Puros delincuentes en Nogales

Este video muestra cual es el problema del Servicio Nacional de Menores, un problema del que nadie habla porque todos se mantienen dentro de la corrección política sin reconocer lo evidente: que muchos "niños" son psicópatas y criminales peligrosos. En el libro "Vigilar y Castigar" de Michel Focault se explica como se ha insatlado la idea que los delincuentes y criminales son una especie de enfermos y las cárceles debieran ser algo así como sanatorios, llenas de psicólogos, psiquiatrras y trabajadores sociales tratando de "rehabilitarlos"

Esa es una idea estúpida y falsa, el crimen es una opción como cualquier otra y en el mismo momento en que dejamos de castigarla se convierte en una actividad rentable y floreciente. Muchos de los actuales delincuentes serían gente normal y de trabajo, de no haber sido por la Reforma Procesal Penal que convirtió al crimen en un lucrativo negocio. Me llamó la atención el tipo que decía "Los Nogales, puros delincuentes", me hizo recordar que yo me crié allí, en la Población Santiago que quedaba justo al lado, nosotros vivíamo en la frontera del que ya en eso años era uno de los "Chicago Chico" de Santiago.

Ya he contado que cuando era chico un terremoto nos derrumbó la casa -creo que fue en 1967- y muchos miles de familias nos quedamos en la calle, partiendo por nuestro barrio completo, que eran puras casas de adobe más que centenarias en la calle Juarez, en Recoleta. El gobierno de entonces armó un programa de emergencia llamado "Operación Sitio" por medio de la Corporación de la Vivienda, aplanando con maquinaria pesada unas chacras que habían en el antiguo sector de Chuchunco, entre la Población Nogales y el Zanjón de la Aguada, que era -junto con el río Mapocho- donde se descargaban las cloacas de la ciudad.

Las condiciones fueron muy duras el primer año, no había electricidad, las "casas" eran unas media agua rústicas de dos piezas con techo de cartón alquitranado (fonolitas), un caño de agua en la esquina de cada cuadra y de baño una caseta con pozo séptico, convenientemente alejada por cada casa, los terrenos eran algo así como 100 metros cuadrados. El primer año así eran las casas

Pese a lo que se ve en la foto de esos años, la gente no era de extrema pobreza, como los que vivían en el Cerro Blanco y otros lugares conocidos como "poblaciones callampa", más bien se trataba de gente de clase media baja que habíamos perdido todo con el terremoto, pero muchos tenían trabajo como mi vecino don Mario que era tornero en Sindelen y mi otro vecino don Orlando que era carnicero, éramos en general un barrio pobre pero honrado.

Al año siguiente la Corvi comenzó a construir las casas, algunos sectores optaron por la auto construvcción pero nosotros optamos por las casas construídas por el gobierno, yo tuve el privilegio de ver como hacían la casa desde que partieron con las zanjas de los cimientos, luego el armazón de madera reforzada y las paredes de asbesto-cemento, las casas quedaron muy buenas y siguen en buen estado hasta el día de hoy según veo en google street view, esta era mi casa

La gente ha ido haciendo ampliaciones pero la casa original se mantiene, es una población pobre pero bastante bonita  y hasta el día de hoy los vecinos mantienen lazos de amistad y unión entre ellos. Esas casas no eran gratis, se pagaban como en 30 o 40 años en cuotas muy bajas, cuando nos fuimos al sur, mi mamá cometió el error de dejarla abandonada y finalmente el que nos arrendaba se quedó con la casa, como corresponde porque supongo que él siguió pagando.

La Población Nogales, que eran nuestros vecinos, en esos años ya tenía la fama de ser una de las más bravas y peligrosas de Santiago, tuve muchos amigos de allí cuando chico, la mayoría malandras, pero el más pintoresco era uno que le decíamos "el bistec" porque tenía un corte que le atravesaba la mejilla, era un muchachón de unos 17 años que se dedicaba al "cogoteo" (asaltante con cuchillo) y desde que  nos hicimos amigos escoltaba a mi mamá a todas partes, especialmente cuando salía y llegaba del trabajo, "por acá anda gente mala señora" le decía.

El Bistec era invitado frecuente a tomar té en la casa, entonces aprendí que los asaltantes son en su mayoría como cualquier persona, solo que trabajan robando y asaltando, fuera del trabajo pueden ser muy buenas personas, incluso los más sicópatas. Entre nuestras entretenciones íbamos a la línea del tren que pasaba cerca y amarrábamos grandes clavos, de 4 pulgadas o más, que después de pasar el tren los dejaba convertidos en estoques, también nos divertíamos tirando piedras a los ratones que vivían en el río y eran grandes como conejos.

Conversaba hace unos años con uno de mis primos, que vivieron en mi casa en la población, cuando ya nos habían construído y lo recordaba -igual que yo- como los años más maravillosos de su vida. Hoy vive confortablemente entre Alemania y España, tiene sus motos, autos, dos casas y ninguna preocupación por el futuro porque ya está forrado, pero igual recuerda esos año y me decía que daría cualquier cosa por volver a ese tiempo, cuando lo teníamos todo, menos plata.