28 enero 2020

Brasil, el gigante sin cabeza


Un poco de historia
Brasil siempre ha sido riquísimo en recursos naturales, un territorio enorme con la Amazonia y su red de ríos tiene casi de todo. En el pasado fue gran productor de café y caucho, que eran casi el 80% de sus exportaciones, también exportaba algodón, azúcar y varios otros productos agrícolas.

Pero en la década de 1950, Brasil fue contagiado por la enfermedad del desarrollismo, que nació en la CEPAL y, para desgracia de este país, uno de los inventores de esta estúpida idea fue el economista brasileño Celso Furtado junto con el argentino Raúl Prebish.

La idea -superficial e ignorante- decía que existía una especie de "escala del desarrollo", donde las periferias (países pobres) se dedicaban a vender sus recursos naturales mientras el centro (países ricos) se dedicaban a hacer industrias terciarias que agregaban mucho más valor a las materias primas.

Esta es una falacia que hasta el día de hoy se repite -por los tontos- como un dogma, aunque se basa en observaciones parciales con "cherry picking" y está distorsionada por la ideología. La decisión de industrializar a la fuerza a nuestros países, sin tener ventajas comparativas, fue la brutalidad económica más grande del Siglo XX, un retroceso conceptual de siglos con resultados que todavía azotan a los países que se la tomaron en serio.

Brasil en su hora más negra
Entre los años 50 hasta 1990, Brasil pasó por un carrusel de hiperinflación y devaluaciones, un infierno producto de la industrialización forzada -con toda la ineficiencia y corrupción que trajo asociada- que se financió emitiendo papel moneda. Sucesivos gobiernos de Getulio Vargas, Kubitschek, Janio Quadros y varios más hasta el desastroso Joao Goulart, hundieron cada vez más la economia del país.

Vino después una sucesión de gobiernos militares, los famosos "gorilas" que siguieron imprimiendo billetes y hundiendo a ese país, en 1970 vuelven los civiles y más de lo mismo, con un agregado de creciente corrupción, terminado con Fernando Collor de Melo destituido por corrupción.

Sociólogo, social demócrata ¡y buen presidente!
Hasta que en 1991 asume como presidente Enqique Cardoso, que había sido antes ministro de hacienda de brillante desempeño. Cardoso tenía los peores antecedentes: era sociologo y social demócrata, sin embargo fue el salvador del Brasil, al menos por un tiempo.

Como ministro había detenido la emisión inorgánica y estabilizado la moneda, sinceró los precios dejando actuar los mecanismos del mercado, como presidente consolidó las privatizaciones, que habían tenido grandes problemas e corrupción con Collor de Melo y estableció un clima de seguridad jurídica que trajo considerable inversión extranjera.

Estas medidas de saneamiento económico, potenciadas con la subida espectacular de precios de las materias primas, colocó a Brasil en un crecimiento espectacular, un solo número: el PIB de Brasil se vió incrementado en un 284% en el período que comprende los años del 2000 al 2011 ¡casi se triplicó en diez años!

Entonces vino la locura por Brasil, un eeconomista de Goldman Sachs en 2001 inventó la palabra BRICs (Brasil, Rusia, India, China) y vendió el cuento que serían las potencias económicas emergentes que iban a dominar el mundo en el futuro mediato. Se había desatado la locura por los mercados emergentes, las apariencias sobre la realidad y los tontos que cayeron en el cuento corrieron a apostar hasta la camisa en Brasil, la economía del futuro.

Lula, la semilla del desastre
El gobierno de Cardoso había sido ordenado y cuidadoso con las finanzas públicas, aunque hacia el final ya empezaba a tener problemas por el aumento del gasto. Resulta que en Brasil la reelección no está permitida así es que se tuvo que ir para la casa y quien ganó la presidencia fue un obrero de taller (tornero repujador) con cero conocimiento de nada, pero que se dio cuenta que las políticas a lo Felipe Gonzalez, de predicar el izquierdismo y practicar el capitalismo eran lo que funcionaba, así es que siguió las políticas de Cardoso

Lula rockstar
Se juntó para él todo lo bueno: un país de finanzas ordenadas y con buena reputación donde todos querían invertir y los precios de las exportaciones: soja y petróleo por las nubes. Entonces se le ocurrió la brillante idea de acabar con la pobreza en Brasil, lo que sería la joya con la que iba a coronar su fama.

