Arribismo y la izquierda del siglo XXI

Mucha gente dice por estos días que estamos dominados por la izquierda, que el marxismo cultural, las políticas igualitaristas hacia abajo y todo eso se han tomado el mundo y nos tienen acorralados en una esquina. No saben de lo que hablan, su memoria es de muy corto plazo y yo me encargaré de contarles, hijitos, como era la cosa cuando la izquierda si nos tenía dominados.

Yo viví cuando todo el mundo era de izquierda y ser de derecha era más o menos como ser homosexual. Entre 1960 y 1970 podían tolerarte si te identificabas con la derecha, pero definitivamente eras un anormal, los únicos derechistas posibles y medianamente tolerados eran los millonarios. Incluso muchos millonarios en esos años sucumbieron a la presión social y decían ser de "centro izquierda".

En las elecciones de marzo de 1965, "la derecha tradicional obtiene uno de los peores resultados electorales de su historia. La suma de votos entre conservadores y liberales no supera el 12,5%" según leo en un artículo sobre esa época, ningún joven normal podía ser de derecha. Ahora que recuerdo si había un curioso grupúsculo de jóvenes de derecha que se llamaban "Tradición, Familia y Propiedad - Fiducia",¡. Para ellos "tradición" consistía en defender sus patrimonios familiares, en especial los latifundios amenazados de expropiación durante el infame proceso de la Reforma Agraria.

La izquierda mandaba en Chile sin contrapeso, no mediante el poder electoral de sus partidos, que siempre fueron minoritarios, sino porque lo que hoy conocemos como "marxismo cultural" era realmente el mainstream: todo el mundo tenía pensamiento de izquierda y nadie ponía en duda los valores del igualitarismo, excepto los millonarios, sus herederos y su pequeña clientela de empleados de confianza, secretarios, etc. que les eran leales.

No era gente del Partido Comunista. Socialista, ni nada de eso, sino gente común, apolítica, es decir la mayoría de los chilenos que votaban entonces, que tenían firmemente establecidos las ideas socialistas. Por otro lado los izquierdistas "con carnet", es decir los militantes, sentían una cierta responsabilidad de mantener la reputación de idealistas, por eso eran en su mayoría estudiosos, frugales, muy correctos pero sobre todo, fanáticos defensores de la meritocracia.

Así era el Chile que yo conocí entre los años 60 y 70,. Tal como toda la gente joven de esa época que no tenía latifundio,  industria ni millones que defender yo tenía pensamiento de izquierda, como todo el mundo y no podía comprender que hubiese gente que defendiera la propiedad y el beneficio privado por encima del "bien común". Vaya estúpidos que éramos.

La izquierda sindicalista
La izquierda política hasta los años setenta tenía su base en los sindicatos, que manejaban un enorme poder político y económico. En un principio los militares mimaron y protegieron a los sindicalistas afines, pero pronto se dieron cuenta del enorme lastre que significaba para la economía tener que convivir con esos grandes monopolios, cuyo objeto no tenía nada que ver con el bien común y ni siquiera con el bien de sus representados, eran solo máquinas para el provecho propio de las camarillas dirigentes. Igual que los pocos que sobreviven hoy.

Una de las reformas más importantes del Gobierno Militar fue terminar con la sindicalización obligatoria, cuando los trabajadores empezaron a darse cuenta que los sindicatos no les servían, al no estar obligados dejaron de sindicalizarse, lo que fue un golpe terrible para la izquierda, su propia gente los abandonó, ya no tenían más una clientela cautiva como antes.

¿Y que pasó con la izquierda sin sindicatos ni proletarios?
La muerte del sindicalismo en Chile fue definitiva: hoy todos aborrecen a los dirigentes sindicales, especialmente los trabajadores y será muy difícil que vuelvan a tener el poder y la influencia que tenían antes. Esto fue un descalabro para la izquierda, porque eran su base. ¿Qué hicieron entonces? Guiados por los exiliados que volvían al país, se rearticularon en base al lumpen, con ellos formaron el Frente Patriótico Manuel Rodriguez. Gente violenta, cogoteros de la Población Santiago (mi barrio), de Los Nogles, Villa Francia, fueron la base de la guerrilla comunista, guiados por los señoritos hijos de exiliados que volvieron clandestinamente a botar a los militares.

