Lo había visto varias veces en el canal de televisión peruano, pero después de un rato de escuchar sus majaderías lo cambiaba. Esta vez hice un ejercicio de tolerancia y soporté el programa completo, se llama La función de la palabra y su conductor es Marco Antonio Denegri a quien ven en la foto. Que les puedo decir, es la versión peruana de nuestro Eduardo Bomballet, pero a diferencia del Bomba este no es simpático.
Dice las estupideces más grandes con una seguridad absoluta, es pedante, acusa a todo el mundo de ignorante y ostenta de un cultismo al estilo de esos profesores de secundaria, inventando palabras rebuscadas y sacando datos -supuestamente eruditos- de la manera más ostentosa.
Ustedes, mis sufridos amigos que pierden el tiempo en este Templo del Ocio, estarán pensando "y a mí qué me importa". De acuerdo, no es un tema de interés general pero tal vez me sirva para ilustrar sobre este asunto de la tolerancia. Lo que pasa es quie me quedé pensando si yo no seré muchas veces igualito a ese veterano.
Me escribía mi amigo Juan Albornoz que estamos condenados a asignarle valor a nuestras ideas, cierto, pero tampoco hay que olvidarse que nada es más subjetivo que los valores. Por eso es que leo siempre a las Curves, a Kenneth Bunker y al Viejito Radical aunque el humanismo me produce arcadas. Tal como los beatos se pegan con el cilicio aguanto el castigo de leer las opiniones que muchas veces me indignan, que diablos, son inteligentes y si no puedo soportarlo entonces yo soy un idiota. Es peligroso encerrarse en sus propias opiniones o leer solo a los que están de acuerdo con nosotros.
El principio de incertidumbre, de Heisenberg es para partículas de nivel subatómico, particularmente para un electrón que es de lo más chiquitito que podamos imaginar. Supongamos que queremos medir la posición de un electrón en un momento dado, como es muy chico, para verlo no podemos iluminarlo con una luz normal, sino que tendríamos que tirarle un solo fotón con harta energía para que al chocar, nos muestre donde estaba en ese momento. El problema es que al chocar, el fotón cambiará el movimiento del electrón.
Claro que podríamos tirarle un fotón con muy poca energía para que no afectara el movimiento, pero entonces la medida de posición sería muy inexacta porque el fotón sería movido por el electrón. O sea, mientras más precisamente medimos la posición menos preciso sabemos su cantidad de movimiento y viceversa. En realidad la demostración es matemática y esta es una vulgarización nomás pero permite imaginarnos de que se trata todo el maldito asunto.
Y ustedes, mis sufridos amigos que siguen perdiendo el tiempo en este Templo del Ocio, de nuevo estarán pensando "y a mí qué me importa". Calma y paciencia, todo tiene su explicación, porque el principio de incertidumbre demuestra que hay límites al conocimiento, independientes de cuan buenos sean los instrumentos con que medimos. Pero dirán ¿y a mi que?, si esos son los electrones y yo vivo en un mundo de cosas grandes como planetas, autos y bolas de billar. Resulta que los planetas, autos y bolas de billar están hechos de -adivinen que- ¡electrones! es decir que también están sujetos al principio de incertidumbre, solo que gracias a nuestros groseros sentidos ni lo notamos.
A eso me refería unos días atrás cuando hablaba que las certezas y verdades científicas son probablemente ilusiones creadas por la forma en que funciona nuestro cerebrito, porque otra consecuencia del principio de incertidumbre es que tal vez la materia ni exista tal como la imaginamos y todo lo que conocemos sea solamente ondas y energía.
Y nosotros tan materiales que nos creemos, tan firmes y seguros de nuestras opiniones, tal vez seamos puras vibraciones en un mundo vibrante en lugar de personas, planetas, autos y bolas de billar. Y me fuí en volada nomás, más mejor me voy al sobre ahora mismo. Hasta mañana.
Justo, no podemos conocer al mismo tiempo la posición y la velocidad (con dirección y sentido) de una partícula elemental, porque a esos niveles la misma acción de observar modifica el "comportamiento" de lo observado.
ResponderBorrarNo sólo pasa el física. Es un gran problema para los antropólogos, estudiar cómo se comporta un determinado pueblo, porque cuando alguien se sabe observado, casi nunca actúa igual que se sabe que nadie lo ve...
Eso...
La observación interfiere con lo que se está midiendo. Cuando llevamos el auto que no parte al mecánico, el auto se sabe observado y parte altiro! jaja ¿a quien no le ha pasado?
ResponderBorrarSon los límites del conocimiento.
Una vez terminado de leer tu post, me vino el recuerdo de un ministro de apellido Velasco, diciendo que "Chile está blindado" con una sonrisa elegante. Aunque hay que reconocer que decir lo contrario sería contraproducente.
ResponderBorrarSaludos Tomás
si, son esas frases de compromiso que se dicen siempre que hay elecciones ad portas. En todo caso no es tan malo que las digan, lo peor es que hay giles que las creen ;D
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