¿Cuadra o no cuadra el programa económico de Kast?

Hay un video muy interesante de Tomás Mosciatti llamado Kast programa de escolar, donde critica ácidamente su programa de gobierno, calificándolo de "escolar, simplón, que parece redactado por un policía" y cosas por el estilo. Aparte de la verborrea florida, que es el sello de Mosciatti, hay una crítica muy interesante que -al parecer- nadie se ha dedicado a analizar seriamente: Mosciatti afirma que "no cuadran las cifras" en el programa económico de Kast y eso es algo que vale la pena analizar.

Primero aclaremos que los programas económicos de todos los candidatos son presupuestos, basados en ciertos supuestos o presunciones de lo que va a ocurrir en el futuro. En ese sentido es absurdo, ignorante o tendencioso pedir que en un programa de gobierno "cuadren las cifras", porque no se trata de un mero ejercicio contable en base a datos conocidos, sino de suposiciones proyectadas del futuro.

Para ser más claros, lo que se estima son los ingresos fiscales y el crecimiento de la economía (PIB) en los próximos cuatro años. En base a eso se estiman las políticas y los gastos que tendrá que afrontar el gobierno, eso es en el fondo el programa económico. 

Claro que hay candidatos que ni siquiera hacen ese ejercicio, sino que se limitan a ofrecer satisfacción a multitud de necesidades y problemas, sin siquiera sacar la cuenta de donde van a sacar esa plata. Esa es la clásica oferta demagógica, que nuestra sabiduría popular grafica en el dicho "prometer, prometer, para después meter. Una vez metido ¡Se olvidó lo prometido!". Pero eso hacen normalmente los candidatos que creen no tener opción real de ganar. Los que si se creen con probabilidades, hacen -aunque sea mal- esa cuenta de cuanta plata necesitarán y de donde va a salir.

En esta elección hay tres candidatos que parecen tener probabilidades muy remotas y por lo mismo son demagogos clásicos: Artés, Enriquez Ominami y Parisi. Para ellos prometer es gratis porque casi con seguridad no van a salir, así es que no se verán obligados a cumplir con sus promesas. Si Mosciatti hubiese sido un periodista decente -algo que nunca ha sido- partiría por hablar de la inviabilidad y demagogia evidente de las promesas de esos tres candidatos, que no aguantan el más superficial de los exámenes.

Aparte de esa mesa del pellejo, hay otros dos candidatos que tienen posibilidades remotas de pasar a segunda vuelta pero necesitan tenerse fe. Entonces son un poco menos demagogos en sus propuestas. Es el caso de Sichel y Provoste, aunque de todas maneras resultan bien ligeros en la seriedad de sus programas, poniendo "la necesidades" por delante de "los recursos", como si fuese posible solucionar lo primero sin tener lo segundo. Eso es proporcional a sus posibilidades disminuidas de tener que cumplir lo que prometen. 

Si le creemos a las encuestas -no es mi caso pero la mayoría de los políticos y el populacho se manejan en base a eso- son dos candidatos los que tienen la mayor posibilidad de pasar a segunda vuelta: Kast y Boric y por lo mismo debiesen ser los que tienen los programas mejor estudiados. A mi me parece que ese es el caso así es que me concentraré en los programas de estos dos candidatos.

La pregunta del millón es de donde ellos estiman que vendrá la plata y la respuesta es simple y clara, aunque no todos se dan cuenta. Boric proyecta que subiendo los impuestos y agrandando el poder del estado, que actuaría mucho más como empresario que en la actualidad, tendrán la recaudación suficiente para costear todo lo que prometen.

Kast en cambio proyecta todo lo contrario, su estimación es que bajando los impuestos, achicando el tamaño del estado (y por lo tanto la carga sobre el presupuesto fiscal), se producirá un aumento de la inversión, especialmente extranjera, esto estimulará la economía, crecerá el PIB y el gobierno recaudará más recursos por efecto de esta mayor recaudación.

Es así de sencillo, si los despojamos de retórica y verborrea inútil, esos son los dos supuestos en que construyen los respectivos programas, todo el resto es poesía.

Además los candidatos no han inventado la pólvora ni mucho menos, estos dos enfoques económicos no tienen nada de nuevo, han sido probados a lo largo de todo el Siglo XX y lo que llevamos del XXI en todo el mundo. El primer enfoque es clásico de los gobiernos socialistas y socialdemócratas, desde la URSS o la República de Weimar hasta las socialdemocracias actuales. El segundo enfoque es típico de los gobiernos de derecha desde países tan pequeños como Singapur o el antiguo Hong-Kong, hasta Estados Unidos de principios del Siglo XX o de los años de Reagan.