Con esa gente se preparó el atentado de El Melocotón, buscaron entre los más resentidos del lumpen para hacer los fusileros, por eso tantos pasaron al delito común cuando ya no pudieron seguir haciendo guerrilla, eran asaltantes y secuestradores de profesión, nunca supieron hacer otra cosa. Esos fueron los más idealistas, unos murieron combatiendo, otros se están pudriendo en la cárcel, unos pocos se refugiaron con suerte y hay uno que hasta fundó una iglesia, donde se las da de guía espiritual. No dire nombres.

Que vivan los estudiantes
Todo eso terminó en un descalabro, y los señoritos se vieron forzados a volver a articular a la izquierda desde cero. Esta vez parieron con los liceos: la "revolución pinguina" de 2006 marcó esta refundación, la izquierda se rearticuló a partir de niños, adolescentes que salen a destrozar e incendiar como un juego, con la seguridad que los gobiernos cobardes no los van a tocar ni con el pétalo de una rosa.

Después estos pinguinos semi-lumpen, pasaron a la universidad y se convirtieron en los dirigentes estudiantiles, así fue como el año 2011 hicieron una huelga que duró casi un año y tuvo como resultado que los alumnos fueron promovidos a la mala, perdiendo todo un año de conocimientos. Eso fue lo que apestó al Tomás Jr. y lo hizo cambiarse de la Universidad de Playa Anca a la Tarapacá en Arica.

Estos son los de la nueva izquierda hoy, los izquierdistas new age que están en el Partido Comunista y el Frente Amplio. Ya casi no queda lumpen porque cambiaron las condiciones, hora se necesitaba popularidad y buen desempeño en los medios, por eso la política se ha llenado de gente de la farándula.

Esta izquierda new age son estúpidos, ignorantes, oportunistas y ambiciosos, pero sobre todo infantiles. Muestran una irresistible necesidad de ostentar: Cariola en Nueva York, Boric y Orsini en Paris. Los vuelos en primera clase, autos y casas de lujo, la auto asignación de dietas desproporcionadas, incontables beneficios, privilegios de toda clase, muestran una faceta que es nueva en nuestra política: el ansia incontrolada de ostentación.

Es un fenómeno nuevo en nuestra política. En toda nuestra historia los políticos trataban de mostrar frugalidad, sobriedad y evitar por principio los lujos. Diego Portales pese a estar arruinado jamás cobró un peso de sueldo como ministro, Anibal Pinto, bajo cuya presidencia Chile ganó la Guerra del Pacífico murió pobre y endeudado. A partir de los años veinte con la llegada de gente de clase media al poder esta sobriedad se anduvo relajando, pero hubo casos de frugalidad extrema como el de Jorge Alessandri. El mismo Allende controlaba y trataba de disimular su afición al lujo y la buena ropa.

Arribismo
Todo este cambio violento viene del primer gobierno de Bachelet, cuando la izquierda entró de frente a robar y mostrar con ostentación que podían y lo hacían. La razón de esta falta de frenos es -creo yo- la juventud y el enriquecimiento repentino. De la noche a la mañana gente de clase media y media baja, muy jóvenes, empiezan a ganar lo mismo o más que un ejecutivo de cualquier transnacional, además tienen poder y cámaras siguiéndolos, esa es la combinación inevitable para convertirse en un Big Shot, un New Money o, mejor digamos en buen chileno,  en piojos resucitados.

El arribismo es lo que le cortó los frenos a estos nuevos piojos resucitados de la izquierda, y ahora andan loquitos ostentando sus millones como si les fueran a durar para siempre. Mejor no se confíen mucho, porque lo que fácil llega, fácil se va. No les vaya a pasar como al Maestro Cárdenas nomas.