23 noviembre 2016

Aventura en el Volcan Tacora, día 1


Todo empezó con la persistencia de mi buen amigo don Ian Thomson, quien insistió una y otra vez hasta conseguir financiamiento del Consejo de Monumentos Nacionales para nuestra expedición al volcán y las instalaciones de la ex-azufrera, habíamos ido dos veces antes, la primera por medios propios y la segunda por gentileza de la Fundación Altiplano, que nos incluyó en uno de sus recorridos habituales a la Ruta de las Misiones, que quedaba en el camino. El problema es que por motivos de logística nos resultaba casi imposible quedarnos más de un día en el lugar, así es que contábamos con muy poco tiempo para llegar al lugar y luego bajar corriendo antes que se nos hiciera de noche.

Bueno, la porfía británica dio sus resultados y finalmente conseguimos que el Consejo nos financiara el arriendo de una camioneta por 4 días, el combustible y un pequeño viático para comprar alimentos y cosas por el estilo. Nuestro contcto con don Roberto Manriquez del Consejo fue fluído y muy colaborativo, pero todavía faltaba saber donde nos podíamos quedar a pasar las noches, es decir el campamento base.

Para eso don Ian consiguió la colaboración de don José Luís Hinojosa, del Ferrocarril Arica-La Paz, quien gentilmente gestionó que ocupáramos una pieza en el campamento de la Estación Alcérreca, más o menos a  dos horas y media de Aguas Calientes y a unas tres horas y media de la base de los andariveles en el volcán.

El tiempo para mí resultó horrible, porque el domingo venía llegando de Lima, cansado como perro y el martes en la mañana debía subir a la montaña, pero que diablos, no podía dejar botado a mi amigo y era la última ventana que teníamos antes que empezara la temporada de nieve y tormentas, donde no se puede hacer nada.

Así fue como el martes a las 11 de la mañana fuimos a buscar la camioneta, una Mitsubishi Katana 4x4 con buena jaula antivuelcos, la cargamos con nuestras cosas y salimos al supermercado a comprar vituallas, la principal de todas fueron 9 botellas de buen vino Valdivieso, Cabernet Souvignon -lo primero es lo primero- a la vuelta nos sobró milagrosamente una botella..

Camino al altiplano paramos a almorzar en Zapauira (pasé a saludar al Alexis pero no estaba) y luego de una o dos horas estábamos tomando el desvío por Pacollo por la A-23


Resulta que don Ian es hombre de siesta, le dió sueño así es que me puse a manejar yo. El camino de subida parecía fácil pero era sumamente traicionero, con mucha calamina y gravilla suelta, a veces dos o más ruedas quedaban en el aire y no había como controlar cuando bajaban, estuve a punto de salirme por la vía expresa (barranco) dos o tres veces. Cuando nos acercaos a la peligrosísima Quebrada de Allane, le cedí el volante a mi amigo porque no quería morir tan joven. Es una quebrada muy profunda de bajada y subida, larguísima, de una sola vía y llena de curvas ciegas donde hay que tocar la bocina para no chocar, hemos tenido la suerte de unca toparnos con nadie en ese lugar y esta vez la suerte también nos acompañó.

Finalmente llegamos a Coronel Alcérreca, que es solo una antigua estación del Ferrocarril Arica-La Paz, con un retén de Carabineros y unas cuatro o cinco casas usadas como campamento por las empresas contratistas

Las casas se veían estupendas y por dentro tenían todas las comodidades. Nos recibieron muy bien y nos acomodamos en nuestra confortable suite preparados para salir al día siguiente a explorar Villa Industrial y Tacora, para aclimatarnos


Pero cuando desapareció el sol empezaron los problemas. En cuestión de minutos la temperatura bajó a menos de cero y yo por lo menos empecé a tiritar de manera incontrolable. Me puse toda la ropa que tenía, inclusive una parka, me metí en el saco de dormir y me eché todas las frazadas encima, pero nada, el frío tras pasaba todo, no había como dormir. Para  colmo me empecé a sentir mal, se me secó la boca, la garganta y hasta los pulmones, creo que pocas veces me he sentido tan mal, por alguna razón me deshidraté y recordé que don Fausto Chavez, el viejito de 90 años que trabajó en el volcán en su adolescencia, había contado que su primera noche arriba se había sentido horrible, pero se las había arreglado con vino.

Y allí estaba la botella, a mi alcance, así es que llené hasta el tope un vaso grande y me lo tomé al seco, tratando de controlar los tiritones por el frío. Para asegurarme doblé la dosis y aunque no me hizo mayor efecto en términos de borrachera si me curó la deshidratación que no me dejaba respirar. Mi primera noche arriba fue la peor, lejos, no pude pegar los ojos. Luego, de a poco me aclimataría (continuará)

8 comentarios:

  1. 9 botellas de vino. Nunca había visto dineros públicos tan bien invertidos. Pero el alcohol tiene generalmente el efecto contrario. Incrementar el frio.

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  2. Para mi el vino fue la salvación +ara volver a hidratarme, pata el frío si roe mu hay remedio, aparte de llevar alguna ropa especial que no tenía en esos momentos

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  3. Creo que habría que preguntarles a los polis del reten, como se las arreglan para hacer patria alli...

    con proyectos como ese, opino lo mismo. 9 botellas de vino bien invertidos!

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  4. ¿no tenían nada para quemar? cuando empieza a tiritar es como que el frío ya se le metió adentro...

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  5. José, en los retenes de frontera da la impresión que están muy acostumbrados, ahi todos tienen su buena salamandra para calefaccionarse, el vino y las bolsits de hoja de coca fueron vitales, no me apuné ni un minuto en todo el viaje.

    Ulschmidt, nada, ni estufa ni nada, los trabajadores en el albergue estaban acostumbrados al frío y pasaban forrados en ropa las 24 horas, con frio o calor, lo peor era el agua ¡salía como cubos de hielo!. La primera noche no pude controlar los tiritones, toda la noche, mala cosa.

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  6. Llegue este sabado 19 hasta visviri por la ruta a93 a las 16.00 horas. Busqué alojamiento para continuar todo cerrado y me devolví... para otra vez será llegar a la feria tripartita y luego al tacora, pero por abajo.

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  7. claro, uno asocia la deshidratación al calor, pero los climas muy fríos son también muy secos, y el viento a esa altura es desecante.

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  8. Y el zafiro no lo llevaste. Imberbe.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"