29 mayo 2014

Vigilar y castigar

Bajo la beningnidad cada vez mayor de los castigos, se puede descubrir, por lo tanto, un desplazamiento de su punto de aplicación, y a través de este desplazamiento, todo un campo de objetos recientes, todo un nuevo régimen de la verdad y una multitud de papeles hasta ahora inéditos en el ejercicio de la justicia criminal. Un saber, unas ténicas, unos discursos "científicos" se forman y se entrelazan con la práctica del poder de castigar.

Estoy leyendo el libro de Michel Focault Vigiar y Castigar, el Nacimiento de la Prisión, que es un verdadero fetiche para muchos abogados que he conocido. El libro es pretencioso y repleto de verborrea, repite hasta la nausea un par de ideas simples ilustrándolas con ejemplos interminables, muy al gusto de los escritos jurídicos. Creo que tiene un par de ideas interesantes y me parece que muchos conocidos que me lo comentaron no entendieron nada, o lo entendieron todo al revés.

El libro es interesante en su parte descriptiva y muy pretencioso en lo normativo, Focault propone una serie de "reglas" seudo científicas, basadas en ideas económicas y de la sociología, claro que todas estas normas las disfraza como una descripción de lo que ha sucedido historicamente por los avances de la ideología "humanitaria" en la sociedad. Me encantaría que ese libro lo pudiese haber comentado Nietsche, creo que es un buen ejemplo de la hipocresía enferma a la que se refería cuando escribió "El Anticristo".

En todo caso describe bien algunos procesos que han llevado a la manipulación de la administración de justicia con fines políticos, es lo que se refiere cuando habla de "la benignidad penal como técnica de poder". Un sistema que ya no se preocupa ni siquiera de juzgar ni reparar, sino que simplemente de hacer un cálculo económico (teórico, idealista, ingenuo) para obtener -supuestamente- algunos "beneficios sociales". Creo que el enorme desprestigio en que se encuentra sumida la administración de justicia y los jueces hoy, tiene que ver con ese cinismo que describe Focault de manera tan sistemática en su libro.

Los jueces rara vez han sido populares, y la profesión de abogado está lleno de pavos reales, bueno, es algo que ocurre en todas las profesiones. Lo malo es que en este caso los ególatras tienen acceso más fácil al poder así es que resultan más peligrosos por su capacidad de hacer efectivamente lo que estiman más conveniente para ellos mismos.

Creo que Focault ha sido a los jueces lo que Keynes a los políticos: les dio un sustento teórico para imponer sus propios intereses, aligerandoles el trabajo y sacándoles de encima la desagradable responsabilidad de castigar. Todas las "modernizaciones" de la justicia han ido en ese sentido, de diluir la responsabilidad del juez en una multitud de peritos, psicologos, policías, etc. que son los que al final inclinan la balanza para decir si alguien es culpable o inocente. Eso ha sido desastroso porque, según la Segunda Ley de Hierro de Bradanovic "muchas manos matan la guagua" y cuando la responsabilidad se diluye se cae en la arbitrariedad y el desprestigio.

Pese a la abundante verborrea de Focault y todas sus justificaciones históricas, a las personas normales -que somos los que pagamos el sueldo de jueces y policías- todavía nos interesa que, cuando hay un delito, se establezca la verdad, que las víctimas reciban la mejor reparación posible y sobre todo que se aplique el castigo a modo de venganza. El factor venganza es básico y no puede ser relativizado por un maldito historiador y una manganada de jueces y profesores cobardes, que no se atreven a ensuciarse las manos. Es lo que todas las personas normales esperamos que se haga con los delincuentes: un juicio justo, una merecida reparación y sobre todo una venganza insttucionalizada, porque de otra manera empezará a aparecer la vengaza por mano propia. Y eso no es teoría, está ocurriendo en muchos lugares.