En Chile también hemos visto estos dos enfoques a lo largo de nuestra historia, desde la Era Portaliana y los gobiernos Liberales del Siglo XIX, la serie de gobiernos socialdemócratas entre 1920 y 1973, el Gobierno Militar y la vuelta a la socialdemocracia a partir de los años noventa.

Si hablamos de resultados la evidencia histórica es absoluta y apabullante: no ha existido ningún gobierno socialista o socialdemócrata que haya sido capaz de generar prosperidad y riqueza de manera estable en el tiempo, todos, sin excepción, han terminado en deterioro, crisis y empobrecimiento.  

Por el lado de los gobiernos de derecha, la mayoría coinciden casi exactamente con los períodos que han sentado las bases de una prosperidad económica constante en el tiempo: nunca Chile fue tan poderoso económicamente como durante los gobiernos portalianos o el Gobierno Militar, los fríos números lo muestran claramente.

Y ojo, porque esto no es algo que haya ocurrido solo en Chile, sino en todo el mundo desde el Siglo XIX hasta hoy, o sea la derecha chilenisis tampoco inventó la rueda, simplemente adoptó la versión que funciona en todas partes.

Las explicaciones de por qué el socialismo nunca ha funcionado también están claras y han sido explicadas latamente. Es absurdo creer que el estado puede recaudar subiendo los impuestos hasta el infinito, existe la Curva de Laffer que economistas mediocres, desde Vuskovic a Jorrat jamás lograron entender, pese a lo obvia que resulta. Además que al hacer crecer el estado la corrupción y la ineficiencia crecen en proporción mucho mayor, estos son efecto que se han visto siempre y se verán en el futuro, porque la naturaleza humana no cambia. Por eso el socialismo -en cualquiera de sus formas- siempre termina en un fracaso.

Por otra parte el enfoque de derecha no tiene un éxito garantizado ni mucho menos, tiene sus peligros. Por ejemplo cuando es aplicado de manera incompleta por líderes débiles, incapaces de convencer a la gente que para mejorar mañana es requisito inevitable pagar hoy el precio de los ajustes necesarios. En esos casos el enfoque de derecha o de libre mercado también fracasa. Sin embargo pese a ser riesgoso es el único que tiene la posibilidad de funcionar si se aplica con decisión y coraje, eso es lo que ha mostrado la experiencia histórica en los años de Portales, el Gobierno Militar y en otros lugares del mundo como Singapur o Hong-Kong en su época.

En pocas palabras, esas son las tres alternativas que se juegan en la elección de este fin de semana: una poco probable de demagogia (en distintos grados) y las dos más probables de modelo socialista en cualquiera de sus sabores contra otro de libre mercado. Eso de hablar de programas que "no cuadran" es una estupidez construida por Mosciatti para el beneficio de su propia figura, entre los giles. Esa es una constante de su personalidad, siempre ha sido un tipo ambicioso y narcisista.

Mosciatti es una curiosidad de nuestro periodismo, cuando lo vi por primera vez disfrazado de Larry King -versión Fonasa- pensé que era una broma, pero no, todo vale en estos tiempos y hacer el ridículo parece que es la norma en lugar de la excepción, hace arengas para quedar bien con uno u otro lado, pero en el fondo él trabaja para si mismo, usando su verbo florido para ganar popularidad, con un aguzado sentido de oportunismo.

Yo lo he escuchado alabando a Bachelet y a Lagos para luego, cuando sus figuras se han debilitado atacarlos de manera artera, maliciosa y llena de veneno. Pero su ridiculez y narcisismo no es motivo para descartar todo lo que dice, a veces dice cosas interesantes y esta crítica que "el programa de Kast no cuadra" es una de esas que vale la pena comentar, porque a simple vista parece un argumento válido. 

Obviamente que no cuadra si se hacen los supuestos del socialismo de mantener y aún agrandar el presupuesto haciendo políticas que mantengan el crecimiento o incluso lo baje, pero hay que ser muy gil para no darse cuenta que, si bajo esos mismos supuestos el programa de Kast podría no cuadrar, con total seguridad no cuadra frente a unos supuestos socialistas o socialdemócratas.