Lo malo es que  para terminar con la pobreza aplicó la idea social demócrata de la limosna. Aprovechando que los ingresos fiscales eran enormes se le ocurrió hacer transferencias condicionadas a los pobres, es decir les daba un sueldo a cambio que estos mandaran a sus hijos a la escuela. En esos años, cuando la social democracia todavía tenía crédito, fue el éxtasis de los progresistas: Lula el mago había sacado a once millones de pobres del país de su condición. Era un rockstar, un sabio y benefactor, las Naciones Unidas y los líderes progresistas lo idolaraban... pero mientras tanto se iba generando poco a poco el derrumbe.

Porque en realidad con los subsidios no sacó a nadie de la pobreza, al contrario, formó a once millones de mendigos convencido que tenían todo el derecho a vivir mantenidos por el estado, ellos y sus familias, solo por haber nacido. Y finalmente empezó a pasar lo que siempre pasa en estos casos: se desplomó el precio del petróleo, la inversión extranjera empezó a desaparecer por la inseguridad jurídica, corrupción y las cifras empezaron a empeorar poco a poco.

El desplome
Como Lula no se podía reelegir, puso a su amiga, la ex guerrillera Dilma Rouseff para que le cuidara la silla, y la situación de Brasil fue de mal en peor, para desesperación de los incautos que creyeron en el cuento del BRIC y metieron su plata en el país. Finalmente a Rouseff la pillaron falseando las cifras de las finanzas nacionales, para esconder el desastre que estaba pasando, cosa que le costó la destitución.

Mientras esto ocurría a Rouseff, Lula era enjuiciado y preso por estar involucrado en varios escándalos de corrupción en los que fue pillado flagrante. El milagro brasileño había explotado estrepitosamente y el país entraba en la que sería la peor depresión económica de su historia. Esto causó la reacción del pueblo brasileiro que, como ya sabemos, eligió a Jair Bolsonaro a quien dió la difícil tarea de enderezar el camino y resucitar a un país en estado de coma, dominado por la violencia y la corrupción. Veremos si puede hacer el segundo milagro, aunque no es nada fácil.

Cuando se escriba la historia del fracaso de la social democracia en el mundo, Brasil tendrá uno de los capítulos más destacados

La moraleja
Juguemos un poco a parodiar las "Vidas Paralelas" de Plutarco. En historia y en política muchos patrones se repiten una y otra vez en distintos lugares y épocas. En Chile ocurrió un fenómeno prácticamente igual. En 1990, cuando Aylwin recibe el gobierno en medio de un espectacular crecimiento, el país se puso de moda y se convirtió en el "mercado emergente" más atractivo de la región. Había de todo: tranquilidad, seguridad jurídica, crecimiento en alza y entonces llegaron las enormes inversiones mineras que hasta 1996 enriquecieron al país como nunca antes.

Pero llega Ricardo Lagos, aparece el Royalty Minero y la inversión en proyectos nuevos desapareció tan rápido como había llegado. Para corroborar que los políticos son imbéciles, varios años después, cuando la inversión extranjera había prácticamente desaparecido, derogaron en D.L.600. Poco a poco seguíamos el camino de Brasil, pero nos faltaba la corrupción.

Ricardo Lagos se encargó de eso, convirtiendo a su gobierno en una asociación ilícita, solo se salvó de ser enjuiciado y preso como Lula gracias a una operación de rescate de última hora acordada con la derecha. Esta impunidad resultó muy cara para el país, porque en los dos gobiernos siguientes de Michele Bachelet, desde la presidenta hasta el último funcionario político no tuvieron ni un freno para robar. Nunca antes en Chile habíamos tocado ese fondo de deshonestidad.

Chile está hoy totalmente arruinado, tal como Brasil después de Rouseff, dominado por la violencia y la corrupción, con la izquierda desesperada para recuperar el poder a cualquier costo. Pero la gente ya no los traga y la PLR que les vamos a dar el 2022 se va a escuchar hasta en la Antartida, acuérdense de mi nomas, este es un pronóstico facilito, con muy buenas probabilidades de acertar.


