Cuando mi amigo Marcelo, fallecido hace poco más de un año, me habló de la posibilidad de hacer un negocio en la zona del oro en el Amazonas Peruano se me saltaron los ojos y ni lo pensé mucho para embarcarme en la aventura en la selva. Desde hace miles de años que se conoce la atracción irracional que ejercen los metales preciosos -y en particular el oro- sobre los seres humanos. Lo menciona Keynes y Galbraith, Milton Friedman en un librito llamado "El Dinero" trata de explicarse por qué las personas, que han pasado por tantos medios de intercambio: piedras, conchas, billetes, cigarrillos, papeles de toda clase, etc. siempre han considerado a los metales preciosos como la única verdadera riqueza.
El propio Friedman, un tipo del que pocos pondrían en duda su inteligencia, se equivocó estrepitosamente al evaluar la clase de atracción que ejerce el oro sobre las personas y a principios de los 70 predijo que el precio del oro iba a colapsar. Fue justo cuando Richard Nixon mediante un decreto puso fin a la convertibilidad de los dólares en oro. Friedman pensó que la gente actuaría racionalmente, reconociendo que la verdadera riqueza estaba en la capacidad económica de USA y no en un metal que simplemente respaldaba a los US dollars de una manera simbólica. Para todos los efectos prácticos nadie iba al banco a cambiar sus dólares por oro, sin embargo en la mente de las personas sigió firme la idea que la verdadera riqueza estaba en el metal precioso y no en la capacidad de país más productivo del mundo.
Los metales preciosos: oro, plata, platino, paladio y rodio han sido apreciados como la verdadera riqueza desde los tiempos más remotos y no existe ninguna explicación lógica para esto. Ni siquiera su relativa rareza, nadie le da mucha importancia al tulio, que es mucho más escaso ¿por qué esa relación tan rara entre los hombres y el oro?.
Ni siquiera se podría decir que es un asunto cultural, muchas culturas sin la menor conexión entre si apreciaban al oro como símbolo de poder y riqueza. Tal vez Friedmann nunca tuvo una barra de oro en la mano, o una pepita como la que me traje de Mazuko, el oro tiene un atractivo extraño que ni siquiera se compara al de los diamantes, que tienen al menos el atributo de la belleza. No puedo negar que me emocioné como un Rico Mc Pato cuando tuve una pepita grande de oro en la mano, me sentí tal como escribió Quevedo:
Madre yo al oro me humillo
El es mi amante y mi amado
Pues de puro enamorado
Anda contínuo amarillo
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero
Poderoso caballero es Don Dinero
La cosa es que el oro sigue siendo valor refugio del mundo, el fino de 99.999% de 24 kilates, amarillo claro, incorruptible, que no se junta con nadie. Lo característico de los metales preciosos es que normalmente no se mezclan y se encuentran en estado casi puro en la naturaleza, en pepitas o filones. Cuando el oro está mezclado es en cantidades tan infinitesimales que se deben procesar toneladas para sacar uno o dos gramos. Eso hace que el oro de una joya actual, siendo bastante escaso en el mundo es probablemente de origen antiquísimo, es posible que sea el mismo de las minas del Rey Salomón o de los incas.
Leo en Internet:
Friedman especulaba con que el valor del oro derivaba de su relación con el dólar americano. Argumentaba que sin estar respaldado el dólar por el metal, se reduciría la demanda de este último. Pensaba que habría demanda para uso industrial pero que sin la demanda monetaria proveniente del dólar, todo el oro acumulado a lo largo de los siglos anteriores inundaría el mercado y en consecuencia el precio del metal bajaría.
Milton Friedman se equivocó. Fue el dólar el que se devalúo en los años 70, mientras el precio de oro, en dólares, comenzó un ciclo alcista desde los 35$ de 1970 hasta los 850$ la onza alcanzados en 1980.
En estos momentos el oro está a la baja US$ 32.71 el gramo, o sea el minero que conocí en Mazuko y sacó 5 kilos el año pasado en 4 meses si sigue a esa tasa estará ganando este año unos US$ 163.550.00 por esta temporada, nada de mal siendo un indigente para todos los efectos legales. Y ese minero solo lavaba el río con un cubrepiso, las dragas y mineros más grandes sacan alrededor de 50 kilos al mes, libres de cualquier tipo de impuestos. Ahora que alguien me diga que en los disturbios de la selva tiene algo que ver los indígenas o la ecología, en el fondo es una pelea por el botín a la que el gobierno peruano y las corporaciones le tienen echado el ojo.
Para las joyas el oro puro no sirve, porque se puede rayar y desescamar con mucha facilidad (recuerden que es uno de los minerales más maleables que existen), para eso se usa el oro fino amarillo: 750 g de oro fino, 125 g de plata fina y 125 g de cobre. Otra aleación popular para joyas es el oro blanco: 750 g de oro fino y 100 a 160 g de paladio, el resto es plata fina
La plata es otro metal precioso pero menos apreciado para joyería porque se oxida con gran facilidad poniéndose negra, es mejor para aleaciones con oro o para usos industriales. El platino casi no se usa en joyería pues su precio es extravagante (debe andar por los US$ 80 el gramo) y su extrema dificultad para trabajarlo.
