Financiamiento de las campañas políticas

Ayer jueves fue el cierre de las campañas presidenciales y parlamentarias, en dos días más serán las elecciones, así -al menos por un tiempo porque seguramente tendremos segunda vuelta- les dejaré de dar la lata con cuestiones de política... o tal vez no, depende del resultado. Pido disculpas de antemano a mis amigos que no son chilenos por ser tan monotemático con entradas sobre política en desmedro de otros temas mucho más nobles como el alcoholismo y la pornografía, o las aburridas aventuras de mi día a día. Como consuelo solo piensen que leer estas tonteras es gratis. Si tuviesen que pagar tal vez me habrían metido preso por estafa hace rato.

Bueno, solo una breve nota sobre el cierre de campaña de mi candidato. A Kast parece que no le gusta dar discursos, esta es primera vez que le escucho uno y el lugar de los gritos y gesticulaciones de los grandes tribunos, las frases para el bronce y las cuñas para la prensa, esta vez dio un discurso muy en su estilo, como conversando y sin estridencias. Creo que le salió bueno, al menos a mi me gustó. El cierre de campaña y el discurso lo pueden ver aquí.

Estos eran los recursos que habían declarado los candidatos hasta el 15 de octubre. Solo dos candidatos habían pedido un préstamo bancario, Sichel y Boric, ambos con grandes montos. A Sichel esto le podría significar una debacle en sus finanzas personales, porque el Servicio Electoral paga mil y tantos pesos por voto -unos US$ 1.5- o sea necesitará 417.000 votos solo para cubrir el préstamo sin responder con sus bienes personales.

Desde que apareció la funesta ley de financiamiento de las campañas política se vienen sucediendo toda clase de perjuicios y escándalos. En la campaña presidencial de 2017, la candidata presidencial Carolina Goic se tenía fe y pidió un gran préstamo confiando que lo podría pagar con los votos obtenidos, sin embargo obtuvo escasa votación, quedando con una deuda bancaria a su nombre por unos 350 mil dólares.

Obvio que no pudo pagar y las cuotas se las está pagando el Partido Demócrata Cristiano. Ahora que votó el cuarto retiro contra la orden de partido, la empezaron a presionar con el pago de la deuda. Aunque no dio su brazo a torcer, eso no significa que a futuro los candidatos que pierdan elecciones también pierdan su independencia para votar según sus convicciones.

Sichel está corriendo similar peligro, aunque para él es peor porque no tiene partido que lo respalde y si el banco le ejecuta la deuda podría dejarlo en la calle. Otros que no estarán nada de contentos son los donantes, que podrían haber tirado a la basura decenas de millones apestando a un caballo cojo, que puede terminar entre los últimos. En fin, son cosas de nuestra peculiar política.

Yasna Provoste se financiaba principalmente con billetón puesto por el Partido Demócrata Cristiano, a ese partido parece que les gusta tirar plata a la basura. Boric se estaba financiando con un gran crédito bancario de más de 700 mil dólares. Mi candidato Kast ha financiado la campaña. casi con puros aportes. Una cosa notable es que aunque el monto no es mucho, ha tenido una cantidad enorme de pequeños aportantes. Tanto así que hasta un tacaño extremo como yo aporté una luca - US$ 1.20- a la campaña, con dolor de mi bolsillo, igual que yo, decenas de miles lo hicieron.

Antes las campañas se financiaban íntegramente por los simpatizantes y partidos, pero aparecienron los comunistas y otros pajarracos de esos, reclamando porque la derecha -supuestamente- recibía más plata de las grandes empresas, lo que les daría ventaja. A partir de este dudoso supuesto, se creó la ley de financiamiento de campañas que ha sido fruto de innumerables estafas y chanchullos. Y como la plata que se roban es fiscal, a nadie le duele ni nadie reclama demasiado.

Están felices con esa ley porque, pese a que se exige presentar documentos que acrediten los gastos de campaña, no cuesta nada embucharse la plata por cada voto, por lo que el estado reembolsa (alrededor de US$ 1.3.- 1.5) al candidato luego de la elección. Es decir, si un candidato obtiene un millón de votos, tiene derecho a que le reembolsen hasta algo más de un millón de dólares con fondos fiscales, basta con que presenten facturas  que "justifiquen el gasto".

Así, ser candidato se ha convertido en la mejor forma de obtener plata dulce del fisco, y no es raro que muchos candidatos se consiguen facturas por grandes montos que justifican servicios ficticios. Así se embuchan la plata.

 En su última campaña, Bachelet supuestamente pagó 240 millones de pesos -unos 290 mil dólares- por servicios como "asesorías comunicacionales", algunos grosera y evidentemente falsos como esta factura ¡con el número 2! de una desconocida "publicista". El Servicio Electoral pagó rápida y calladamente

Otros candidatos, igual de burdos aunque menos influyentes han sido cuestionados. Por ejemplo Franco Parisi en las presidenciales anteriores, trató de pasar facturas truchas por ternos Armani y calzoncillos Hugo Boss, lo que fue rechazado por el Servicio Electoral.

Hace pocos días, la actual candidata a senadora Karen Oliva fue cuestionada por millonarios honorarios pagados a gente tan cercana como sus compañeros de partido y el padre de su hija, esto le ha traído un gran descrédito que seguramente sepultará su actual candidatura, pero igual los sinverguenzas se van a embuchar las lucas.

Es una práctica común y generalizada, creada por una mala ley hecha a propósito por los políticos profesionales para defraudar al fisco y malversando a favor de ellos mismos. Casi todos los candidatos lo hacen, los más moralizadores -como de costumbre- han resultado ser los más deshonestos y ladrones.

Nosotros mismos lo hemos permitido, votando por estos delincuentes de cuello y corbata. Algunos ni siquiera se ponen corbata y roban disfrazados de payasos. Es la máxima burla al electorado, que se ha venido comportando como una masa de estúpidos al momento de votar. Merecemos todo lo que nos está pasando.