NULLA DIES SINE LINEA. Filosofía barata, historias, historietas, moralejas, chamullos, relatos absurdos, la vida de un vago, cosas de Arica, literatura, música, pornografía, política, física, cocina regional, minas, copete y cosas por el estilo. The awesome, absurd and often bored adventures of our Man of Mystery in Arica, from the trenches, in the Northern Front. Sacar a mil, sacar a mil. Streams of brilliance often spring from boredom. "Be yourself, but bigger"
26 octubre 2019
Ulschmidt, La verdadera historia del Paraje de las Escobas
Sin máyor comentrio, los dejo con este excelente texto de Ulschmidt, para que lo disfruten
La verdadera historia del Paraje de las Escobas
A Ramirez le ha ido mal desde que cruzó el río. Sufre, de inmediato, unas traiciones. Ciertos elementos que esperaba a su favor se le vuelven en contra; unos indios del Norte a quienes alentó a atacar la ciudad se presentan en ella revelando la conjura y protestando lealtad a López.
Se libran combates y los pierde. Cabalga hacia el Oeste y López lo persigue.
Se encuentra con Carrera, un compañero de antiguas correrías que fue, como él, socio de López contra los directoriales o los portugueses en otros tiempos.
Juntos, uniendo las fuerzas de sus ejércitos, podrían representar una amenaza, pero Ramírez no tiene otro plan que replegarse a sus pagos para reponerse y Carrera es un chileno que se la pasa hablando de Chile como los chilenos suelen hacer y ya harto de años de idas y vueltas en el Plata sólo quiere volver a su Patria a fomentar su propia revuelta y anarquía.
Se separan, cada uno marchará a un fatal y descabezado destino.
Ramírez va al Norte esperando llegar a la altura del Chaco, virar al Este, cruzar el territorio indio y volver a cruzar el río de vuelta a casa.
Los cordobeses asociados a López lo asedian, cada tantos días ocurre una contienda y pierde gente muerta o herida y por las noches pierde más por deserciones. Su ejército deviene en banda: al final sólo son él, su lugarteniente, la Delfina - pelirroja portuguesa que se agenció en Río Grande do Sur, convirtió en su amante, le dio grado militar y ahora cabalga uniformada a su lado - y muy pocos más.
En un humedal hay un último entrevero, Ramírez huye con su teniente al lado pero cae en la cuenta que la Delfina se retrasa y la aprisionan. Gira su caballo y contraatacan. A él le dan un pistoletazo en el pecho, y ahora es la Delfina que logra huir con el teniente - y meses luego aparecerá de vuelta en Entre Ríos, ya en pareja con ese mismo teniente, y vivirá muchos años más.
Pero Ramírez está muerto en el suelo.
Lo cargan a un caballo, lo llevan a un lugar seco, el jefe de la partida ordena hacer fuego y preparar mate. En tanto él se para tras el cuerpo y tomándole la cabeza le dobla el cogote y degüella a Ramírez, lo deja desangrar, tiende el cuerpo boca abajo, da hachazos con el cuchillo en las vértebras del cuello, secciona el músculo con cortes limpios, corta los tendones y separa la cabeza del cuerpo.
Para que drene bien la cuelga de la rama de un aromito, atándola al tallo con los mismos abundantes cabellos de Ramírez.
Luego conversa con los demás en la ronda del mate, evalúan la tormenta que amenazan unas nubes lejanas y oscuras por el horizonte del Sur. El cebador, frente suyo, se siente extrañamente inquieto por Ramírez cuya cabeza se agita con la rama al viento y parece asentir o negar las opiniones vertidas.
Después Ramírez viaja al Este, como quería, pero en una bolsa de cuero y va a dar directo al patio de la casa de López que extrae la cabeza de ahí y bajo la luz del Sol lo insulta largamente sin que Ramírez ya se inmute.
Después va a parar al patio de la casa del suegro de López, una suerte de curandero, médico brujo químico improvisado.
Rodríguez, que así se apellidaba, con clavo y masa le perforó el cráneo, le vació los sesos, le metió sal, alcanfor, ciertos yuyos, el alcohol más puro que pudo disponer y vaya a saber qué más.
Rodríguez lo manda de vuelta, con la boleta por sus gastos. López le pasa la factura a la Legislatura y a la cabeza la hace encerrar en una jaula de hierro.
Acondicionado ya Ramírez pasa a la exposición pública, cuelgan su jaula de un palo en la calle, frente a la sede del Gobierno, y la gente va a verlo. Los leales van pronto a verlo y los sospechados de deslealtad aún más rápido y hasta ensayan gestos de satisfacción en presencia de la cabeza, no sea que vayan a sacarles las propias
.