12 comentarios:

  1. Como se ha mencionado antes. El problema de brasil es el mismo que el de Latinoamérica hispana: ser un país latino. Además los politicos son reflejo de los pueblos que los eligen, por lo tanto para arreglar a los primeros primero hay que dar palos a los segundos.

    Creo que algunos ya planean hacer listas negras de izquierdistas y otros que apoyan el mal llamado "estallido social", una lata por las familias de quienes lleguen a caer en aquella lista. Sé de primos que participan desde el 14 de octubre en las marchas y justifican a la primera línea, a ellos no podría ayudarlos ni salvarlos si la tortilla se da vuelta y les toca quemarse.


    Creo que el llamado "mantra de Wilson" se cumplirá cuando descubramos que familiares o amigos cercanos se metieron a colaborar en el desastre y sean ajusticiados en un eventual gobierno militar.

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  2. Anónimo, es verdad que tiene que ver el comportamiento de la gente al votar y la mala calidad de los políticos, Somos países jóvenes que no tuvimos romanos, griegos, Edad Media ni Renacimiento, pasamos directo de los emperadores bárbaros o los caciques indios a la colonia y la república. El caso más trágico de la inmadurez política es Haití, que fue una de las primeras repúblicas independientes del mundo. En cierto modo nos pasa un poco lo que a ellos, en menor medida menos mal: inmadurez.

    Pero también estamos en una crisis de la social democracia, un sistema que se está agotando en todo el mundo. Las ideas y actos de Obama, Merkel, Sanchez y otros social demócratas no son muy diferentes a las de Lula, su corrupción tampoco, es un modelo que se está agotando en todas partes y parece que estamos en pleno cambio de folio.

    En Brasil, igual que en Argentina y muchos países de Europa, se aplican ideas económicas del mercantilismo, que estaban desacreditadas desde Adam Smith, pero todavía resultan atractivas a la gente, es muy extraño como han persistido en todo el mundo, ideas que deberían estar obsoletas hace siglos, pero en fin, no somos racionales nomas.

    Sobre las revanchas, basado en lo que vi en los años setenta, creo que serían pocas y principalmente sobre los que persistan en la violencia, bueno en esos casos siempre muere alguna gente inocente también, es inevitable que paguen algunos justos por pecadores, pero no serían ni cerca de los fusilamientos de cuando comenzó la revolución cubana por ejemplo, la izquierda si que es bastante sanguinaria cuando consigue el poder con la violencia, desde la revolución francesa hasta hoy, siempre ha sido así

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  3. Brasil también es muy diverso. Téngase presente que tiene la mitad de Sudamérica - en superficie y en población - equivalente a las nueve repúblicas hispanas de la otra mitad.
    Es muy diverso, y para tolerarlo dicen que tienen un sistema realmente federal, con bastante poder de los gobernadores.
    Pero de todos modos el sistema lulista de subsidios sociales implicó fuertes transferencias de privado a público que además, dada su divergencia, son fuertes transferencias de unos Estados a otros Estados.
    El Nordeste pobre, por ejemplo, ahora está muy captado por el PT, dado el reparto de planes sociales. Pero el sur próspero, de Sao Paulo para abajo, está harto de pagar eso más la corrupción política más la alta delincuencia y fueron la base electoral de Bolsonaro.
    Esto de las violentas transferencias de recursos para hacer política tiene su correlato en violentas transferencias entre territorios y crean fricciones civiles fuertes. En Bolivia también pasa entre la Medialuna que tiene los recursos y el Occidente que los consume.

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  4. El clientelismo político es bien parecido a la emisión descontrolada de billetes, en un primer momento estan todos felices de recibir algo a cambi de nada pero al poco tiempo empiezan a aparecer las consecuencias inesperadas. No hy gobierno en el mundo que pueda financiarle la vida a todos sus pobres indefinidamente, es imposible y cuando trata de hacerlo incapacita a los que reciben las "transferencias" que pasan a depender de ellas y se convierten en peso muerto. Llega un momento en que se termina la plata y queda la grande. Brasil tiene mucha mala exerienia con la emisión descontrolada de papel moneda, ahora va a tener experiencia en millones de personas que solo saben recibir el subsidio todos los meses para vivir, las consecuencias son parecidas porque el origen del problema es el mismos: sin creación de riqueza real las presiones se acumulan y explotan.

