Homosexualidad y resentimiento social

Una extraña historia de amor
Hace muchos años atrás, a principios de los noventa, yo estaba completamente arruinado después de mi fallida Aventura en Bolivia. Sin un peso y miles de deudas. Iba a bolsear el almuerzo a la casa de la Pilar y como no tenía donde vivir arrendé un cuarto miserable en la casa de mi querida y recordada tía Silvia, una ex bailarina de la Boite Manhattan con corazón de oro, que me dejó usar una pieza por una pequeñísima suma, que le pagaba cuando tenía plata. 

Bueno, resulta que en esa casa vivían chicas de vida alegre, gente que venía saliendo de la cárcel. otros en la miseria igual que yo y en el primer piso un grupo de cuatro o cinco travestis. Siempre había sentido rechazo a los travestis y me chocaba mucho ver hombres disfrazados haciendo el papel de mujeres, pero con el tiempo me acostumbré -además eran muy respetuosos- y los empecé a ver como cualquier otro. Además en esa casa vivíamos puros pájaros de cuenta, cada cual su vida y nadie se metía con los demás.

La cosa es que un día llegó un matón, recién salido de la cárcel, prepotente y estrellero que empezó molestando a los travestis primero y después la tomó con uno que era homosexual pero no se vestía de mujer, lo molestó como tres días hasta que le agotó la paciencia y pude comprobar en persona ese dicho "más peligroso que un maricón enojado". Se le fue encima al matón y le dio una pateadura que -si no se lo sacan- lo habría matado. Yo soy poco impresionable, pero escuchando como le sonaba el cráneo con cada patada que recibía, pensé que de esa no iba a salir vivo. Desde ese día el matón se empezó a portar como un perfecto y tranquilo caballero.

Pero la cosa no termina aquí. Pasaron muchos años, más de diez y yo estaba en la Municipalidad de Tacna, así es que me tomaba un taxi para allá día por medio. Una noche en el taxi de vuelta a Arica, los veo a los dos muy abrazaditos "nos sentamos atrás porque vengo con mi señora que está embarazada" bromeó el mariconcito, y así se fueron todo el viaje entre bromas y arrumacos, hasta que llegamos a la ciudad de la eterna primavera. Me hizo mucha gracia y me alegré por ellos, una verdadera historia de amor, aunque un poco rara.

Amigos homosexuales
He tenido unos pocos, por norma general los evito pero a veces me voy dando cuenta que a mi amigo xx le gusta gastarse parejo o derechamente tiene la preferencia cambiada, nunca he tenido dramas ni problema con eso, salvo que es un tema que nunca lo he conversado y trato de evitarlo, porque la verdad es que me parece desagradable que un hombre se comporte como mujer.

En base a lo que he conocido, yo estoy convencidísimo que la homosexualidad no es una "condición" biológica. Bueno podría ser en algunos casos de hermafroditismo, pero la mayoría de los homosexuales que he conocido so tipos comunes y corrientes, muy liberales en asuntos del sexo, que se ponen "curiosos", quisieron probar y les quedó gustando, tan simple como eso. 

Un gran amigo que nunca me dijo que era homosexual ni nada parecido, pero yo pensaba que si, una vez tocó el tema hablando de los amigos que el conocía que si lo eran, y me decía que lo más horrible es cuando envejecen, porque casi todas las formas de relación que establecen con otras personas son físicas, sexuales, entonces cuando se ponen viejos y feos se quedan solos, o tienen que empezar a pagar por compañía, si es que pueden. Es algo en lo que nunca había pensado, tal vez por eso aprecian tanto la amistad.

Y los resentidos sociales
Resulta que la homosexualidad -digan lo que digan- siempre produce marginación social. Puede tener muchísima plata, pero sigue siendo marginal y mirado como anormal, invertido, sucio, etc. por gran parte de las personas normales. Ahora para los que son pobres, eso se multiplica por cien. Entonces tenemos una nueva sub especie que es el homosexual y resentido social 

Un paradigma del homosexual resentido fue Lemebel, pero hay muchos más como Jimenez, Simonetti, Castell, Vega, tal vez Neme (aunque tal vez solo tenga ideas de izquierda) y tantos otros que llenan nuestra triste "farándula". Siento aversión por los resentidos sociales, pero por los resentidos homosexuales siento el más genuino desprecio. Por hipócritas, manipuladores y no me refiero a sus preferencias sexuales que no son mi asunto, sino a su actitud constante de matonería y victimización.

El "orgullo gay" ¿Qué clase de persona puede sentirse orgullosa porque le gusta tener sexo con los de su mismo género? No digo que debieran avergonzarse -para nada- pero que salgan diciendo que es un orgullo me parece patético.

Yo creo que los resentidos son minoría, aunque muy ruidosa. La mayoría vive su sexualidad tranquilos, sin actitudes matonescas ni la manía infantil de culpar "al sistema" de todos sus problemas y defectos. Para mi hay muchos homosexuales respetables partiendo por Truman Capote, Oscar Wilde, Alan Touring y tantos más que -cualquier cosa que les gustara hacer en la cama- no les quita un pelo de haber sido genios y grandes personas. También me caen excelente los que llevan sus preferencias con cierta desvergüenza y alegría, pienso por ejemplo en Juan Yarur que es un modelo del colipato respetable, como él ha habido muchos más.

Pero con los resentidos, activistas, militantes ni a misa. Son lo peor.

Matrimonio "igualitario"
Todo esto se me ocurrió a propósito de la ley del "matrimonio igualitario" y la "adopción homoparental". El punto es que estas dos iniciativas tienen por objeto socavar (ya que nunca podrán destruir) a la familia tradicional bien constituida, que es la mayor riqueza que tenemos desde el inicio de la civilización. Podrán conseguir una victoria a lo Pirro pero a la larga están fritos. Serán más despreciados y aborrecidos que antes, porque eso no lo cambia ninguna ley.

P.D. por último un abrazo fraterno a mis amigos que son homosexuales pero decentes "maricones con bototos" como dijo el genial Julio Prieto, mis respetos para ellos. Ojo, un abrazo nomas, ¡nada de besuqueos!