Count your blessings

Hoy en la tarde acompañé a mi buen amigo Tom McDonnell a la Clínica San José a buscar los resultados des su examen con una cápsula-cámara de 1.300 dólares, que se tragó un día y la botó por el WC tres días después. Yo le decía que puede postular al Libro Guiness de Records como la persona que se ha pegado la cagada más cara de todo Chile, bueno, supongo que otros lo deben haber hecho antes. Un examen muy interesante porque anduvo un día completo con una especie de cinturón y pequeña mochila con baterías, pero no tuvo más incomodidades que pasar un día de ayuno total y tres días previos de semi ayuno.

Un aparato de porte de un celular grande colocado en el cinturón fue grabando los cientos de fotos que enviaba la cápsula que viajó por el esofago, estómago, intestinos, colon hasta salir finalmente por donde ya saben, ese lugar donde no alumbra el sol. Las fotos fueron recibidas por un gastroenterólogo del Hospital Clínico de la Universidad Católica de Santiago, quien las analizó y mandó un informe de dos páginas con diez fotos donde aparecían algunos problemas detectados.

En resumen, no tiene nada en particular, parece que está más sano que yo y si tiene un tumor, hasta el momento ha sido un cáncer maestro del escondite. Claro que tiene algunos pólipos y pequeños divertículos, pero el doctor dice que en realidad todos tenemos eso en los intestinos, que en un par de años más puede volver para hacerle otro examen a ver si han crecido, por ahora no son nada serio. 

Me decía que tal si pedía una segunda opinión porque sigue con sus malestares "para ser un tipo tan sano tengo una salud bien mala" bromea. Yo le dije que ni muerto, no haga ni tal, es muy de Americano eso de ir de médico en médico hasta que encuentran uno que les diagnostica cáncer, en Chile también tenemos esos hipocondriacos y me encontró toda la razón. Así es que el médico lo mandó donde una nutricionista.

Yo creo que por ahí debe andar el problema. Tom se prepara el mismo sus comidas y es extremadamente desordenado en eso. Come cantidades industriales de grasa, tocino y mantequilla, a veces le da flojera pasa el día con unas tazas de café y unos cuantos muffin. Lo que nunca le falta es el vodka, bourbon, vino o cerveza, es la base de su dieta y sin embargo tiene el hígado de un bebe.

La enfermera se reía mucho en la entrevista previa "¿fuma?" "no, solo fumé entre los 13 y los 60" "¿bebe alcohol?" "todos los días, vodka, vino, cerveza o bourbon" "¡lo felicito! siga pasándolo bien nomas". 

Recuerdo que hace unos tres o cuatro años atrás, tenía un síndrome de obstrucción respiratoria gravísimo, estuvo por morirse ahogado un par de veces y la dueña donde arrendaba antes lo echó por miedo a que se muriera en su casa. Fue providencial, porque desde que se fue de esa casa no tuvo nunca más problemas respiratorios, parece que era una reacción alérgica muy violenta a las plantas que habían o algo así. Hoy fuimos y volvimos de la clínica a pie, con paso vivo y respiraba perfectamente mientras yo iba boqueando. Hay tipos con suerte y este.

En fin, en cuestiones de salud mi política es esperar siempre lo mejor y no preocuparme por nada, yo he tenido síntomas de diabetes, cardiacos, renales, presión alta y jamás me preocupé. Iba al doctor Google y veía que mis síntomas podían corresponder a todas esas enfermedades, pero al final siempre mencionaban que a veces se pasan solos y ese fue el diagnóstico que yo he seguido siempre. Con el Covid-19 pienso exactamente lo mismo, no me preocupa en lo más mínimo infectarme.

Eso no me hace inmune a las enfermedades ni mucho menos, pero pienso que el miedo y la preocupación son las peores enfermedades que existen, por eso soy despreocupado en asuntos de salud. Obvio que el día menos pensado me voy a enfermar y como no me cuido de los contagios ni nada también puedo infectarme de Covid o lo que sea, pero cuando eso llegue me preocuparé, no antes. Además es el destino que nos espera a todos, no se de nadie que haya encontrado la inmortalidad. Somos fungibles por naturaleza y nos consumimos con el uso.

Mi amigo McDonnell piensa igual así es que para celebrar que no le encontraron el cáncer nos fuimos a tomar unas Corona que tenía helando en el refrigerador, yo llegué bien contento y maharishi a la casa y me dormí una larguísima siesta, cuando desperté era medianoche y ahora estoy en mi cuchitril más despierto que nunca escribiendo la entrada que se me había olvidado.

Un último detalle, que también conversamos con McDonnell -cuando ya estábamos medio pasados de copas- y quiero compartir con ustedes. Una vez más pudimos comprobar que diferente es el efecto de las buenas noticias comparadas con las malas. Comentábamos que si le hubieran encontrado un cáncer doloroso e inoperable seguramente pasaría los pocos años que le quedan -tiene 78- abatido y asustado pensando en lo que le esperaba. Sin embargo cuando recibió la buena noticia que no le habían encontrado nada, apenas reaccionó, solo comentó al doctor "ah, que bien". Por eso le dije que teníamos que celebrar de alguna manera, lo que hicimos vaciando el refrigerador de cervezas. Hay que acostumbrarse a contar nuestras blessings.