Nadie es la patria

El asado es una de las instituciones más mamonas de Chile. Inexplicablemente la mayoría de los hombres chilenos se jactan de ser expertos en preparar asado, aunque todos sabemos la cocina es una actividad propia de mujercitas. Muchos incluso se ponen delantales y gorros de chef, gastan importantes sumas de dinero en ostentosas parrillas y utensilios de asado que los identifican con "el papá", "el hombre de la casa" y otros abominables conceptos por el estilo. 

Yo detesto todas esas liturgias, pero como este dieciocho no recibí ni una invitación de mis amigos (snif) tuve que preparar un asado en mi casa, donde a las mujeres de la casa se les queman hasta los huevos fritos, obligado a hacerlo yo mismo que tengo apenas algún conocimiento teórico del asunto. Todas estas seudo fiestas me ponen de muy mal genio, pero que diablos.

Partí por comprar poco pero bueno: no encontré lomo vetado así es que tiré filete, que no es carne ideal para la parrilla pero -para mi gusto- queda bastante bien, unas longanizas artesanales de Chillán, pebre, empanadas, la típica ensalada de choclo, papas y mayonesa, vino tinto para las borrachas de la casa y Coca Cola para mi. Nada de parrillas conmigo, yo soy vikingo y preparo todo en el suelo, las parrillas son cosa de mamones y niñitas. Algunos ladrillos, una reja y parí con mi famosa técnica para prender el fuego con un solo fósforo y sin mover un dedo, aprendida de mi amigo NN.

Aprendan, muchachos. Se toma la bolsa de carbón y se rompe por encima dejando el contenido dentro de la bolsa. Se colocan unos papeles de diario arrugados encima y se prende con un solo fósforo. Después nos olvidamos del asunto y nos vamos a hacer otra cosa. Si miramos el fuego seguro que se apaga, cuando está todo ardiendo podemos colocar un par de palos encima para que mantengan el fuego y le den gusto a leña a la carne. Es la manera más cómoda de prender el fuego sin ensuciarse las manos, sin echar aire ni combustible ni nada, solo se prende una punta y se olvida, el cartón de la bolsa se quema lo suficientemente lento como para hacer brasas al carbón.

El filete en las brasas quedó jugoso y muy rico, nada que decir, soy todo un chef pero no de esos mamones que se ponen delantal, ni muerto, yo lo hago a lo Chinchorro, con la ley del mínimo esfuerzo. Todo muy chileno aunque amenizado con cumbias, me puse mi polera de Argentina y el gorro Guinness que me regaló Lilian, nada más chileno que celebrar las fiestas patrias con cosas extranjeras. En las ramadas estos días los grupos de tecno-cumbia peruana y música chicha se salvan para el resto del año, son la máxima atracción: grito y plata. Me descuidé un minuto y el maldito perro me robó dos longanizas, maldición, Y para que todos estuvieran contentos le dimos pan con vino al loro que se puso a trepar la jaula y hablar como loco para regocijo de todos. En fin, pasado el mal rato me fuí a dormir siesta y ahora estoy escribiendo esto. Unas pocas fotos pueden verlas aquí.

Ayer se suicidó el chico Octavio Cerda, que fue compañero de curso y muy amigo de la Pilar. Yo no lo conocía bien pero siempre me hacía descuento y lo recuerdo alegre y chistoso. Sin embargo sufría de depresión grave, desde la muerte de su hijo según me cuenta la Pilar. Que cosas, Octavio de la nada armó un tremendo negocio y era uno de los principales importadores de repuestos automotrices de la ciudad, ahora está solo en el recuerdo de sus amigos, un ariqueño neto menos.

Diablos, todo anda mal, el editor de Blogger está loco, mejor me voy a dormir, hasta mañana. Total, Nadie es la Patria.