Yo creo que la fascinación por los metales preciosos tiene que ver con que uno los percibe como riquesa para atesorar, no como un medio para comprar cosas como los billetes o los demás títulos. Francis Scott Fitzgerald escribió un cuento muy curioso cuando joven llamado "Un diamante tan grande como el Ritz" que refleja muy bien las fantasías que se asocian a los metales y piedras preciosas, las cosas pasan, el oro permanece ¿que mejor definición de riqueza?
Si yo tuviese una mina de oro como esos tipos de la selva peruana, ni muerto vendería, lo iría guardande en escamas dentro de un inmenso contenedor y cada mañana llenaría una tina de baño con las escamas de oro y me zambulliría por una o dos horas ¡eso es vida! ¿quien necesita Rolls Royces? solo los piojos resucitados.
Ud. leyó "Un diamante tan grande como el Ritz"?? Con razón uno va descubriendo afinidades con la gente cuyos textos al principio no sabe porqué le gustan !
ResponderBorrarMe pareció un cuento extraordinario, un verdadero diamante.
En algunas cosas me identifico con Ud. a pleno y en otras tengo muy claro que pensamos opuestos. Friedman, por ejemplo, a quien yo aborrezco, era el que se creía que regulando la emisión monetaria se podía controlar la inflación in eternum. No se daba cuenta que los billetes son una promesa que depende de una superestructura lógica (El Estado, La Nación, la Ley, las garantías, "el Tesoro de los USA pagará por este billete"...) mientras que el oro es un valor universal establecido por varias culturas, sin necesidad de Estado que lo garantize, por su sola belleza se lo acepta como moneda de cambio hace milenios. En caso de incertidumbre, ¿Ud. que agarra?.
Abusando de su confianza le pongo la "Paradoja de Gschwind":
Usted va a hacer un viaje en el tiempo, tescientos años vistas.
Puede llevar papel moneda del país poderoso en su tiemo (USA, digamos)
Puede llevar el equivalente en oro.
Desde luego, ni siquiera sabe si USA existirá en 300 años ¿qué llevará en su viaje?
Me impresiona la cantidad de referencias literarias que tienes al respecto del oro y de la plata.
ResponderBorrarMi unico recuerdo literario es ese cuento de un rei cuyo mas grande deseo era que todo lo que tocase se convirtiera en oro, y bueno pues, quando obtuvo ese poder, ya no podia mas comer, ya no podia mas tocar nada sin que se vuelva oro, o sea su vida se volvio un infierno...
Si, creo que es uno de los cuentos tempranos de F.S.F. extraño y fascinante.
ResponderBorrarYo creo que alguien sea inteligente o no no tiene tanto que ver con que se equivoque, Galbraith era muy inteligente y se equivocaba en casi todo, lo mismo podría decirse de muchos otros.
Friedman como todos, a veces le achuntaba y otras no, en economía nada está dado por seguro. Creo que es uno de los campos donde la opinión es importante. No es como otras ciencias donde la cosa es más determinista y mecánica, tiene mucho que ver con la forma de ver las cosas que tiene cada cual, las preferencias etc. y por eso es más interesante yo creo.
Como en economía todo es incierto y muchas cosas no son racionales es un buen equilibrio, interesante para los que venimos de la cuadrada ingeniería
Momo ese era el Rey Midas, el mito dice que un ayudante del dios Baco se quedó atrasado en el camino por ahí cerca y Midas lo llevó a su palacio atendiéndolo a cuerpo de Rey, Midas tenía muchísima plata y pasaba todo el día contando sus monedas de oro.
ResponderBorrarDespués de un tiempo Baco pasó por el palacio y le dijo algo así como "ya que trataste tan bien a mi ayudante puedes pedir un deseo", Midas dijo "quiero que todo lo que toque se transforme en oro" "¿estás seguro?" le preguntó Baco-Dionisios
"segurísimo" le contesta Midas...
El resto es historia...
Claro, ojala que cuando te bañis en oro te mueras por una infeccion, o te de una insuficiencia de tu pancreas por la sobre exposicion a ese metal pesado y despues quedarme con tu fortuna y hacer algo bueno con ella, venderla pues "tio rico" jaja.
ResponderBorrarEse fenómeno del oro demuestra que el ser humano es mas maleable que el, pasa lo mismo que con las urracas o los tilorrincos que buscan cosas brillantes para adornar sus nidos jajaja
Mira despatriado,
ResponderBorrarY yo que pensaba regalarte unas barras de oro al 99.999% que me traje para callado de Madre de Dios, tenía el paquete listo para mandarlo por Tur Bus, pero ya que no te gusta el oro pa que te voy a hacer pasar un mal rato. Mejor se las regalo a mi amigo el Nacho.
Te voy a desheredar, espérate nomás...
Gracias, Tomas, por la explicacion entorno all Rey Midas.
ResponderBorrarSalud Tomas, la cerveza sigue esperando. Gracias a mi disponibilidad de tiempo leo siempre tu columna, y he visto que en este poco tiempo que llevas haciendo el master has cambiado la forma de escribir, con contrato de trabajo, horario de trabajo, y el trabajo, definitivamente has renunciado a tu calidad de vago. Pero no te preocupes, siempre habremos algunos que llevaremos en alto la bandera. Viva el trabajo, de los demas.
ResponderBorrar¡renunciado yo? NEVER, solo estoy en un período sabático, mientras otros toman vacaciones yo practico el vicio nefando del trabajo. Ya volveré al ocio que es mi estado natural, espérate nomás
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