Entre oreja y oreja nubes bajas

Ayer tuvimos cumpleaños de dos compañeros de la oficina y a las 4 PM nos fuímos a celebrar en mancha al Mirador de Las Vilcas en Pocollay. Bueno, yo llegué un poquito atrasado por motivos que les contaré más adelante, pero a las 5 de la tarde ya estábamos todos sentados en la larga mesa listos para atacar el vino y el chicharrón de chancho.

Con el vino me pasa algo inexplicable -no es que me emborrache, eso es explicable- sino que yo siempre había tenido una tremenda intolerancia al vino casero: el pipeño o la chicha me causaban el efecto de una bomba atómica en la cabeza y especialmente en el estómago, sin embargo el vino de chacra lo tomo en abundancia y no me pasa absolutamente nada: ni dolor de cabeza, ni sed, ni dolor de estómago, nada de nada, hoy, después de la fiesta, ando brand new, sin malestares de ninguna clase.

Todo muy divertido, terminé tomando el taxi de vuelta a Arica cerca de las 4 AM es decir 12 horas de fiesta, como corresponde, me sobraban las ganas de quedarme y seguirla pero con el paso del tiempo ya sé cuando parar, apenas me empieza a dar sueño me voy para la casa, así evito esas tomateras sin control donde se termina apagando la tele, con un gran ouchhhhh al día siguiente. Las fotos de la jarana pueden verlas aquí.

Todavía no se decide a llegar la primavera y las mañanas siguen amaneciendo nubladas, son las 10 AM y recién está comenzando a despejar y aparecer el sol, dudo que exista algo más depresivo que una mañana nublada, si tuviese el poder haría una ley que permitiera a la gente quedarse en la cama hasta la salida del sol, los días nublados envenenan la mente de las personas, la mía al menos. Leo en el diario de hoy que Octavio, el amigo de la Pilar que se suicidó entró en depresión porque tendría que despedir a algunos empleados de su negocio, lo entiendo perfectamente, no hay carga más pesada que tener un negocio con familias que dependan del sueldo que uno puede darles, lo viví personalmente cuando me fuí a la quiebra en 1991. Tener que despedir gente que ha trabajado con uno lealmente, y por mucho tiempo, es lo peor de lo peor, no se lo deseo a nadie.

El 18 de septiembre suele ser un día de sol en Chile, un adelanto de la primavera que ya se viene, pero esta vez en Santiago hubo un día muy encapotado y gris, tal cual como anda el país. Que trágico error haber elegido a Michelle Bachelet como presidenta, sin conducción ni ideas, el estado sigue funcionando por inercia y es conducido por las camarillas que viven a costillas del poder político, tal como los peces piloto que nadan al lado de los tiburones alimentándose de lo que se les queda entre los dientes. Nunca había visto a tantos cesantes eternos en puestos de autoridad, aprovechen muchachos, que estas cosas no duran para siempre.

Es un gobierno de simbolismos y testimonios inútiles: la sala Salvador Allende en la Moneda, la presidenta convocando a una reunión de Unasur para aparecer con un liderazgo inexistente, puros gestos dramáticos, un ejército de asesores de imagen ideando narraciones y épicas que nadie compra, solo le sirven para predicar a los conversos. Pero no todo es culpa de la presidenta, heredó un mal gobierno de Lagos donde se afianzó un sistema de alianzas entre los políticos de gobierno y los mega empresarios privados, entre esos dos grupos se tomaron Chile, donde se creó -guardando las proporciones- algo similar al complejo militar-industrial en USA al que tanto temía Eisenhoower.

No hay vuelta atrás en esa alianza entre socialistas y grandes empresarios, es la receta de Felipe Gonzalez, el gran gurú de la política española que fué adoptada a ojos cerrados por la concertación en Chile. Los socialistas en gran parte del mundo -bueno, excepto en Bolivia y tal vez algunos países africanos- aprendieron hace tiempo que no hay mejor negocio que predicar la igualdad aliándose con los mega capitalistas, esta alianza no es gratis porque se sostiene en el intercambio de favores que antes fué clásico de la derecha: tu me financias la campaña y cuando me elijan seremos socios, recuperamos la plata con creces.

El problema de esa receta es que dura solo mientras alcance la plata. Uno de los pilares para que funcione esta asociación son los negocios corruptos entre el estado y las grandes empresas, lo malo de estos negocios no es que sean corruptos sino que no son competitivos, siempre se pierde plata porque muchas manos matan la guagua, la plata que se pierde es del estado y así nos vamos comiendo el capital, subiendo los impuestos y generando cada vez menos riqueza nueva. Pasó en España y nos está pasando a los copiones chilenos, igualito, se están comiendo todo el capital que nos ha llegado por esas casualidad es de la historia, no es primera vez ni seguramente será la última .

En fin, todavía no despeja completamente, debe ser lo que me tiene de mal genio, que diablos, hasta mañana.