13 comentarios:

  1. Tomás, parece que te está fallando el teclado (la m y la p)

    Eso

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  2. Si Leus, los teclados me duran la nada misma y mi natural avaricia me indica que no debo comprar otro hasta que las teclas salten para afuera, pero ya vigilé y castigué algunos motes ;D

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  3. Excelente columna de Gonzalo Rojas:

    Déficit de humanidad

    Lo que realmente le sucede a nuestros actuales gobernantes es que saben muy poco sobre la persona humana.
    Sólo sus amigos íntimos -siempre que no fuesen de la misma línea- nos podrían decir cuánto hay en esa ignorancia de simple carencia y cuanto hay de acomodación a la forma de vida que han venido llevando esas personas; cuánto de ideología y cuánto de malas experiencias personales.
    El resultado es, en todo caso, penoso: muchos de los actuales gobernantes y de los parlamentarios que los apoyan, están insertos en una antropología de lamentables consecuencias para el resto de sus conciudadanos (que por cierto, mayoritariamente, se han venido deteriorando también).
    ¿Quieren oír lo que piensa un gobernante que de verdad sabe lo que importa? Vaclav Havel, admirado durante sus largos años como presidente de Checoeslovaquia y de la República Checa, y venerado en el último multitudinario adiós que le dio su pueblo al enterrarlo, sí sabía para quiénes gobernaba: para personas con trascendencia. Esto afirmaba:

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  4. Un estado moral e intelectual no puede establecerse por medio de una constitución o mediante la ley, ni por medio de instructivos, sino solamente mediante una labor -compleja, de largo aliento y que no termina jamás- que involucra la educación y la autoeducación; lo que se necesita es la consideración responsable y ágil de cada paso político, de cada decisión; un constante énfasis sobre la deliberación moral y el juicio moral; la sostenida autorreflexión y autoanálisis, un repensar sinfín de nuestras prioridades; no es simplemente algo que podamos declarar o enunciar; es una manera de llevar adelante las cosas, y exige la valentía de infundir aliento moral y motivación espiritual en todo, de buscar la dimensión humana de todas las cosas; la ciencia, la tecnología, la pericia y el llamado profesionalismo, no bastan; algo más es necesario; para hablar en términos simples, lo que se necesita podría llamarse espíritu... o sentimiento... o conciencia.²
    No hay un párrafo de los citados que pueda aplicarse ni a la reforma educacional, ni a la política abortista, ni al modo de tratar la seguridad ciudadana, ni a la concepción de las relaciones entre el Estado y la confesiones religiosas, ni siquiera a variados aspectos de la reforma tributaria. Y tampoco al eventual contenido de una nueva Constitución en los aspectos doctrinarios fundamentales.
    Déficit de humanidad: de eso estamos hablando.

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  5. un ejemplo de castigo como venganza es en medio oriente y de acuerdo al Corán, donde los ladrones una vez capturados infraganti se les amputan los dedos. si reinciden le siguen las manos.

    Acá en esta republiqueta los eligen Senadores, Diputados y hasta Presidente.

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  6. Asdrubal, es cierto que las leyes no hacen a las personas. Las personas se hacen a si mismas de acuerdo a sus preferencias y circunstancias, las leyes solo reflejan (muchas veces de manera pésima) las necesidades del momento.

    José, yo creo que la venganza institucional debería ser firme pero impersonal, no basada en principios morales sino solo retributivos y proporcionales. Los chiflados musulmanes caen en el otro extremo de la hipocresía moralista. Mejor la ley al viejo estilo: dar a cada cual lo suyo.

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  7. Lo que la gente quiere, sin duda, es que el delincuente sufra mucho. Por eso los linchamientos son tan apreciados.

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  8. El ideal sería que sufra más o menos lo miso que sufrió su víctima, si es un violador que sea violado, si un estafador que lo despojen, etc. lamentablemente esto -que respondería a lo que la mayoría entendemos por justicia- rara vez es posible en la práctica, pero mientras no haya sufrimiento proporcional no hay verdadera justicia.

    El castigo como herramienta de control social, pierde todo su sentido y eficacia si se rompe ese vínculo de proporcionalidad -ya que la igualdad es materialmente imposible- en el sufrimiento.

    Creo que eso explica los linchamientos, cuando el responsable no cumple con su deber, aparece Fuenteovejuna

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  9. Yo creo que la gente adoraría que reabrieran los campos de concentración para torturar a los pedófilos, ya me imagino cómo idolatrarían a aquél que llevara a cabo tal cosa.

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  10. pon revocatorias a los jueces y fiscales.

    El que paga manda, y el pueblo es mucho mas duro con los delincuentes que los academicos.

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  11. bueno, hay una creencia popular acerca de lo que les pasa a los violadores en las cárceles. Quizás sólo es la proyección de lo que a la gente le parecería bien que les pase.

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  12. No me sorprendería, hace pocos días vi en mi face una noticia de que a un pedófilo que violó y mató a una niña, lo habían violado 200 veces en la cárcel. No sé si tal relato será verídico pero trata sobre dicha creencia de todos modos.

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Will you still need me, will you still feed me
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