En mi vida he sido bien inconsecuente, como todos me imagino. La consecuencia es algo que algunos miran como un gran valor pero a mi modo de ver, eso de seguir durante toda la vida por un mismo camino, sin cambiar de opinión, me parece una tontera: creo que cambiar de opinión es propio del ser pensante y es buena cosa pasar todo el tiempo cuestionando nuestros propios valores y convicciones.
Recuerdo que durante muchos años fui sagradamente todos los fines de semana -y a veces en la semana- a la Isla del Alacrán por la noche, donde nos juntábamos cientos de ariqueños a desordenarnos un poco, conversando al calor de unas cervezas o un "combinado" de los que preparaban en la botillería Cali, con una botella de Coca Cola de litro y otra de Pisco Control, Capel o lo que hubiera a mano. Esa fue la bebida oficial de la ciudad durante los años ochenta y tengo los mejores recuerdos de las innumerables noches pasadas con amigos matando neuronas con etanol y otras cosas por el estilo.
Resulta que hacia el año 2000 más o menos -hace apenas 21 años- a un grupo de miserables, que tengo el disgusto de conocer, se les ocurrió que eso de juntarse en la Isla era una mala cosa y había que terminarlo. Empezaron acosando con carabineros, creo que fue cuando el coronel Espartaco Salas estaba de jefe de servicios, estacionaban un bus en la única entrada y se ponían a hacer el alcohotest, del que nadie salía inmune. Horas antes los propios carabineros, que solían juntarse en la Isla cuando estaban de franco, pasaban avisando a la gente que venía el bus y que ellos no podían hacer nada porque "eran órdenes de arriba".
Pocos años después, un alcalde cuyo nombre decora la galería de la infamia, decidió clausurar el acceso a la Isla con el pretexto de "remodelarla", han pasado más de diez años y el lugar sigue cerrado, y ni hablar de juntarse con los amigos a tomar y conversar un rato en estos tiempos de histeria sanitaria.
Pero la naturaleza humana persevera, cerraron la Isla y no por eso la gente dejó de juntarse, tampoco empezaron a ir a las discotecas, como ambicionaban algunos dueños de local, simplemente buscaron otros lugares oscuros y apartados donde juntarse sin que nadie los molestara. Primero fue la Playa Las Machas, pero la costanera, convertida en una pista de carreras, empezó a cobrar vidas en una serie de horribles accidentes, donde murieron -merecidamente- muchos conductores borrachos como cuba e inmerecidamente transeúntes o conductores inocentes que fueron embestidos. Como el lugar estaba muy apartado, también comenzaron a aparecer asaltos y el lugar se puso muy peligroso.
Desde entonces, con la Isla Clausurada, la gente ha ido buscando espacios donde juntarse a conversar y tomar un trago en el auto. La mayoría son tranquilos y solo quieren pasar un buen rato, otros se desordenan y hacen la vida difícil a los vecinos con su bulla, o atraen delincuentes con la venta de drogas. Es lo que estaba pasando en la parte trasera de mi casa, un lugar ideal donde juntarse, porque es apartado, oscuro pero seguro por estar en el centro de la ciudad.
Claro que a mi -que fui un desordenado de primera en mi dorada juventud- no me hacía maldita gracia los tipos gritando como monos a un par de metros del dormitorio de mi querida suegra. Así fue como después de instalar el techo quedé con una gran terraza justo al frente del terreno donde se juntan los malditos borrachos y se me ocurrió una idea para espantarlos.
Primero instalé una ostentosa cámara sobre la terraza, que filma cada uno de sus movimientos. Y como si fuera poco, me acordé que tenía hace años unos relés controlados por radio que no se me ocurría en qué usarlos, así que instalé una gran luz de 60 watts con cuatro focos led en forma de "X". Así, apenas aparece alguien escandaloso, sin levantarme de la cama enciendo el foco y empiezo a grabarlos en video. Pocos soportan la presión de estar iluminados y grabados continuamente.
Y así fue como este antiguo fiestero se convirtió, de la noche a la mañana, en un aguafiestas.
El Espartaco Tomas!
ResponderBorrarjaja Espartaco de triste memoria
ResponderBorrarAguafiestas, creo que ahora estás sentado al otro lado del mostrador. lo que si es evidente que ahora los jovenes de hoy están cada vez más "caraduras" y no tienen ningun pudor en carretear donde sea, pasandose por cierta parte la opinion de los demás.
ResponderBorrarCuando llegué a mi actual domicilio, era prácticamente cerrado, no habían muchos accesos y los únicos eran controlados por colindar con una zona de construcción de condominios. terminados estos, "entregaron las calles" al municipio para regularizar el plano y por ende, estos accesos controlados simplemente desaparecieron. Ahora se drogan y toman hasta tarde, vienen de otros lados a joder y ensuciar la plaza, hasta abandonan autos encargados por robo y trafican droga gracias a una residente de uno de los condominios. Ni seguridad ciudadana ni carabineros se molestan en presentarse, mas aún en pandemia. dan ganas de espantarlos a escopetazos pero despues uno termina siendo "el malo".
En Santiaguito lo jesuitas pusieron de moda alimentar e instalar en carpas "gente en situacion de calle" como los llama la siutiqueria, muchos son bendiciones de la Bachelet; las hay la Alamede a 100 mtrs de ambos lados de La Moneda, tambien las cercanias de hospitales y postas, asi si tienen frio pasan adentro. Pero ademas hay barrios tomados, por ej. en Av. Republica, unas 8 cuadras, conte 12 carpas, como es barrio universitario y estan todos cerrados se tomaron los accesos y los bancos de la av.; incluso en la terraza a la calle de un edificio se instalron dos carpas...Nadie se atreve a hacer nada, miedo al progrerio y el chivateo de curas.
ResponderBorrarOlvidemos luces o trafico de gente, rompen ampolletas y la gente les hace el quite.
Claro la solucion seria instalarlos en las numerosas propiedades de la Cia. de Jesus...disminuirin dramaticamente su apoyo
Hay que recordar que las damas de vida alegre, cuando consiguen un buen partido y se casan, cuelgan los botines, se vuelven devotas de la Iglesia y estrictamente puritanas. Uls
ResponderBorrarCerca de mi casa hubo un puesto de venta de droga y los clientes, de una sorprendente variedad de personas, se reunieron en una esquina afuera de mi casa para disfrutar la pasta base.
ResponderBorrarHice algo parecido con una baliza más foco LED potente. También iba a conectar una electro-valvula de lavadora para mandarles un chorro de agua desde arriba. Temiendo represalias, ventanas rotas etc, esta última no se instaló. Utilizaba un Sonoff con cuatro canales de relé.
José, así nomas es, además no hay que olvidar ese sabio dicho que tionen en gringolandia "NOT in my backyard"
ResponderBorrarA propósito recibí un mail de mi buen amigo y compañero ariqueño "nn" que dice así
"Yo iba a ese mirador con las minas,,Agusfiesta, hasta que pusieron una barricada". No diré su nombre para proteger a los inocentes
Wilson, que excelente idea, los jesuitas de antes al menos llevaban a los indios a vivir en sus tierras, ahora ni eso. Manganada de hipócritas malditos sean sus sucias almas.
Ulschmidt, exactamente, no hay puritana más grande que una puta retirada. Aunque conozco muy honrosas y queridas excepciones.
Juan jajaja, tirarles agua me parece un pelín extremo ¡ya me lo imagino! Al poco tiempo tendrías a Human Rights Watch encima, defendiendo a los flaites y traficas. Claro que a veces las ganas no faltan