Los niños de la ciudad pasan a verlo, en una prueba de valor, y alguno que se siente extrañamente descompuesto disimula y duda íntimamente de su virilidad.
Las niñas de la ciudad pasan a verlo, sufren o fingen sufrir palideces y desmayos, y alguna que se siente extrañamente indemne a la impresión duda secretamente de su feminidad.
Otros días Ramírez vuelve al interior de la casa y reposa, siempre en su jaula, sobre el escritorio donde López firma decretos y a veces recibe gente.
Podría llegar el cónsul francés, un hombre refinado en otros ámbitos, alguien capaz de apreciar un cuadro en la antesala de un gobernante y opinar sobre el pintor. Aquí sólo encontraría paredes encaladas, pisos de ladrillos, muebles toscos y mínimos.
- Gobernador, tiene una cabeza en su escritorio - podría decir.
- Es un Ramírez auténtico - podría decir López.
En otra ocasión López podría dormitarse, cabecear, despertarse y disponerse a firmar cuando escucha a Ramírez desde la jaula decirle no, no firme eso, no le haga caso a los abogados. Y López se dispone a mandarle que se calle, que para eso le hizo cortar la cabeza cuando se da cuenta de la absurda situación y se despierta en verdad y ordena que vuelvan a sacar la cabeza afuera.a la calle.
La cabeza, en fin, empieza a pasar de moda en la ciudad y ya es le momento - para cumplir las tradiciones - de que secretos partidarios o deudos de Ramírez aprovechen una noche de lluvia y temporal fuerte para llegar a la plaza encapotados y roben la jaula y la cabeza mientras el centinela se puso al reparo del aguacero.
O de que un apesadumbrado sacerdote, obispo o capellán, se presente respetuoso a pedir los restos del vencido para darle cristiana sepultura y López, ya cansado él también de la exhibición, demuestre ser buen católico y la entregue para que termine enterrada en el patio de una iglesia.
Pero con la cabeza de Ramírez no pasó nada de eso.
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Caramba, mire lo que vino a rescatar!
ResponderBorrarsabe el Carrera del relato es el célebre José Miguel, que tantas aventuras tuvo en estas pampas. También perdió la cabeza después que lo derrotaran en Mendoza, camino de vuelta a Chile. Uls
Claro que si, está excelente Ulschmidt! Además que sale mi lejano tío abuelo que mejor. Pobre Ramirez, la cabeza no le quedó en su lugar.
ResponderBorrarBorges dejo escuela. Bravo.
ResponderBorrarWilson, muy exagerado !! Lo de las cabezas fue todo un furor durante las guerras civiles, si. Quizás influencia de la guillotina francesa revolucionaria, como acá no había guillotinas la gente se arreglaba con el cuchillo. Cosas del subdesarrollo, en fin. Uls
ResponderBorrarNo es exgerado, Ulschmidt escribe endiabladamente bien. Eso de cortar cabezas como escarmieno y exhibirlas en público duró en Chile hasta el asesinato de Diego Portales, varias décadas después:
ResponderBorrar"Los oficiales amotinados fueron capturados y ejecutados. En el centro de la Plaza de Armas de Quillota se expuso la cabeza del coronel Vidaurre, y el brazo de Florín se ubicó en el lugar donde fue ultimado Portales. Durante el proceso, José Antonio Vidaurre alegó su inocencia en el crimen bajo el argumento de que la vida del Ministro era la moneda de cambio de los revolucionarios. Mantuvo su postura hasta el final, aún consciente de que eso no lo eximía del patíbulo37.
"Tras la muerte de Portales, el gobierno de Chile entró en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, decisión que tuvo incluso apoyo popular por considerarse que existió intervención de Andrés de Santa Cruz en la conspiración contra el ministro. La Confederación fue finalmente disuelta después de la batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839.
La guerra contra la Confederación señala un hito crucial en la historia de Chile. El triunfo en la batalla de Yungay, con el Himno de Yungay y la idealización del Roto chileno, surge en plenitud la identidad nacional. Es decir, la conciencia de los chilenos de formar ya para siempre, una comunidad política única, diferenciada de las demás que puedan existir en la América de habla hispana. Al interior de la nación, se puso fin a las distinciones entre criollos y peninsulares, que venían de la Colonia; o entre patriotas y españoles, que surgió en la guerra de la independencia. Desde entonces, ser chileno será algo distinto que americano de Chile, o de Perú, Argentina, o de otro país o nación"