    En Brasil todavía viven el modelo mercantilista-desarrollista de sustitución de importaciones, debe ser el último país de la región que persiste en eso, tener industrias "artificiales", sin ventajas comparativas es ruinoso, insostenible, eso lo hemos visto en toda América latina pero los brasileiros nunca lo han querido entender. Mientras no abran sus mercados y dejen caer las empresas que no son competitivas, están fritos

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  5. Aun recuerdo lo del BRIC, había una serie de documentales sobre eso y hasta en el colegio habían charlas sobre ese futuro tan brillante. Que tiempos más divertidos.

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  6. Entre la Unión Europea y el BRIC iban a arruinar a los Estados Unidos ¡Que BRUTOS! jaja

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  7. Lo que mas da risa de todo esto es que culpan a Pinochet de matar la industria nacional, pero esta estaba muerta desde mucho antes, todas eran "propiedad de la CORFO" y vivian a punta de subsidios, por eso cuando la Junta decidió terminar con eso, las industrias se fueron a la quiebra y pasaron a manos de privados a precio de huevo (una de ellas fue SQM) y terminamos con una economía creciente y estable.

    Brasil todavía fabrica buses, camiones y autos para el mercado latinoamericano, algo es algo.

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  8. Eso de la política de sustitución de importaciones fue la estupidez más gigantesca, Brasil debe botar el equivalente a miles de millones en subsidios, directos o indirectos (especialmente aranceles) quemantienen funcionando industrias del siglo pasado. En algún momento alguin tendrá que ponerle el cascabel al gato y eliminar todos esos absurdos aranceles y subsidios, para que queden solo las industrias competitivas... sospecho que van a quedar muy pocas

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  9. Por gente que había vivido en Brasil, supe que el gobierno brasileño mantenía la familia de un delincuente, si éste caí preso.

    Lo mejor que pueden hacer por los pobres es liberalizar la economía y acabar con tontas regulaciones.

    Las marcas que son baratas en Chile, en Brasil son caras. Hasta al más pobre, se viste bien.

    Bachelet eliminó el decreto 600. El royalty fue un fracaso.

    Esos economistas que nombras crean cada tontera como el BRICS. Es como creerle a los expertos de la OECD. Y sus recomendaciones.

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  10. Sin duda, en Brasil hay que abrir la economía y ese es el enorme, porque miles de empresas ineficientes, públicas y privadas, deben desaparecer

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  11. Tomas: No te olvides que Brasil tiene un sistema de impuestos tan grande y confuso como tamaño del pais en si. Hay impuestos federales, estatales y municipales diferenciados que se suman y terminas pagando algunas de las tasas mas altas del mundo.
    El ICMS (equivale al IVA) varia de 0 a 35% segun el estado e incluso segun el municipìo, pero con muchas exoneraciones y variantes. Asi sumando impuestos, el mismo producto tiene un gravamen distinto segun pases de un estado a otro, asi se generan "guerras de impuestos" cuando un lugar desea atraer inversiones y se desviste un santo para vestir a otro.
    Demas esta decir que con esa carga tributaria, Brasil debiera tener uno de los estados mas ricos y eficientes del mundo, pero la realidad es que la evasion y elusion es gigantesca, crecer economicamente muchas veces es inviable y es una de las principales razones del deterioro de la economia brasileña. Un circulo vicioso de elevados impuestos, corrupcion, baja competitividad y estancamiento economico, que lamentablemente el gobierno de Bolsonaro parece no podrá revertir.

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  12. Que locura Alejandro, esa marña de impuestos no la conocía y es natural que lleve a una evasión enorme, es lo que pasa SIEMPRE que los impuestos no son simples, bajos y parejos: el mejor negocio es evadirlos. La tiene MUY difícil Bolsonaro porque los cambios estructurales que necesita Brasil son enorme, ojala que tenga suerte!

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