¿Solo importa ganar?

Me gustó mucho esto que escribió mi amiga Ximena sobre los que les ha ido mal en los estudios, o en muchas otras cosas y que deprimidos, han llegado a pensar que su vida ha sido un fracaso. A mi me han escrito varias veces muchachos que han perdido la carrera, no han entrado en la universidad o han fracasado en otras cosas, yo siempre les cuento que la primera vez no pude entrar a la universidad porque no me alcanzó el puntaje y que terminé la carrera de pura suerte: otros más inteligentes y mucho más esforzados que yo no pudieron titularse. 

Luego los mando a leer mi Currículum de Fracasos porque creo que lo más importante es saber que, pese a que nos vaya mal, eso es parte del juego, hay que adquirir la capacidad de caer y levantarse, como los monos porfiados. Solo es fracasado el que baja los brazos y se siente poca cosa, ese es el único y verdadero fracaso.

Hay una mentalidad -torcida- que es muy popular en el mundo de los deportes, tanto entre los que compiten como en los hinchas y espectadores. Veía hace unos días en Youtube una entrevista a Javier Milei, que se la hicieron después de la última elección donde ganó un asiento en el congreso y salió tercera mayoría. Milei -que también fue jugador de fútbol- explicaba su situación en estos términos: "yo soy bilardista, no bielsista, para mi lo importante son los resultados y si no consigo el resultado que quería, entonces fracasé. Como no saqué la primera mayoría no puedo estar contento".  

Esa idea que el éxito o el fracaso dependen solo de los resultados, y que lo demás es todo poesía inútil, lo enseñan mucho los entrenadores como una forma de motivar al deportista, para que nunca esté satisfecho y siempre aspire a más. Y no solo los deportistas, los hinchas del fútbol son los mejores ejemplos de la mentalidad exitista. A Maradona lo endiosaron cuando metió un gol con la mano jugando contra Inglaterra. Había marcado el gol y si el árbitro no se dio cuenta, mala suerte, grande Maradona.

Acá en Chile -y en otros países debe ser lo mismo- hay un dicho para ridiculizar a los que pierden "jugamos como nunca y perdimos como siempre", esa sería, según muchos hinchas, una mentalidad perdedora que solo sirve para racionalizar y justificar las derrotas. El hincha salta de alegría y orgullo cuando su equipo gana y cae en depresión cuando pierden, no importa si jugaron bien o mal, solo importa el resultado.

Esta idea del exitismo se extiende a muchas otras cosas. Muchos padres por ejemplo, presionan a sus hijos para que tengan un extraordinario rendimiento académico, y si no lo consiguen se enfurecen por lo que ellos consideran flojera o falta de carácter.

Mucha gente se considera fracasada en la vida, o más frecuentemente consideran fracasados a los demás, cuando no han conseguido una cierta posición económica o social. Por el contrario, identifican el éxito por la cantidad de plata que otros tienen y jerarquizan a los demás de acuerdo a su capacidad económica.

Esa es una manera tonta de pensar, que solo lleva a la depresión y a vivir frustrado. Resulta que el "éxito" no solo depende de hacer bien o mal las cosas, sino que depende -en una gran medida- del azar. El muchacho con dislexia o que tuvo una jaqueca justo el día antes del examen final puede ser muy inteligente y capaz, pese a que sus resultados académicos no sean buenos. Y así en todos los demás casos.

Si el mundo fuese una maquinaria mecanicista de causas y efectos, sin intervención del azar, a los que hacen las cosas bien les debe ir mecánicamente bien y viceversa, pero existen las casualidades y no es un caso raro que un completo idiota se haga millonario, al contrario, es algo que vemos por todas partes y a cada rato.

En fin, algo que yo le admiro a Bielsa y desprecio de Bilardo es que el primero sabe que cuando tenemos éxito no es porque seamos los mejores ni que cuando fracasamos es porque somos poca cosa, lo importante es hacer lo que se debe lo mejor que podamos y olvidarnos de los resultados, el camino y como lo hacemos es mucho más importante que llegar o no a la meta.

Estoy tratando de escribir entradas más cortas, pero cuando empiezo me cuesta parar, en fin, esto lo dejaré hasta acá nomás pese a que se podría conversar mucho más sobre el asunto. En fin, mañana será otro día.