una explicación! Ayer me mandaron unos equipos y partes de computadora por correo ordinario, vamos a ver si llegan.