Llegar y tomar

 

En Chile todavía no empiezan las "tomas" masivas de terreno, que en Perú llaman "avasallamientos" y es la manera como se han formado innumerables barrios. Tomarse un terreno desocupado es un fenómeno que aparece siempre que hay gobiernos débiles y crecen las personas con poco respeto por la ley. Es el primer paso para convertirse en un país sin ley ni orden, como Somalia y otros estados fallidos que abundan en África.

No es un tema nuevo en nuestro país. El año 1957, más de mil familias (unas cuatro o cinco mil personas) que vivían precariamente en el borde del Zanjón de la Aguada -que en esos años era el río-cloaca de Santiago- marcharon de manera organizada a ocupar los terrenos de la chacra "La Feria" que se encontraba en el sector de Lo Valledor. Ese fue el primer avasallamiento de tierras en Chile y también de América del Sur.

Las familias que se tomaron lo que después se conocería como "Población La Victoria" habían estado pidiendo por muchos años esos terrenos a la Corporación de la Vivienda (CORVI) pero no se los habían asignado porque no tenían luz, agua ni calles, la "toma" no fue una usurpación a la fuerza porque los pobladores estaban dispuestos  a pagar por los terrenos. En las tomas que vinieron después esa disposición desapareció y se convirtió simplemente en usurpaciones, robo, ocupación ilegal organizado por los grupos de ultra izquierda que no tenían cabida en la política normal.

Entonces empezó esa tradición curiosa de poner la bandera chilena en los avasallamientos, era muy extraño, porque se suponía que estando la bandera, los carabineros del "Grupo Móvil" como se llamaba la policía antidisturbios de la época, no actuarían porque no osarían faltarle el respeto a la bandera. Y así fue durante algunos años: donde había bandera chilena los carabineros no desalojaban, por más tirado de las mechas que parezca, así nació esa costumbre.

Si no recuerdo mal, fue en 1967 que ocurrió el gran terremoto de La Ligua, que fue el más violento que yo he pasado. Recuerdo cuando íbamos arrancando a la calle mientras grandes pedazos de techo caían y las murallas se iban derrumbando, gente arrancando por la calle sin zapatos, a medio vestir o sin ropa, viejas gritando histéricas que había llegado el fin del mundo. En fin, un desastre total.

Nosotros vivíamos en el barrio de Recoleta, calle Juarez que tenía una larga fila de casas de adobe, centenarias, de fachada contínua que corría por casi medio kilómetro, Se derrumbaron todas como fichas de dominó: quedaron hechas polvo y decenas de miles de Santiaguinos perdimos todo lo que teníamos en un par de minutos.

Al gobierno de Eduardo Frei Montalva entonces se le ocurrió hacer lo mismo que los pobladores de La Victoria, expropiar las chacras que circundaban Santiago y relocalizarnos allí sin luz ni agua, en terrenos que se nivelaron a la rápida con retroexcavadoras. Así nació la Población Santiago, situada en el barrio de Estación Central, entre la temible Población Nogales y el río Zanjón de la Aguada. Con una canilla de agua por cuadra y dos piezas precarias con techo de cartón alquitranado, eran las "media-aguas".

Todo bien desde el principio. Las condiciones de vida eran muy duras pero estábamos felices de haber sobrevivido al terremoto, además habían tenido el buen criterio de distribuir a la gente igual que como estaban en sus barrios de origen. Eso conservó los vecindarios y, frente a la adversidad, nos hizo más unidos que nunca. Para mi fueron años maravillosos.

Pero desde que llegamos empezaron las amenazas del lumpen que nos iba a tomar y arrebatar lo poco y nada que teníamos. Desde el primer día hubo intentos que fueron rechazados a palos y piedras, los vecinos de la Población Santiago -deben haber sido unas 500 familias más o menos- no nos dejamos avasallar y nunca se permitió una toma en nuestro barrio.

En un par de años la CORVI había urbanizado y construido casas, aunque algunos optaron por la auto construcción eso se decidió por sectores., por parte de los mismos vecinos. Todos pagaron los terrenos y las casas, poco pero pagaron. Y los que no pagamos -cuando nos tuvimos que ir al sur con mi mamá por ejemplo- perdimos la casa, como debe ser.

Eran otros tiempos, después las "tomas" se convirtieron simplemente en actos de violencia, consistentes en arrebatar por la fuerza a otros su propiedad y quedarse allí a todo evento. Esa miserable costumbre se fue extendiendo y llegó a su peor momento durante la Unidad Popular, cuando se perdió el respeto por la ley y en Chile empezó a imperar la ley de la selva.

Ahora, poco a poco, parece que empezamos a repetir el ciclo. Miren, esta era la Población Santiago en sus inicios