EL trabajo no mata, pero mejor no arriesgarse

Creo que uno de los peores compromisos que se pueden hacer en la vida es cambiar salud por dinero. Todos los que hacen trabajos peligrosos y bien pagados como los mineros, que se llenan los pulmones con sílice, pescadores que terminan con reumatismo, incluso gente que destroza sus nervios atendiendo público o haciendo algún trabajo que odian en la oficina cometen el más estúpido de los errores.

No puedo entenderlo, un gran amigo mío -trabajólico y con bastante plata- está enfermo de cáncer sin haberse fumado un cigarro en su vida, tampoco recuerdo haberlo visto borracho pero vivía presionado, apurado y angustiado. Nunca sacó el pie del acelerador porque estaba más preocupado por su familia, sus casas y sus autos que por él mismo, siempre ponía las necesidades de otros delante de las suyas ¿y que sacó? Que los hijos lo vieran bien poco porque lo pasaba trabajando y ahora anden angustiados porque tiene cáncer.

¿Vale la pena sacrificarse así? claro que no. No existe plata en el mundo que justifique sacrificar la salud, claro que a los flojos buenos para nada como yo igual nos puede dar cáncer y sin duda nos vamos a morir, ¡pero no trabajando ni sacrificándonos, que diablos!. Leo en unas Selecciones sobre un libro que se llama La vida es incierta... ¡cómete el postre primero! Muy cierto ¿por que dejamos el postre para el final? de repente nos morimos antes de llegar al postre. Eso pasa cuando caemos en la trampa de una vida segura. Nada es seguro en este mundo, excepto los cuernos y la muerte. A otra cosa.

Creo para muchos derechistas ajenos a la cosa pública, es decir sin cargos ni pitutos, la llegada de un gobierno de derecha no ha significado gran cosa en términos prácticos. Como Sebastian Piñera trata de aparecer progresista, no hemos visto ni una sola reforma importante, la oposición no encuentra que reclamar y todos parecen relativamente conformes con este quinto gobierno de la concertación.

La reforma educaciónal fue muy tímida, un pequeño cambio en la medida de lo posible como diría Aylwin, el estúpido estado de bienestar de Bachelet sigue creciendo, cambiaron los nombres pero las ideas siguen siendo más o menos las mismas porque los políticos tienen una especie de complejo de culpa con las ideas libertarias, siempre se andan justificando, predicando la igualdad y buscando parecer progresistas.

Pero acaba de promulgarse una ley que considero revolucionaria porque agiliza las condiciones para crear nuevas empresas, restringe el poder discrecional de los inspectores municipales -fuente de innumerables coimas- y cambia la obligación de pagar por la publicación impresa en el diario oficial por una simple publicación web, que es gratis para las empresas menores. El resumen de esta ley lo conocí gracias a mi amigo Cicerone y lo pueden leer AQUI.

Me pongo de pie, primera vez en mucho tiempo que leo sobre una ley útil y necesaria en medio de la montaña de estupideces legales que han producido nuestros honorables. A ver si ahora se atreven a reformar el sistema de notarios públicos y conservadores de bienes raíces. Ahí los quiero ver si son tan gallitos. Hasta mañana.